“Luis”: Más vale irse de Nicaragua que ir a la cárcel

La Policía Nacional mantiene vigiladas las viviendas de los opositores al orteguismo. Foto: Confidencial

Más de 50 nicaragüenses acusados por delitos políticos viven bajo la incertidumbre de perder su libertad condicional en cualquier momento

Por Confidencial

HAVANA TIMES – “Luis” salió de su casa días antes que la Policía llegara para trasladarlo a Managua y que jueces orteguistas- en su ausencia- lo acusaran de “menoscabo a la integridad nacional” y “propagación de noticias falsas”. Su plan inicial era resguardarse en algún punto de Nicaragua, pero al enterarse del proceso judicial en su contra, se exilió en Costa Rica. 

“El primer día que salí fue incierto. No sabía a dónde ir”, relata bajo el pseudónimo de “Luis” por seguridad. Un amigo le ayudó a movilizarse dentro de Nicaragua. Había decidido moverse hacia Honduras, pero en el trayecto consideró que viajar a Costa Rica era una mejor opción. Así lo hizo. Se resguardó durante una semana en una zona del pacífico de Nicaragua, planeando su trayecto por un cruce irregular para evadir cualquier riesgo de cárcel.

Fue una semana de total incertidumbre, principalmente, después de conocer la acusación judicial. Según el numeral 13 del artículo 95 del Código Procesal Penal (CPP), un acusado tiene derecho a “no ser juzgado en ausencia, excepto cuando se fugue una vez iniciado el juicio”, que no fue el caso de “Luis”. Sin embargo, la maquinaria de jueces orteguistas en clara violación a la ley, procedieron a acusarlo en un audiencia exprés, a la que también fueron sometidos más de 50 ciudadanos capturados el pasado el 3 de mayo, y dejados en libertad condicional.

“Luis” considera lógico que al no asistir a la audiencia, hubiese una orden de captura en su contra. Asegura que en su caso no lo hubieran dejado en casa por cárcel, como al resto, que están obligados a firmar en las delegaciones policiales diariamente. La razón de su certeza es que ya había sido amenazado anteriormente en dos capturas exprés, ocurridas en 2022.

En el último secuestro, que duró unas seis horas, le advirtieron que sí no dejaba su activismo, lo trasladarían a la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), El Chipote, cárcel señalada por defensores de derechos humanos de infligir torturas a reos de conciencia.

En los últimos dos meses, el régimen de Daniel Ortega ha ejecutado varias redadas. La primera ocurrió en el contexto del quinto aniversario de la Rebelión Cívica de 2018 y finalizó con una treintena de ciudadanos en prisión, aislados y sin cero acceso a sus expedientes judiciales.

El otro gran grupo, de más de 50, fueron capturados en dos fines de semana, y enfrentan su proceso judicial en libertad condicional. En ambos casos, defensores de derechos humanos y analistas, han señalado que Ortega busca sembrar el terror en Nicaragua y acabar con cualquier tipo de resistencia cívica, forzando a los últimos al exilio. Así como pasó con “Luis”. 

El exilio siempre es doloroso

“Luis” no quería exiliarse porque ya lo había vivido en la década de los ochenta. Era un niño en esa época. “Siempre dije que iba a resistir en Nicaragua”, expresa. Sin embargo, con la profundización de la vigilancia política en torno a su casa, a su familia, y su acusación sabía que tenía que salir o prepararse para el encierro. 

Su familia le dijo: “nosotros preferimos tenerte largo, fuera del país, pero a salvo, en libertad, a que te tenga preso, sobre todo porque no has cometido ningún delito. Pensar diferente no es ningún delito”. De tal forma, que todos sabían que cuando llegara el momento “Luis” se iría. El exilio es “súper duro, separarse de tu familia y de las comodidades que tenés en tu casa”, relata.

En su salida hacia Costa Rica, “Luis” se topó con miembros del Ejército, que en ocasiones anteriores han capturado a opositores. Él sintió que el trayecto para llegar hacia ellos fue “una eternidad”, pero depositó su confianza en Dios y salió bien librado. Los soldados revisaron sus documentos y lo dejaron cruzar. 

Ya afuera de Nicaragua experimentó lo que mucho de los más de 500 000 nicaragüenses que se han exiliado desde 2018 a la fecha, han relatado: alivio, pero a la vez, tristeza.

“Por un lado sentís alivio porque estás en un lado donde podés dormir tranquilo. No me siento vigilado, no me siento perseguido”, pero, hay sentimiento encontrados, “porque vos dejás tu vida, dejás tu gente, dejás tu casa atrás, y no sabés cuándo vas a regresar, si a todos los que dejaste los vas a volver a encontrar”, expresó.

En Costa Rica vive con una familia solidaria y da seguimiento a la crisis sociopolítica en Nicaragua. Asegura que es necesaria la unidad de la oposición para que todos los que como él se vieron obligados a salir de su país, puedan regresar lo más pronto posible. 

Desde la perspectiva del activista “Luis” la estrategia del régimen representa una prueba, para evaluar qué tanto más pueden “mantener al pueblo sometido y callado”, ya que ellos saben que dentro del país “hay gente resistiendo”. Pero a la vez, también mandan un mensaje a sus mismas bases, que quien considere cuestionar sus decisiones podría enfrentarse a la cárcel, como ya se ha visto con otros operadores del Frente Sandinista.

Lea más desde Nicaragua aquí en Havana Times