Los ‘bitcoiners’ cubanos se reúnen en La Habana

pese al acoso de la Seguridad del Estado

Joe Hall (debajo, a la derecha), especialista en criptodivisas y periodista del medio Cointelegraph, es uno de los pocos rostros sin tapar en la foto en el bar PaZillo. (Twitter/Joe Nakamoto)

El especialista en dinero digital Joe Hall, que asistió al encuentro, conversa con ’14ymedio’.

Por 14ymedio

HAVANA TIMES – Nombres en clave y emoticonos en lugar de rostros. La foto de la primera reunión de bitcoiners cubanos, celebrada el pasado 28 de mayo en el bar PaZillo de La Habana, se ha hecho viral en el mundo de las criptomonedas. Sobrevivir en un ambiente económico precario como el de la Isla, esquivar la vigilancia del régimen y apostar por el futuro del dinero digital ha convertido a los cubanos en una especie de héroes ante sus colegas internacionales.

Joe Hall, especialista en criptodivisas y periodista del medio británico  Cointelegraph, es uno de los pocos rostros sin tapar en la foto en el bar PaZillo. Viajó a Cuba para participar en la reunión de la “comunidad” y ahora, desde Madrid, conversa con 14ymedio sobre el entusiasmo de los jóvenes cubanos por las monedas digitales.

“Lo que más me conmovió fue constatar que incluso bajo un régimen tan hostil como el cubano, donde parece no haber futuro, de pronto hay una esperanza económica –el bitcoin– que no se deja aplastar por el Gobierno”, asegura Hall, que figura en Twitter como Joe Nakamoto: un homenaje al anónimo creador del bitcoin, Satoshi Nakamoto.

El viaje a la Isla, cuenta, fue casi una expedición de descubrimiento, para conocer el ambiente del dinero digital y cómo lo estaban afrontando los cubanos. “Fui a Cuba a investigar”, dice, resumiendo un viaje que lo llevó a varios poblados de la periferia habanera y a la propia capital, donde los bitcoiners desarrollan sus negocios.

El viaje a la Isla, cuenta, fue casi una expedición de descubrimiento, para conocer el ambiente del dinero digital y cómo lo estaban afrontando los cubanos

Se habló mucho en el bar PaZillo, explica Hall. “Me decidí a ir tras escuchar la opinión de Alex Gladstein en 2021 sobre la introducción de las criptomonedas en Cuba. Él escribió un reporte sobre la ‘revolución’ del bitcoin en la Isla. Yo quería ir y verlo con mis propios ojos”.

Cámara en mano y con la intención de realizar un futuro documental, Hall se introdujo de lleno en el mundo habanero de las criptodivisas y –con la ayuda de tres organizadores que prepararon el encuentro, después de una larga organización con 360 miembros de un grupo de bitcoin en Telegram– más de 60 cubanos pudieron dialogar con él sobre dinero digital.

Eran personas de todas las edades y ocupaciones, hombres y mujeres, dueños de negocios y aficionados, o simplemente cubanos –”muy inteligentes e instruidos”, asegura Hall– a los que les interesa hacer sus negocios en bitcoin.

“El objetivo era educar a la comunidad sobre cómo usar mejor el bitcoin, cómo aceptarlo y comerciar con él, o pagar en establecimientos y bares como PaZillo, que están abiertos a este tipo de monedas”, afirma Hall, que admite que, excepción de La Habana y Matanzas, a las demás provincias cubanas les queda un largo camino por recorrer en el tema.

Para impulsar el uso del bitcoin, los organizadores vendieron pulóveres con el logotipo de bitcoin a 1.000 satoshis cada uno, el equivalente a un dólar, “con vistas a que todos pudieran comprarlos”, expone.

“Durante todo el encuentro, intenté comprender cómo los cubanos utilizan el bitcoin”, zanja Hall, quien también reflexionó sobre las limitaciones y dificultades de utilizar dinero digital en el entorno cubano.

En un artículo publicado el pasado 31 de mayo, expuso sus conclusiones: “La incursión de Cuba en el bitcoin supone una ruptura con el modelo económico centralizado que ha configurado la economía cubana durante décadas. A pesar del acceso limitado a internet, las restricciones financieras y un Gobierno socialista, el encuentro puso de relieve que los cubanos están recurriendo cada vez más a las criptomonedas como un medio de libertad financiera y una ‘salida’ de la economía local”.

Es inquietante, no obstante, la atención que el Gobierno ha puesto en ese mundo y la preocupación con la que siguieron el anuncio de la reunión en La Habana

Es inquietante, no obstante, la atención que el Gobierno ha puesto en ese mundo y la preocupación con la que siguieron el anuncio de la reunión en La Habana. “Uno de los espías de la Seguridad del Estado comenzó a seguirme en un mercado y tuve que jugar el rol de ‘gringo tonto’. Sin embargo, nunca me interpeló”, dice.

A pesar de la precariedad económica del país, Hall percibe un atisbo de esperanza en la relación de los jóvenes cubanos con alternativas como el bitcoin. Había conocido Cuba en 2019 y, a pesar de que pocos meses antes había comenzado la conexión desde los móviles, lo más efectivo era buscar un wifi en la plaza central de los pueblos y ciudades.

El cambio lo ha hecho internet, a pesar de las dificultades de conexión. “Los cubanos son muy inteligentes. Aprendieron a utilizar los VPN y han encontrado muchas formas de esquivar la vigilancia del Gobierno. Es cierto que el país se ha deteriorado, pero internet está en todas partes y el bitcoin, por naturaleza, es el dinero de internet. Eso me ha vuelto optimista, a pesar de que la primera reacción del régimen ante cualquier eventualidad sea cortar la conexión”, razona.

Otro beneficio de utilizar criptomonedas frente una economía como la cubana es que, como el país no puede garantizar estabilidad, el bitcoin se vuelve una buena opción para ahorrar: “En Cuba no se puede ahorrar realmente en dólares o euros, mucho menos en pesos. Pero en ese contexto, también surgen preguntas: “¿Hasta qué punto el Gobierno se quedará de brazos cruzados?”.

Para la gente, por otra parte, puede ser una salida económica viable ante la situación “horrenda” que se está viviendo. En cuanto al régimen, “no puede tocar al bitcoin”, resume Hall, y en eso se cifra la seguridad de esta moneda: “Es inconfiscable”.

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