Lo que no hubiera ocurrido en Cuba

Yusimí Rodríguez

Foto: Caridad

HAVANA TIMES, 23 junio — Si ayer no hubiera visto, por el canal 27 de la televisión cubana, el filme norteamericano “John Q,” protagonizado por Denzel Washington, tal vez hoy estaría escribiendo algo muy diferente sobre nuestro sistema de salud.

La historia de la película es que el hijo de John, de nueve o diez años, sufre una insuficiencia cardiaca mientras juega Baseball y se le detecta una deficiencia del corazón que solo puede solucionarse mediante el transplante, o al niño le quedan meses, semanas o tal vez días de vida.

La buena noticia es que su tipo de sangre es B positivo, lo que le haría subir rápidamente en la lista de pacientes a la espera de una donación.  La mala es que solo para que sea incluido en la lista, sus padres deben pagar 75,000 dólares, sin contar la cuenta por los cuidados que está recibiendo el niño en el hospital mientras tanto.  La operación, si tiene la suerte de que aparezca el órgano a tiempo, cuesta como mínimo 250,000 dólares.

Los dos padres del niño trabajan, y John (Denzel Washington) está convencido de que el seguro que ha pagado durante años cubrirá la operación que necesita su hijo.  Pronto la administración del hospital lo saca de su error.

Venden todo lo que es vendible, los amigos tratan de contribuir con lo que pueden, pero es poco.  Para colmos al niño van a darle de alta del hospital, no porque haya mejorado un ápice, si no porque no han pagado los servicios médicos que está recibiendo.  Y entonces llega la solución desesperada: John decide secuestrar al cirujano, cerrar un piso del hospital y tomar rehenes para que su hijo sea incluido en la famosa lista.

A partir de ahí, es más o menos lo que he visto en este tipo de tramas, dónde alguien toma rehenes para exigir algo, los rehenes pasan del miedo a la solidaridad con el secuestrador, y la historia conmueve a las personas.

Y como siempre, el ingrediente del público que permanece afuera del hospital tratando de no perderse un detalle de “la causa del momento,” como describe la situación uno de los personajes de la película; no pueden faltar los intereses políticos, la preocupación por la opinión pública de cara a las elecciones y los periodistas tratando de sacarle el máximo de jugo a la historia.

En realidad no importa como termina la historia. Hay algo que está claro después de la primera media hora de película: esto es una crítica abierta y directa al sistema de salud de los Estados Unidos de América, el país más poderoso del mundo, dónde 40 millones de personas viven sin seguro médico.

Si el objetivo de proyectar este film en la televisión cubana era hacer reflexionar a los cubanos, sobre todo a aquellos que se atreven a hacer críticas al sistema político del país y a su gobierno, acerca de los logros de la Revolución en el campo de la salud pública que está al alcance de todo nuestro pueblo, lo lograron.  La primera frase que me cruzó por la mente, incluso antes de la primera media hora de película fue: Eso no hubiera ocurrido aquí.

Sus padres tendrían un montón de motivos para estar preocupados, pero no tendrían que salir a venderlo todo para que su hijo fuera incluido en una lista. Foto: Caridad

No quiero decir que no habría riesgo de que el niño perdiera la vida en la mesa de operaciones, ese tipo de operación siempre es riesgosa; o que habría un camión de corazones compatibles esperando por él.  Sus padres tendrían un montón de motivos para estar preocupados, pero no tendrían que salir a venderlo todo para que su hijo fuera incluido en una lista, ni tendrían que pensar en los gastos del ingreso y menos aún en los de la operación.

Aquí están garantizados los cuidados médicos de todas las personas que trabajan, de las que ya no lo hacen y de los que no lo han hecho nunca.

¿Quiere eso decir que nuestro sistema de salud es perfecto?

No. Muchas veces usted llega a su consultorio médico y no hay quien le atienda, o no hay material para tomar placas, o no hay en la farmacia el medicamento que usted necesita.  Se ha convertido en práctica común que las personas le hagan al doctor algún regalo para garantizar ser bien atendidos, o no hacer la cola cuando vayan a  la consulta.  La gente está convencida de que no pueden llegar con las manos vacías, porque los médicos también tienen que vivir.

Todo el mundo sabe que los sueldos de los médicos no alcanzan, y que en su mayoría tienen que correr detrás de las guaguas igual que cualquiera de nosotros; que muchas veces no tienen los recursos para trabajar, que en ocasiones salen de la guardia directo para la consulta y terminan muertos; que muchos quieren cumplir misión afuera para construir su casa o traer una computadora, o pacotilla para vender, algo; que muchos tienen un trabajito aparte de su profesión para buscarse la vida.

Y que muchos han abandonado la profesión para buscarse la vida.  No podemos criticarlos. Solo podemos darles las gracias a aquellos que permanecen en el sector de la medicina y realizan su trabajo con la mayor dedicación, sin otro interés que el de salvar vidas, y sufren cuando no lo logran.  A pesar de todo esto, que hubiera sido el centro de mi comentario en otro momento, no puedo evitar seguir pensando en la situación de los personajes de la película y repetirme: Eso no hubiera ocurrido aquí.

Alguien podría argumentar que nuestra salud no es realmente gratuita, pues el dinero que emplea el Estado en salud y educación es el que deja de pagar por nuestro trabajo, y de ahí que los salarios sean tan bajos.

Aquí están garantizados los cuidados médicos de todas las personas que trabajan, de las que ya no lo hacen y de los que no lo han hecho nunca. Foto: Caridad

Es posible, pero como dije antes, ese derecho aquí está garantizado incluso para aquellos que no han trabajado nunca.  Sí, es complicado; nada es en blanco y negro.  Puede que existan personas mucho mejor informadas y les sea posible ofrecer datos sobre sucesos que han sido ocultados para no afectar las estadísticas de la salud pública en nuestro país, o de medicamentos que aquí están en falta, pero se exportan a otros países.

Yo no puedo afirmar nada de eso.  En este caso solo puedo guiarme por lo que dice nuestra prensa nacional oficial, pero también por mi propia experiencia como persona asmática desde chiquita,  por la de amigos y familiares con padecimientos incluso más graves y por la de cualquiera que en algún momento haya necesitado atención médica.  La mayoría de los países en el mundo podían haber servido de escenario a la película John Q. En muchos, las personas mueren de enfermedades simples por falta de diagnóstico.  Ese no es el caso de Cuba.

¿Estoy queriendo decir que el hecho de contar con salud y educación gratuitas es argumento suficiente para dejar de criticar lo que consideramos criticable, para dejar de exigir cambios, para dejar de reclamar cualquier derecho que nos sea negado?

No.  La atención médica es un derecho que deben tener garantizado todos los seres humanos del planeta, independientemente de su condición social y situación económica, de su filiación política, religiosa o de cualquier tipo.  No podemos ver la salud gratuita como favor, limosna o moneda de cambio.  Si tenemos que pagarla con silencio, conformismo y actitud de carneros, entonces no es gratuita.

En los Estados Unidos, 40 millones de personas aún carecen de seguro médico.  Tarea pendiente para el presidente Barack Obama, y para todos los ciudadanos de ese país, que deben luchar por ese derecho.  Nosotros ya lo hemos logrado.  La salud gratuita en Cuba es un derecho. Ahora debemos conquistar otros.

2 thoughts on “Lo que no hubiera ocurrido en Cuba

  • bravo!

  • En general, los cubanos no saben lo bien que lo tienen. Por supuesto que hay problemas, y la clase coordinadora ofende a las intenciones de Guevara y mantiene un verdadero impulso automotriz y auto-reprimido.
    Creo que Cuba sólo gasta $ 330 por persona en el cuidado de la salud, incluyendo la odontología, por año. Pueden hacer esto porque realmente, realmente valoramos los seres humanos ante el capital, y porque se centran en la atención preventiva.

    Algunos amigos míos, cuando yo estaba allí, estaban disfrutando de la relajación que ningún otro país ofrece a sus enfermos … 3 meses de descanso después de una enfermedad grave, y 2 meses encarcelado por su esposa para cuidar de él. Con todas las bases previstas para ellos, tienen algunos de la cultura más avanzada de cualquier ciudad pequeña que he estado, porque una gran masa puede permitirse el lujo de ser artistas de tiempo casi completo. vacaciones gratis en los centros vacacionales de clase mundial, increíblemente barato, bebidas de clase mundial, usted puede obtener 15 ciento cócteles en el centro de La Habana. Mundo clase de educación libre! una cultura intelectual de la talla de la que nunca he encontrado en todos mis viajes, etc etc

    Los cubanos necesitan dejar de quejarse y comenzar a construir en el tesoro que lo tienen, y recibe el impulso de vuelta hasta la velocidad de la etapa revolucionaria inicial. Los beneficios han sido enormes en tan sólo 50 años (gracias a Guevara en su mayoría OMI) – a partir de dos tercios de analfabetismo (al menos), probablemente una de las mayores tasas de mortalidad infantil en el mundo, el desempleo de hasta el 75% en la temporada baja de caña ( El tiempo muerto), etc, etc comunismo ha sido bueno para Cuba, nadie puede mirar a los hechos y argumentar en contra de eso.

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