Libertad de presos oxigena ambiente político cubano
Patricia Grogg
HAVANA TIMES, 8 julio (IPS) — La excarcelación a corto plazo en Cuba de 52 presos políticos, considerados oficialmente «contrarrevolucionarios», y el fin de la huelga de hambre del disidente Guillermo Fariñas, oxigena el panorama nacional e internacional en momentos en que el gobierno necesita concentrarse en temas estratégicos para el futuro del país.
Los beneficiados con la medida, informada en la víspera por el cardenal católico Jaime Ortega, son todos los que aún quedaban en prisión del grupo de 75 encausados en 2003. Antes de esta decisión, el último en obtener la libertad fue Ariel Sigler, que se concretó el 12 de junio.
Fariñas termina ayuno
También se informó este jueves que Fariñas levantó su huelga de hambre de más de cuatro meses, la mayor parte de la cual la cumplió ingresado en el hospital de Santa Clara, su ciudad natal distante 276 kilómetros de La Habana.
Había comenzado su ayuno de alimentos y agua tras la muerte de Orlando Zapata, el 23 de febrero, quien había pasado 85 días también en huelga de hambre en demanda de que se lo reconociera como «preso de conciencia».
A Fariñas ya se le estaba aplicando alimentación parenteral y se lo había tratado por varios procesos infecciosos, considerándose su estado de salud actual crítico.
La decisión de este disidente se dio como corolario de las anunciadas libertades de presos, cinco de los cuales saldrán de la cárcel en las próximas horas y podrán viajar con sus familiares a España.
Los 47 prisioneros restantes serán puestos en libertad de manera gradual en un período «de tres a cuatro meses a partir de este momento», según se informó. Mientras tanto, otros seis reclusos fueron trasladados a prisiones más cercanas a sus domicilios.
El caso es resultado del diálogo iniciado el 19 de mayo entre el presidente de Cuba, Raúl Castro, y la jerarquía eclesiástica local, con el cual la Iglesia Católica ha cobrado un protagonismo y público reconocimiento oficial hasta ahora inédito en el último medio siglo.
Para analistas, Castro y Ortega, arzobispo de La Habana, han hecho gala de buenos negociadores en un proceso que la Iglesia aspira a que continúe por sobre lo contingente y anime un nuevo tipo de vínculos entre esa institución religiosa y el Estado cubano, una vez superados los desencuentros y desconfianzas del pasado.
«Más allá de los contenidos está esto que se va manteniendo y, cuando se mantiene una relación, uno entonces puede tener esperanzas honestamente para todo, para todo», comentó en un reciente foro Juan de Dios Hernández, obispo auxiliar de La Habana y Secretario Ejecutivo de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba.
Sin ser mayoría en la sociedad actual, la Iglesia Católica es «escuchada y tenida en cuenta», admitió el prelado.
«Lo importante es que estamos ante un diálogo entre cubanos que no necesariamente piensan igual, pero pueden identificar intereses comunes», sostuvo un diplomático consultado por IPS.
En ese sentido, no es casual que, con el canciller español Miguel Ángel Moratinos todavía en La Habana, el gobierno cubano dejó nuevamente a cargo del arzobispado el anuncio de las excarcelaciones.
Ya no hay motivo para continuar la posición común del UE
El jefe de la diplomacia de Madrid finalizó la noche del miércoles una breve pero intensa visita de trabajo a Cuba.
Durante la presidencia rotativa de la Unión Europea (UE), que España ejerció en el primer semestre del año, Moratinos defendió la tesis de eliminar la «posición común» que desde 1996 ordena la política del bloque hacia Cuba, pese a que este país la rechaza por injerencista y unilateral.
En opinión de Moratinos, ahora no existe razón para mantener esa postura. «Muchos dudaron, muchos tenían escepticismo, muchos no confiaron en esta manera de hacer política y hoy nos encontramos que ésta (la del diálogo) es la que da resultados», dijo el ministro poco después de entrevistarse, junto a Ortega, con el presidente Castro.
Los arrestos y fuertes sentencias dictadas entre marzo y abril de 2003 contra 75 opositores, bajo cargo de conspirar con Washington con fines subversivos, interrumpieron el clima de acercamiento que en ese momento estaba en camino entre Cuba y la Unión Europea (UE). El diálogo político y la cooperación se reanudaron en 2008.
Pero la posición común continuó siendo el principal obstáculo para la plena normalización de las relaciones. En junio, Moratinos logró al menos un compás de espera cuando el bloque de 27 países pospuso para septiembre su evaluación y decisión de mantener o no esa estrategia que exige cambios políticos a La Habana.
En una reacción inicial, fuentes de la UE consideraron que la medida anunciada por Cuba va en «buena dirección», confiaron en que se aplique a la brevedad y anunciaron que el bloque podría debatir sobre el tema en octubre, una vez concluido el período vacacional europeo.
Abrir el puño para dialogar
Para Arturo López-Levy, académico cubano-estadounidense de la Universidad de Denver, en el vecino país del Norte, este paso positivo quita los pretextos para el mantenimiento de la posición común europea.
También es un acto concreto hacia lo que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, «llamó abrir el puño» para dialogar, añadió.
«Washington y Bruselas deben reconocer los resultados del diálogo de los actores cubanos más relevantes -el gobierno y la Iglesia Católica– y acompañar, con actos propios de distensión, el proceso de desmontaje de hostilidades», señaló el estudioso en declaraciones a IPS vía correo electrónico.
En su opinión, es indiscutible que el fin de la prohibición de viajar para los estadounidenses, actualmente en discusión en el Congreso legislativo de ese país, y la posición común europea, por ejemplo, daría impulso al proceso de reformas. «Si no es ahora, cuándo?», se preguntó.
El opositor moderado Manuel Cuesta Morúa coincide con esa apreciación. «No hay duda de que se oxigena el ambiente para un cambio de posturas y buscar matices. Inclusive con Estados Unidos puede generarse una reacción positiva para acelerar eventuales cambios de política hacia Cuba», opinó ante la consulta de IPS.
La muerte el 23 de febrero de Zapata desató una ola mundial de críticas que, al parecer, tomó inicialmente por sorpresa al gobierno cubano, que la calificó de «descomunal campaña de descrédito contra Cuba».
Esa presión comenzó a ceder tras el inicio del proceso de diálogo entre el gobierno y la Iglesia Católica.
Esta nación caribeña enfrenta serias dificultades económico-financieras, aunque dentro de esa situación trabaja en la actualización de su modelo «con el propósito de sentar las bases de la
irreversibilidad y el desarrollo del socialismo cubano», según dijo Raúl Castro en un discurso en abril.