Las tiendas nacionales venden verduras importadas, ¿por qué?

en lugar de productos de los campos cubanos

Un campesino dijo al diario ‘Granma’ que no se trata solo de la formación, sino de que a veces en la Isla no están disponibles cosas tan simples y a la vez relevantes como los envases en que van los artículos, que no cumplen los estándares internacionales. (Escambray)

“No se trata de falta de mentalidad de comerciante sino de falta de recursos, de trabas para comprar lo que nos hace falta”, se queja un productor

Por 14ymedio

HAVANA TIMES – Las tiendas en moneda libremente convertible (MLC) están abastecidas –todo lo que pueden– de productos importados, una obviedad para cualquier cliente en la que ha puesto el foco la prensa oficial. El diario Granma se pregunta, en un reportaje titulado Los eslabones perdidos del encadenamiento, qué están haciendo mal los productores que no están llegando a los establecimientos, porque, a su juicio y el de los entrevistados, el Gobierno ha hecho por ellos todo lo que está en sus manos.

“Mientras los trabajadores bajo su mando se empeñan en mantener una oferta estable de hortalizas frescas, a dos cuadras, la tienda en MLC Sucursal, de la corporación Cimex, vende espinacas, habichuelas y zanahorias importadas”, afirma el diario sobre Jesús González, productor de un organopónico pinareño llamado Las Flores que insiste en que llegaría a un acuerdo para surtir estos establecimientos, pero no se lo piden.

Roberto Trujillo, jefe de comercialización de la Delegación Provincial de la Agricultura, responsabiliza a los campesinos, por su falta de mentalidad comercializadora. “Hay mucho desconocimiento, incluso entre los productores más avanzados”, dice.

El funcionario cuenta que, a excepción de la miel, el tabaco y el carbón vegetal, apenas se comercia con el exterior, el sector turístico y las cadenas de tiendas en MLC. De estas fuentes obtendrían, sostiene, los montos suficientes y en divisas para adquirir los insumos y tecnología que precisan.

El diario entrevista a Onay Martínez, un ingeniero al frente de una finca de Los Palacios, Tierra Brava, en el municipio pinareño de Los Palacios, que “aporta más de 200 toneladas de frutas”, sin especificar si se quedan en Cuba o se venden en el extranjero. El productor indica que no se trata solo de la formación, sino de que a veces en la Isla no están disponibles cosas tan simples y a la vez relevantes como los envases en que van los artículos, que no cumplen los estándares internacionales.

Martínez considera que es más fácil vender a las cadenas de tiendas cubanas o al turismo que exportar, pero culpa al sector empresarial, “más enfocado en sí mismo, que en hacer producciones cooperadas. Creo que es una de las debilidades que tenemos en la actualidad, que no se está mirando hacia adentro”, señala.

No obstante, el ingeniero exime al Gobierno de toda responsabilidad, pues considera que ha puesto mucho “empeño en eliminar todo tipo de trabas al desarrollo” de la economía . “Todas las políticas necesarias están escritas. Ahora el problema está en la mentalidad de las personas, que tiene que cambiar para dar el paso que falta”, afirma,

De su finca salen frutas y condimentos que, según el texto, “se comercializan en puntos de venta y bodegas de Los Palacios y Pinar del Río”, y puede acceder al mercado en divisas.

Para Juan Carlos, de 42 años y productor de frutas en Alquízar, Artemisa, las dificultades para colocar sus cosechas en las tiendas se acumulan desde el mismo momento en que empieza la recogida. “Conseguir cajas que preserven la fruta o los vegetales hasta su traslado para la venta ya es un dolor de cabeza”, comenta a 14ymedio.

“Aquí tenemos cajas de madera pero los separadores y entrepaños, para que las frutas no termine aplastándose con su propio peso, no aparecen por ningún lado”, apunta. “Otra cosa son los envases: no se puede comercializar en esas tiendas sin un mínimo de presentación del producto, pero hasta conseguir una jabita para ofrecerlo por libras es imposible ahora mismo”.

“Yo no puedo competir con mis fresas con un productor español que las empaca en un envase llamativo, donde está todo descrito: desde las calorías que tiene el producto hasta cómo se puede usar en algunas recetas. Lo que yo puedo hacer, si acaso, es poner mis frutas en una jabita o en un paquete con una pequeña etiqueta, pero ya. ¿Cuál producto va a comprar la gente? El importado, porque entra por los ojos”.

Juan Carlos ha incursionado en la venta de “pulpa de mango, mamey y guayaba congelada”, que ofrece en bolsas. “Tengo clientes que lo vienen a comprar aquí porque saben que es un producto de buena calidad y que velamos mucho por la higiene, pero no tiene sentido trasladar eso sin las mínimas condiciones de refrigeración a ningún lado”.

“Neveras, etiquetas, envases y combustible, sin eso mi mango puede ser mejor que unas cerezas en almíbar importadas, pero no voy a poderlo vender en moneda libremente convertible ni en una tienda estatal en pesos”, reconoce. “No se trata de falta de mentalidad de comerciante sino de falta de recursos, de trabas para comprar lo que nos hace falta”.

El reportaje de Granma insiste en que el objetivo final del productor no puede ser vender a las tiendas en MLC, porque entonces los productos “serían inaccesibles para la mayoría de la población”, sino de fomentar que la producción nacional se quede en Cuba ocupando el espacio que se le ha dado a “un sinnúmero de surtidos importados” y permitiendo ahorrar divisas.

Dos tercios del texto están dedicados a recordar que ya Raúl Castro en 2007 hizo un discurso en el que pedía superar la mentalidad importadora. “Para tener más, hay que partir de producir más y con sentido de racionalidad y eficiencia, de forma que podamos reducir importaciones, en primer lugar de alimentos que se dan aquí”, dijo el general en su discurso del 26 de julio de aquel año.

Según Granma, ese momento marcó un punto de inflexión y permitió una historia de éxito: la del artesano pinareño Claudio Roba, que dijo ser capaz de producir todos los bates necesarios para la Serie Nacional de Béisbol.

Roba fabricaba los bates a 50 pesos, frente a los 100 dólares que costaba traerlos desde fuera. Aquel año, recuerda ahora, produjo casi mil bates, pero luego los contratos fueron bajando hasta cesar. “Es triste que se emplee ese dinero, que tanta falta le hace al país para otras cosas, en comprar algo que podemos hacer en Cuba”, señala.

Antes de finalizar el artículo, Granma hace un listado de las medidas que ha tomado el Gobierno y que, a su juicio, deben asumir los productores, para mejorar la producción. “Desde el año 2011 hasta la fecha, se han realizado en el sistema empresarial transformaciones organizativas, económicas, de gestión, financieras, fiscales y en los ingresos de los trabajadores, dirigidas a facilitar el encadenamiento productivo con la empresa estatal socialista”, dice antes de exponer las siete principales.

Sin embargo, catorce años después del discurso de Raúl Castro y once años después de la primera de las medidas, la situación es aún peor. Los datos de comercio exterior publicados por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Onei) correspondientes a 2021 no dejan lugar a dudas. Cuba importó cuatro veces más de lo que exportó.

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One thought on “Las tiendas nacionales venden verduras importadas, ¿por qué?

  • Si no se crea una infraestructura, o sea una fábrica con insumos, y una cadena de transporte, nunca se podra comerciar con estos pequeños productores.

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