La vivienda, déficit que urge atención en Cuba

Por Pilar Montes

Nuevos apartamentos para militares. Foto: cubanet.org

HAVANA TIMES – A la luz de un Gobierno que cumplió ocho meses en el poder, el de Cuba ha designado como impostergable la reducción del déficit de viviendas, tanto como el aumento de la producción de alimentos.

Al triunfo de la Revolución, hace este primero de enero, 60 años, la sociedad cubana estaba ampliamente estratificada y una buena parte de la población vivía en condiciones de chocante desigualdad, desde los barrios miseria hasta los hoteles de lujo y altos edificios que adornaban la primera línea de costa de la capital cubana.

Entonces había un déficit habitacional en el país de un millón de viviendas. Actualmente se calcula esa falta en una cifra muy cercana a la anterior: 920 mil, con el agravante de casi seis millones de habitantes más que entonces.

Del total de inmuebles existentes actualmente, estimados oficiales calculan en casi 40 por ciento las que están en estado regular y malo, requeridas de reconstrucción o hacerlas nuevas.

El ideal de una nueva vivienda, entonces y ahora, es que esta tenga en su forma y tecnología  los nuevos contenidos de una sociedad más justa en un país pobre, objetivo que no ha logrado materializarse, después de seis décadas, por razones tan diversas como la copia de malas influencias externas y el insuficiente uso de reales soluciones endógenas.

De acuerdo con la arquitecta Dania González Couret, de la Facultad de Arquitectura del Instituto Superior Politécnico Jose Antonio Echeverría, de La Habana, en su investigación Medio Siglo de Vivienda Social en Cuba, publicado en 2009, “se erradicaron muchos asentamientos precarios y se entregaron nuevas viviendas a sus habitantes en comunidades o barrios diseñados y ejecutados integralmente con viviendas terminadas ‘llave en mano’, servicios, infraestructura y espacios públicos”.

Unidad Vecinal Camilo Cienfuegos en La Habana del Este. Foto: scielo.conicyt.cl

Elementos esenciales de urbanización que en proyectos posteriores no se tuvieron en cuenta, como señaló el presidente Miguel Díaz-Canel en la Asamblea Nacional sobre ese aspecto.

La realización más importante de esa época fue la “Unidad Vecinal Camilo Cienfuegos”, en La Habana del Este, que siguió los parámetros del modelo urbano moderno, con áreas verdes y el hospital naval Pedro Sotto Alba.  

Ese reparto fue seguido por la urbanización de Alamar, que no tuvo la calidad ni el concepto de construcción del Camilo Cienfuegos.

La vivienda social cubana de los 60 fue, en general, altamente cualificada. Los edificios multifamiliares hasta tres o cuatro plantas siguieron los códigos de la arquitectura moderna, pero teniendo en cuenta las condiciones climáticas cálido – húmedas, y las soluciones espaciales interiores tan flexibles como las tradicionales paredes de carga lo permitían, indica la arquitecta citada.

A pesar de haber representado la diferencia para miles de familias en esa época y, no obstante, lo monótono del estilo de esos edificios de viviendas, el movimiento de microbrigadas de la construcción es una experiencia que para muchos de los beneficiados debe repetirse.

Movimiento de las microbrigadas de la construcción

Según el libro Arquitectura y urbanismo de la Revolución Cubana (1989), de Roberto Segre, de 1965 a 1970 “se produce una disminución considerable de las viviendas construidas por el Estado; de más de 10,000 realizadas en 1967, se baja a 4,000 en 1970”.

Foto: cubasindical.org

En diciembre de ese año se crearon las Microbrigadas, en primera instancia, como respuesta a la situación de la vivienda. El restablecimiento de la confianza perdida podía llegar a ser un deseable efecto secundario.

El nuevo proyecto urbano, a cargo de la Dirección de Viviendas del Ministerio de la Construcción (Micons), de La Habana, fue concebido para 130,000 habitantes.

Las microbrigadas estaban compuestas por hombres y mujeres que abandonaban sus trabajos habituales a fin de construir viviendas para ellos y sus compañeros, quienes se quedaban cubriendo sus funciones, con el objetivo de que la producción no se afectara.

Una vez concluidas las viviendas, el 20 por ciento de ellas se entregaba al Estado y el resto se asignaba en asambleas de trabajadores, donde se consideraban –por orden de prioridad– méritos y necesidades.

El total de obreros que integraban una brigada era 33, los imprescindibles para construir, en nueve meses, un edificio de cinco plantas con 30 apartamentos, de dos o tres dormitorios cada uno. Una parte del equipo se solía destinar a obras sociales: escuelas, círculos infantiles, alcantarillado. Se trabajaba de 8 am a 6 pm, de lunes a sábado. Los domingos, toda la mañana.

El nuevo proyecto urbano, a cargo de la Dirección de Viviendas del Ministerio de la Construcción (Micons), de La Habana, fue concebido para 130,000 habitantes. Humberto Ramírez tenía 28 años y era profesor en la Escuela de Arquitectura cuando asumió la dirección del proyecto.

Edificios de Alamar. Foto: Cubadebate.cu

Las zonas uno y dos de Alamar ya se habían terminado, las zonas tres y cuatro estaban en construcción, la cinco completa estaba en ejecución y la seis estaba bastante adelantada. En ese punto –de acuerdo con Segre– existían 444 brigadas, que aglutinaban a 12.715 obreros.

El momento en que fue creado, 1970, ese movimiento sirvió para unir más al pueblo, luego de no cumplirse la epopeya de una zafra azucarera de 10 millones de toneladas.

Aunque no se le ha dado el mismo nombre, el presidente Miguel Díaz-Canel afirmó que para la consecución de este importante proyecto todos los organismos del Estado tendrán que construir viviendas con sus propios recursos, añadiendo a eso la construcción por esfuerzo propio de la población.

Todo ese esfuerzo, explicó, pretende agilizar los trámites de la población, sin dejar de ejercer  el estricto control para impedir el desvío de recursos, la corrupción y el imperio de la burocracia.

“El pueblo espera, afirmó el jefe de Estado, una respuesta económica que impacte  en su día a día, por eso la mayor parte del tiempo de todos nosotros tiene que estar dirigida a esa batalla”, dando urgencia a sus palabras y dejando atrás la expresión de “sin prisa, pero sin pausa” del presidente saliente, Raúl Castro. 

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Un solar de La Habana. Foto: Eladio Reyes

FONDO HABITACIONAL EN CUBA (2018)

Desde 1959 se construyeron  2.568.267 viviendas

3 824 861 Total de viviendas en la actualidad

88% es propiedad de sus ocupantes
12% no lo son:  (De estos 34% Medios básicos (de organismos del Estado), 20% Usufructo, 22% Arrendamiento permanente, 24% Sin titularidad

Fondo precario actual:

84.452      viviendas en 9.823 cuarterías y ciudadelas
117.775    pisos de tierra
854           edificios multifamiliares estado crítico
696           edificios críticos en la capital
209.861    viviendas afectadas por eventos meteorológicos
60.975      derrumbes totales
 

Período previsto para cubrir la demanda: 10 años

Fuente: Diario Granma (19/12/2018), según las Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento) – 17-22 diciembre de 2018

 

2 thoughts on “La vivienda, déficit que urge atención en Cuba

  • 60 aniversario de la repetición de la misma necesidad.

  • La Habana del Este era un projecto de antes de la revolución que nunca fue completado por la entrada de los revolucionarios y la ley de reforma urbana. Solo después, cuando empezó el movimiento de microbrigadas se empezaron a llenar los espacios aún vacíos por los famosos cajones de cinco pisos. De ahí la gran diferencia de diseño y confort de los primeros edificios y las micros.

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