La Revolución y las religiones: distintas versiones

Dariela Aquique

HAVANA TIMES, 17 feb — Intentando hacer un escrito y esclarecer ciertos detalles de las relaciones históricas de la Revolución con las religiones, he tomado como fuente dos trabajos, con tonos muy diferentes el uno del otro, el primero es un compendio informativo extenso de www.cubaminrex.cu y el segundo es Religiones y revolución, Lecciones de medio siglo cubano, por Félix Sautié Mederos publicado en servicioskoinonia.org de la Agenda Latinoamericana. Religiones. 2011.

Estado cubano-Iglesia Católica o Estado cubano-Religiones (Protestantes, afrocubanas, judaísmo y otras), es una larga historia con diferentes versiones, claro está que, en estos momentos de cambio hay algunos capítulos que evidentemente deben ser obviados. En esta etapa de nuevas intenciones, ¿para qué recordar los pasajes sombríos?; es prudente hacer ver que nunca nada pasó y ambos lados de la parábola parecen convergir ese punto.

Poco inteligente es para cualquier interrelación sustentarse en rencores pasados. Solo pasando por encima de la antes contradicciones, se va camino al diálogo y al entendimiento.

Debo aclarar, antes de avanzar en este artículo, que mi punto de vista es absolutamente distanciado pues no tengo ningún tipo de vocación religiosa (aunque las respete todas), esto es debido tal vez a que pertenezco a esa generación de cubanos criada en los preceptos de la acérrima irreligiosidad. Nací por aquellos años en los que a decir de Félix Sautié:

(…) Comenzó a desarrollarse una sucesión de desencuentros y encuentros, que tuvo su máxima manifestación en la política del ateísmo científico, causa de muchos excesos, que determinó que la Constitución de 1976 proclamara a Cuba un Estado ateo. (…)

Como sabemos, estas diferencias del Estado a lo largo de todo el proceso revolucionario han sido sintomáticas para con casi todas las manifestaciones de la sociedad: arte, cultura, religión, sexualidad, etc. Felizmente la estrategia de rectificación va de pretender enmendar el pretérito, lo que aunque no deja de despertar algunas suspicacias,  se debe reconocer lo positivo de la misma.

VARIACIONES.

Retomando el artículo de Sautié:

(…) cuando, en enero de 1959, los rebeldes barbudos bajaron de las montañas con escapularios, crucifijos y otros símbolos religiosos de la fe cristiana, muchos de los cuales se encuentran atesorados en el Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre. (…)

Parecía como sí Revolución  e Iglesia, estaban en la misma orilla (como lo estuvieron) en aquellos años donde la prioridad era derrocar a la dictadura de Batista, y como es conocido, muchas veces la Iglesia y los creyente de otras religiones sirvieron de apoyo a las luchas revolucionarias.

Sin embargo, muy temprano comenzaron las colisiones, cuando los beneficios de los ricos se vieron amenazados por leyes como la Reforma Agraria de 1959 y la Reforma Urbana de 1960, afectando su posición económica y provocando así  una disensión entre los creyentes, a favor y en contra de la Revolución.

Así, en períodos muy distantes en el tiempo, no se volvieron a ver juntos Iglesia y Estado en Cuba, desde aquel Congreso Católico Nacional efectuado en 1959 y que fuera clausurado en la Plaza de la Revolución, en una acto masivo, presidido por los obispos cubanos y los principales dirigentes revolucionarios. Lo que no volvería a presenciarse hasta  enero de 1998 cuando Karol Józef Wojtyła,  el Papa Juan Pablo II  hiciera su histórica visita a la isla. Y que ahora, al cabo de catorce años sucederá de nuevo con las homilías que tendrán lugar los próximos días de marzo con el arribo a Cuba del Sumo Pontífice Benedicto XVI.

Todo un vía crucis en las relaciones de las religiones y la revolución se manifestaron de la siguiente forma (y regreso al material de la Agenda Latinoamericana de Religiones:

Ya en 1959 fue necesario definirse por la revolución, por la contrarrevolución de las clases afectadas, o abstenerse de participar.(…) Hubo hitos de confrontación: la nacionalización de los colegios católicos y religiosos en general (mayo de 1961); la expulsión de Cuba de sacerdotes y religiosos católicos (septiembre 1961); la emigración de muchos pastores protestantes, la procesión de la Virgen de la Caridad en La Habana, en la que se produjeron disturbios, lo que fue motivo para una prohibición de las procesiones en todo el país; las primeras pastorales de los obispos católicos de Cuba que plantearon críticas a la política del gobierno entonces; la discriminación de los creyentes para ocupar ciertos cargos de confianza y para que pudieran estudiar determinadas carreras universitarias. Incluso los cultos de origen africano tuvieron que refugiarse dentro del anonimato de sus casas. Los templos católicos y protestantes comenzaron a quedarse vacíos. En 1993 los obispos católicos cubanos publicaron la Pastoral titulada “El amor todo lo espera”, en la que se manifestaron a favor de un diálogo profundo en virtud del deterioro de la situación económica, política y social. La pastoral no fue bien recibida por las autoridades.

Casi 33 años trascurrieron en un ambiente de diferencias que tuvo altas y bajas. En medio de las adversidades que vivió el país con la caída del muro de Berlín, comenzaron a sucederse toda una serie de eventos que poco a poco iría recomponiendo las discrepantes relaciones.

Dice Félix Sautié:(…) en el que las creencias y la fe, contenidas en el interior de las personas, comenzó a exteriorizarse y los templos poco a poco volvieron a llenarse. El Estado se hizo más flexible respecto a estos asuntos (…)

Una vía de entrada a Cuba de donativos de medicina, ropa y alimento en el cruento período especial, fue la Iglesia Católica  y algunas cosas comenzaron a recomponerse. Visitas de personalidades eclesiásticas a la isla, como la del jefe de la Revolución Fidel Castro a otros países y sus encuentros con importantes religiosos fue el comienzo de la distención, la que no alcanzaría su punto álgido hasta 1998 con la llegada a Cuba de Juan Pablo II.

Acontecimientos importantes para la normalización entre la Iglesia y el Estado:

-La llegada a Cuba de Monseñor Césare Zacchi como representante del Vaticano (1962-1974), quien se introdujo de manera muy positiva en la sociedad cubana y logró una primera distensión entre Iglesia y Estado.

-La Teología de la Liberación y determinados teólogos, como Don Pedro Casaldáliga a partir de 1985.

-La publicación del libro de Frei Betto con el título Fidel y la Religión (1985), que alcanzó resonancias universales.

-La celebración del ENEC, Encuentro Nacional Eclesial Cubano, de la Iglesia Católica, en 1986, que sacó a la Iglesia cubana del interior de los templos y que poco a poco se fue proyectando externamente mediante las casas misión, casas de oración y otras iniciativas.

– La visita de Fidel a Brasil en marzo de 1990 y su encuentro con las comunidades cristianas de base.

– La visita de Fidel al Caribe y su encuentro con líderes religiosos protestantes (abril de 1990), y por separado, algún tiempo después, con los obispos católicos.

-La celebración del IV Congreso del Partido Comunista de Cuba (octubre 1991), donde se planteó el propósito de reformar la Constitución vigente estableciendo a Cuba como un Estado laico no confesional, lo que se aprobó en un referéndum el año 1992.

-La visita de Fidel al Vaticano, el 19 de noviembre de 1996, en la que se examinaron asuntos concernientes a la normalización de las relaciones.

– El nombrado viaje de Juan Pablo II a Cuba (enero de 1998) que fue organizado en coordinación de la Iglesia y el Estado.

Todo esto determinó la periodización de un positivo proceso de normalización de las relaciones entre Estado e Iglesia Católica, incluyendo a las demás religiones.

Y al respecto Sautié subraya: (…) A la luz de este acontecimiento las Iglesias Protestantes se animaron a realizar un conjunto de importantes concentraciones locales (mayo de 1999). Religiones y Revolución tomaron un rumbo de reencuentro positivo; los conceptos básicos de la Teología de la Liberación han sido y son esenciales en esta nueva convergencia.

Cuba fue soñada en el seno del Seminario San Carlos por sacerdotes como José Agustín Caballero y Félix Varela, quienes forjaron un conjunto de discípulos que se dieron a la tarea de convertirla en una realidad a finales del siglo XIX, en lucha unida con negros africanos esclavizados. La Virgen de la Caridad, aparecida en las aguas de la Bahía de Nipe en 1612, fue el primer símbolo de lo cubano, aun antes de que tuviéramos conciencia de identidad propia, escudo y bandera. No hay cubano creyente o no creyente que no respete a la Virgen de la Caridad, Ochun para el Panteón de los cultos africanos.

(…) donde debía haber habido una sucesión de encuentros ininterrumpidos a partir de una opción preferencial por los pobres, se interpusieron los intereses de clases y el dogmatismo. Por otra parte, como respuesta al aislamiento y las agresiones a que fue expuesto desde sus primeros momentos el proceso revolucionario cubano, se produjo una radicalización devenida en sovietización, con todo lo positivo que en lo material y en la supervivencia política se logró, pero con las secuelas de ateización extrema, que crearon una brecha entre revolución y religión, con desconfianzas y enfrentamientos que sólo con el tiempo y el devenir de los acontecimientos históricos poco a poco se ha podido ir superando, aunque quedan aún muchos problemas pendientes. Ríos y lagos convergerán si logran mantener una alianza evangélica y revolucionaria por un futuro de paz, justicia social, equidad distributiva y conservación del planeta.

Excelente calificaría yo, este apartado con un enfoque sin parcializaciones y una fiel a la verdad histórica.

Sin embargo en el otro material que escogí, la pagina del Ministerio de Relaciones Exteriores. La Religión en Cuba, comienza así:

En Cuba existe una amplia libertad religiosa que se expresa tanto en documentos de fuerza legal como en la existencia de un amplio y diverso universo religioso, en el que las cubanas y los cubanos practican y organizan sus creencias dando lugar a la existencia de disímiles y variadas instituciones y organizaciones religiosas.

La Constitución de Cuba, aprobada en plebiscito popular en 1976, con el voto favorable de alrededor del 99% del electorado y modificada en 1992 por voto unánime en la Asamblea del Poder Popular (parlamento unicameral cubano integrado por 609 (614 a partir de 2008) personas representativas de todos los sectores sociales del país) establece expresamente, en cinco de sus artículos, la separación Iglesia-Estado y por tanto el carácter laico de este último -incluyendo la escuela- la igualdad de todas las manifestaciones religiosas ante la ley y el derecho de todos los ciudadanos del país a profesar el culto religioso de su preferencia, a cambiar de creencia, a tener varias simultáneamente (aspecto distintivo de la práctica religiosa en el país), o a no tener ninguna (es de las pocas constituciones en el mundo que lo recoge en su articulado). La condición laica del Estado es tradicional en Cuba.

Tales principios constitucionales tienen sus raíces en la tradición independentista cubana, durante la cual se aprobaron cuatro Constituciones de la República en Armas, en dos de las cuales se establecía la llamada separación Iglesia- Estado. Esta fue recogida también en las Constituciones republicanas de la etapa neocolonial, de 1901 y 1940. El Estado no subvenciona ninguna institución religiosa ni interviene en su funcionamiento interno.

El texto es sumamente extenso y no tendría caso que los trascribiera íntegramente, no obstante voy a destacar determinados fragmentos, los que por sí mismo harán evidente esa patológica manera de mostrar al mundo la mejor cara de cualquier asunto, sin hacer alusión alguna a errores pasados, sin reconocer ni en más mínimo detalle lo perfectible que ha sido y es la visión y la actitud del Estado para con lo concerniente a los más elementales derechos del ciudadano, como creer o tener algún tipo de  practica religiosa, cualquiera que esta sea.

Y cito:

El Estado, que reconoce, respeta y garantiza la libertad de conciencia y de religión, reconoce, respeta y garantiza a la vez la libertad de cada ciudadano de cambiar de creencias religiosas o no tener ninguna, y a profesar, dentro del respeto a la ley, el culto religioso de su preferencia. La ley regula las relaciones del Estado con las instituciones Religiosas.

En el 4to. Congreso del PCC, celebrado en 1991 se acordó eliminar cualquier interpretación de los Estatutos del Partido que impidiera a un revolucionario de vanguardia, en razón de sus creencias religiosas, aspirar a ser admitido en el Partido. Hoy militan en el Partido numerosos creyentes de diferentes creencias religiosas.

Todas las instituciones y organizaciones religiosas desarrollan, con total independencia y autonomía en relación con el Estado, sus actividades sociales, la formación de su personal, el nombramiento de su jerarquía, sus movimientos dentro y fuera del país, sostienen relaciones con instituciones y personalidades en el extranjero, reciben delegaciones e invitados de ese carácter, organizan eventos. Hay instituciones que tienen miembros en estructuras religiosas internacionales. Todo ello sin ningún tipo de limitación.

Asimismo, determinan sobre la participación o no de su personal consagrado en los órganos de representación popular, incluso a su más alto nivel. Es el caso de tres pastores evangélicos, una presbiteriana, un bautista y un episcopal, así como el babalawo, Presidente de la Asociación Cultural Yoruba de Cuba que por elección popular son miembros de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento unicameral). Laicos de la iglesia católica y de otras denominaciones y manifestaciones religiosas forman parte de los órganos de poder estatal y de todas las organizaciones políticas y de masas del país.

(…) Desde los primeros años de la Revolución Cubana, la religión ha tenido una particular atención política. En 1985 fue creada la Oficina de Atención para los Asuntos Religiosos (OAAR), adscrita al Comité Central del Partido Comunista de Cuba, elevándose así el rango de esta estructura especializada. La Oficina se encarga no sólo de velar por la aplicación y divulgación de la política oficial respecto a los asuntos religiosos y los ajustes que se deriven de las variantes coyunturales, sino que además atiende necesidades y demandas de las organizaciones religiosas. Está, en resumen, responsabilizada con la buena marcha de las relaciones Iglesia –Estado, es decir, representa al Estado en las relaciones con las diferentes organizaciones religiosas.

La Oficina también atiende políticamente a las diferentes asociaciones fraternales existentes en Cuba (logias), aún cuando éstas no tienen un carácter religioso y también son atendidas por un órgano de relación en el Ministerio de Justicia.

(…)Panorama religioso en Cuba.

La característica distintiva de la creencia religiosa en Cuba es la mezcla de múltiples credos y manifestaciones. Ninguna en particular caracteriza al pueblo cubano. Esta mezcla, calificada por el gran etnólogo cubano Don Fernando Ortiz (1881/1969) como transculturación cultural, y conocida generalmente como sincretismo religioso, se formó principalmente sobre la base de la yuxtaposición de elementos de la religión católica, traída por los conquistadores y colonialistas y los de las religiones africanas, que traían consigo los esclavos brutalmente arrancados de ese continente, a la que se incorporó posteriormente elementos del espiritismo.

Las creencias y prácticas religiosas mayoritarias tienen como características la espontaneidad y la falta de sistematicidad, con una relativa autonomía de sistemas religiosos organizados, si bien está principalmente integrada con los elementos ya referidos del catolicismo, santería y espiritismo. Esta forma es identificada como religiosidad popular, evidencia y resultado del mestizaje y la síntesis cultural formadora de la nacionalidad cubana. (…)

Posterior a estos textos aparecen reseñas de los antecedentes y decursar de las relaciones del Estado con las religiones, comenzando por la Iglesia Católica, pasando por las protestantes, el judaísmo y las afrocubanas.

CODA.

Nada se dice en el material del MIREX, de la distancia que hubo entre Estado y Religión por casi más de tres décadas, ninguna referencia a los errores cometidos, solo alusiones a la subsanación de ellos, sin dejar nunca claro el porque el enmiendo.

No hay disculpas para  aquellos que no pudieron estudiar en la Universidad por ser católico o protestante. El daño ocasionado a la idiosincrasia cultural con prohibiciones como la de la procesión de la Virgen de la Caridad, la santa patronal; la que se está llevando a cabo hace apenas 3 años.

Tampoco la Iglesia nada dice de su papel en la operación Peter Pan, maniobra coordinada entre el Gobierno Federal de los Estados Unidos, la Iglesia Católica y los cubanos del exilio, por la cual más de 14,000 niños fueron sacados de Cuba rumbo Estados Unidos, entre 1960 y 1962. La que costó separación, dolor y trauma a la tantas familias cubanas.

Ninguna reconciliación es eficaz, sino se parte del reconocimiento del saldo de la ruptura. Y hasta ahora ninguno de ambos lados, ha pedido disculpas por los agravios o errores que significaron en definitiva menoscabo a personas, que pagaron muy altos precios a causa de la confrontación Estado versus Religiones, principalmente con la Iglesia Católica o viceversa.

Claro, no olvidemos, que nada más parecido a un comunista que un católico, dogmáticos, fundamentalistas, proselitistas, por eso no resulta extraño que intenten pasar página en medio de una coyuntura histórico y social, donde a unos y a otros les conviene mostrar el talante de la tolerancia.

Creo que es muy sano superar discordancias, pero nunca serán del todo auténticas y serias, si no se hace a partir de la autocrítica, de la verdad. Si el Estado y las Religiones simulan que nunca pasó nada, siempre será una larga historia con distintas versiones o como dice el refrán popular: donde dije Digo, digo Diego.

4 thoughts on “La Revolución y las religiones: distintas versiones

  • Este tema si es emocionante, porque en ningún otro , son más fariseos los Castros que en este,…y me limitaré a citar a Mons. Enrique Pérez Serante, y a otros Ilustirismos Obispos de entonces. Serantes, a quien además el viejo dictador furibundo,le debe la vida.

    Pastoral de los Obispos Cubanos – 8 Agosto 1960

    “Condenamos, en efecto, el comunismo, en primer lugar, porque es una doctrina esencialmente materialista y atea, y porque los gobiernos que por ellos se guían figuran entre los peores enemigos que ha conocido la Iglesia y la humanidad en toda su historia”.

  • Confesión del MINREX: !Padre, nunca he pecado, pero vengo a rezar 2000 padres nuestros por la redención de mi alma!

  • Como dice el refrán popular: “donde dije Digo, digo Diego”… se refiere a Caridad Diego, funcionaria que atiende los asuntos religiosos en el CC del PCC.

  • Tengo un “chance”….muy bello tu !”comentario”….pero …””SIGO ATEO”…..un beso!!

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