La gran temporada de Aroldis Chapman

Algunas perspectivas históricas necesarias

Peter C. Bjarkman*

Aroldis Chapman

HAVANA TIMES – Con  su actuación durante la intensa temporada de verano del 2012 en el bullpen de Cincinnati, deben quedar muy pocas dudas de que en su tercer año en grandes ligas el cubano Aroldis Chapman ha demostrado que los numerosos escépticos y detractores estaban equivocados.

Durante todo agosto, y buena parte de septiembre, el joven cubano lanza cohetes se mantuvo resguardado en un virtual empate técnico con Joel Hanrahan, de Pittsburgh, por el liderazgo del circuito superior en juegos salvados.

Chapman  mostró unos números realmente atractivos en sus cerca de 70 juegos de solo un inning (68 partidos y 71.2 entradas), incluso hubo algo de entusiasmo prematuro sobre su candidatura por el Premio Cy Young durante el mes de agosto (especialmente a través de los medios de comunicación de Cincinnati).

Igualmente impresionante fue la proporción final de salvados de Chapman, 38 en 43 oportunidades, su desequilibrio entre ponches y bases por bolas, 122/23, así como su porciento final de ponches por inning, 1,71 bateadores por entrada (una cifra proyectada de 15,3 strikes por cada nueve entradas lanzadas).

Faltando menos de un mes para que acabara la temporada (10 de septiembre), el cubano de 24 años todavía se aferraba a una aparente posibilidad de romper el récord de la franquicia de Cincinnati para juegos salvados (en poder de Jeff Brantley en 1996 con 44) y reclamar, al menos, una pequeña página en la historia de las franquicias de Cincinnati.

Si hubiera conseguido sobrepasar en la recta final a Craig Kimbrel (Atlanta) y Jason Motte (St. Louis) en el liderazgo de la liga, el lanzallamas cubano se hubiera convertido en el octavo relevista de Cincinnati en reclamar un título de juegos salvados desde 1970, y el primero desde que Jeff Shaw transformara el truco con 42 a favor en 1997.

Un lento mes de septiembre acabaría por mantener a Chapman fuera de los libros de registro y empañar el brillo de una de las mejores temporadas en grandes ligas de un talentoso pitcher, nacido y entrenado en Cuba.

El estelar zurdo no solo no pudo sobrepasar a Brantley en los libros de registro de Cincinnati, sino que tampoco pudo igualar la gran marca del trío de juegos salvados de Danys Báez (establecida en 2005) para nativos cubanos. Igualmente no pudo superar ni a Kimbrel ni a Motte para el liderazgo de la Liga Nacional y empató finalmente por el tercer lugar con Jonathan Papelbon de Filadelfia. También cuatro lanzadores estadounidenses de la Liga Americana estuvieron por delante de Chapman en total de salvados, lo que lo coloca en el séptimo lugar entre los mejores cerradores del año de grandes ligas.

Hay que reconocer que el gran margen de ventaja en la recta final de la División Central de la Liga Nacional de Cincinnati podría no haber sido un factor pequeño en el aparente bajón de septiembre, reduciendo las oportunidades de salvamento de Chapman. Compartió la recta final de la temporada como cerrador con el veterano Jonathan Broxton (27 salvados, 33 oportunidades, 60 juegos, 58,0, la mayor parte con Kansas City), y era demasiado fácil para que el manager Dusty Baker dejara descansar a Chapman, y así salvar su brazo para la próxima etapa de la postemporada.

En resumen, después de un par de mansas temporadas el lanzador en ascenso (con un promedio total de 6 ganados y 3 perdidos antes del 2012, y sólo un salvamento), finalmente ha dado una impresión notable en la escena de las grandes ligas. ¿Pero será ahora el momento para aprobar la opinión que ha prevalecido en Cincinnati durante bastante tiempo, de que el lanzallamas cubano bien valía la pena una inversión de más de $ 30 millones USD de inversión?

¿Debemos renovar la propaganda y repetir otra vez el bombardeo de la prensa durante el 2010 que dibujó a Chapman, prematuramente, como “el mejor prospecto de pitcheo de la historia que haya salido de Cuba”?

¿O sería conveniente observar que el gran talento innato de Chapman ha demostrado, un poco más, que él puede encajar perfectamente en las grandes ligas de la era moderna, en una nueva escuela de béisbol repleta de especialistas altamente calificados y moldeada cuidadosamente.

Dos cosas parecen muy evidentes a la luz de su primera temporada de maduración, que vio que el “Cometa Cubano” acumulaba la elevada cifra de 38 salvados mientras trabajaba sólo en 71.2 entradas, en 68 apariciones de juego (sólo una fracción superior a un inning completo por comparecencia).

Lo primero es que Chapman se ha convertido en el prototipo definitivo de los  “especialistas”  de la era moderna,  un zurdo rápido  que muestra sus recursos a cualquier lineación de media docena de bateadores durante una temporada completa de seis meses.

Cualquier bateador importante de grandes ligas acabará golpeando la mejor tableta de aspirina de 100 millas, o más, una vez que tenga la oportunidad de cogerle el tiempo al lanzamiento a través de repetidos turnos al bate. Pero el ajuste puede ser casi imposible para el bateador con sólo darle un vistazo a Chapman durante todo el verano.

No se trata de restar importancia a la labor de Aroldis Chapman bajo las condiciones de juego hoy en día. Pero, ¿continuaría con esa cantidad de ponches y se mantendría ese pequeño pro medio de carreras permitidas una vez que duplicara tanto la carga de trabajo como el número de apariciones?

Probablemente no, aunque también hay que señalar que Chapman podría haber mostrado números un poco más impresionantes en el departamento de salvados, si no se hubiera visto obligado a dividir la labor de “cerrador”, en Cincinnati, con Jonathan Broxton (25 apariciones y 4 salvados) después de que este último fuera adquirido de Kansas City a finales de julio.

Una segunda afirmación sobre el madurado Chapman en la temporada de 2012 también parece estar a salvo de alguna contradicción: a la última importación sensacional cubana le queda un largo camino por recorrer antes de que pueda alcanzar a figuras tales como Dolf Luque, Luis Tiant o Camilo Pascual (e incluso  Danys Báez, Orlando Hernández y José Contreras) cuando se habla de las mejores campañas de los exiliados cubanos en grandes ligas.

La temporada de 1923 de Dolf Luque, en Cincinnati, ha desafiado el tiempo y se ha mantenido durante mucho tiempo como el mejor rendimiento global de esa gloriosa franquicia, incluyendo el pasado.

Tiant logró en dos ocasiones un ERA debajo de 2.00 basadas en cargas de trabajo regulares, aproximadamente tres veces mayores que las de Chapman. Pascual fue líder en ponches (con más de 200 cada campaña) durante tres temporadas consecutivas. Miguel Cuéllar ganó un Cy Young (el primero para un latino importado). Tanto Liván como  El Duque Hernández recibieron premios como Jugadores Más Valiosos (JMV), bajo la presión del juego de la post -temporada, y Danys Báez todavía posee el más alto número de salvados por un cubano en grandes ligas.

En realidad al promocionar los éxitos de la temporada de Chapman, todo parecía mucho más espectacular a finales de agosto, que al principio de octubre. Es cierto que esto tiene mucho que ver con la gran ventaja de Cincinnati en la persecución del banderín y también, en menor medida, con la llegada de Broxton.

Durante finales de agosto parecía que Chapman tenía a su alcance, al  menos, un par de récords. Aparentemente iba directo a superar a Báez, al lograr la mayor cantidad de salvados, en una temporada, alcanzado por un cubano en grandes ligas. Mientras todavía se encontraba  en una porfía cara a cara con Hanrahan, de Pittsburgh, (quien también perdió impulso en la recta final),  el fenómeno de Holguín estuvo a punto de convertirse en el primer cubano en obtener el título de juegos salvados en grandes ligas.

Báez estuvo cerca de lograr esa distinción con sus 41 en el 2005. En realidad ese año Báez fue quinto lugar en ese departamento detrás de Francisco Rodríguez (California), Bob Wickman (Cleveland), Joe Nathan (Minnesota) y Marianao Rivera (Nueva York).

Lo que sí se mantuvo fue la marca final de Chapman de (1,51) ERA, que está catalogada como una de los más impresionantes jamás alcanzada por un lanzador cubano, a pesar de que viene con un asterisco muy grande.

Tiene muy poco sentido comparar las carreras permitidas de Chapman con los de Tiant (1968, 1972), Luque (1923) o incluso Cuéllar (1966) a la luz de las grandes diferencias en la carga de trabajo con estos abridores durante toda una temporada.

Lanzadores de origen cubano con mayor cantidad de salvados en una temporada de grandes ligas
Danys Báez 41 (Mantarrayas de Tampa Bay) en 2005
Aroldis Chapman 38 (Rojos de Cincinnati) en 2012
Danys Báez 30 (Mantarrayas de Tampa Bay) en 2004
Danys Báez 25 (Indios de Cleveland) en 2003
Pedro Ramos 19 (Yanquis de Nueva York) en 1965
(La letra roja indica que es “desertor” de la Liga Cubana después de 1962)

Si no existe otra cosa, la temporada que acaba de terminar ha puesto de relieve tanto el enorme potencial de Chapman, como su lado negativo igualmente abultado. Sus salvamentos han jugado un papel importante en el título de la División Central de la Liga Nacional y han logrado eclipsar varias aventuras embarazosas fuera del terreno, que se apoderaron de varios titulares indeseados a mediados del verano.

Muchos criticaron y dudaron  cuando Chapman firmó su contrato de bonificación en 2010 y yo fui de los primeros en dudar de sus verdaderas credenciales en grandes ligas. No quedan dudas de que  finalmente él ha demostrado ser ciertamente un jugador de grandes ligas legítimo. Pero antes de que los fuegos artificiales comiencen a iluminar el frente del río Cincinnati por la celebración, será mejor que pongamos la actual temporada de Chapman en una perspectiva histórica.

Debe haber poco, por no decir ningún argumento, acerca de mis anteriores afirmaciones que sugerían que el zurdo holguinero no era ciertamente el mejor talento puro (leer aquí, “prospecto”) del  béisbol cubano cuando huyó de su tierra natal. No fue un nuevo El Duque o incluso Maels Rodríguez (y, ciertamente, no iguala a Pedro Luis Lazo en su mejor momento). Sencillamente, había demasiadas grietas en la armadura y algunas de estas permanecen visibles.

Entonces, ¿Qué podemos decir de una temporada estelar, aunque no de récord, que  deja a Chapman entre los mejores jugadores de origen cubano en grandes ligas? Me atrevería a afirmar aquí que todavía le queda un largo y difícil camino por andar para poder llenar una página importante en la tradición del béisbol cubano.

Adolfo Luque (1926)

Desde luego, Chapman no tuvo el año de Luque en 1923 en la misma ciudad de la Liga Nacional. Luque sigue siendo, sin discusión, el más grande isleño de Cincinnati, sin importar el daño que el señor tiempo le ha hecho a su imagen entre los desmemoriados fanáticos de la era moderna.

Chapman tampoco se acercó al dominio y durabilidad de Tiant durante más de una década de estrellato, desde 1960 hasta 1970. Luque y Tiant no eran simples complacientes de la multitud, fueron, en realidad, legítimos del Salón de la Fama (a pesar de sus todavía inexplicables ausencias de Cooperstown).

Hasta que Chapman no alce un trofeo Cy Young (realmente algo no probable, siempre y cuando siga siendo relevista de una entrada) estará hombro a hombro al lado de Miguel Cuéllar. Todavía no es del todo seguro si reemplazará a Danys Báez como el cubano líder de salvamentos, a pesar de que esa es la hazaña de pitcheo que le puede ser más asequible ahora.

Veamos, entonces, un resumen de algunas de las mejores actuaciones de pitcheo durante una temporada de los cubanos que han encontrado su lugar en grandes ligas. Por muy bueno que fue Chapman este año, ha llegado a sólo dos de la media docena de categorías que mostramos a continuación. Ese es el destino inevitable de un cerrador uni-dimensional de la era moderna.

Lanzadores de origen cubano  con mayor cantidad victorias en una temporada de grandes ligas
27 * Dolf Luque (Rojos de Cincinnati) en 1923
24 * Miguel (Mike) Cuéllar (Orioles de Baltimore) en 1970
23 Miguel (Mike) Cuéllar (Orioles de Baltimore) en 1969
22 Miguel (Mike) Cuéllar (Orioles de Baltimore) en 1974
22 Luis Tiant (Medias Rojas de Boston) en 1974
(* = Lideró este departamento durante esa temporada)

Pitchers de origen cubano con mayor cantidad de juegos perdidos en una temporada  de grandes ligas
23 * Dolf Luque (Rojos de Cincinnati) en 1922
20 * Pedro Ramos (Mellizos de Minnesota) en 1961
20 * Luis Tiant (Indios de Cleveland) en 1969
19 * Pedro Ramos (Senadores de Washington) en 1959
18 * Pedro Ramos (Senadores de Washington) en 1958
18 * Pedro Ramos (Senadores de Washington) en 1960
(* = Lideró este departamento en esa temporada)

Pitcher de origen cubano con mayor cantidad de ponches en una temporada de grandes ligas
264 Luis Tiant (Indios de Cleveland) en 1968
221 * Camilo Pascual (Mellizos de Minnesota) en 1961
219 Luis Tiant (Indios de Cleveland) en 1967
206 * Camilo Pascual (Mellizos de Minnesota) en 1962
206 Luis Tiant (Medias Roja de Boston) en 1973
(* = Lideró este departamento en esa temporada

Pitcher de origen cubano con mejor promedio ERA en una temporada en grandes ligas
1.51 (71.2 innings) Aroldis Chapman (Rojos de Cincinnati) en 2012
1,60 * (258.1 innings) Luis Tiant (Indios de Cleveland) en 1968
1,91 * (179.0 innings) Luis Tiant (Medias Rojas de Boston) en 1972
1,93 * (322.0 innings) Dolf Luque (Rojos de Cincinnati ) en 1923
2,22 (227.1 innings) Miguel (Mike) Cuéllar (Los Astros de Houston) en 1966
(* = Lideró este departamento en esa temporada)
(La letra roja indica “desertor” de la Liga Cubana después de 1962 “)

Mayor cantidad de juegos completos lanzados por pitchers de origen cubano en una temporada de grandes ligas
28 Dolf Luque (Rojos de Cincinnati) en 1923
25 Dolf Luque (Rojos de Cincinnati) en 1921
22 Dolf Luque (Rojos de Cincinnati) en 1925
18 * Camilo Pascual (Mellizos de Minnesota) en 1962
18 * Camilo Pascual (Mellizos de Minnesota) en 1963
(* = Lideró este departamento en esa temporada)

Pitchers de origen cubano con mayor cantidad de apariciones en una temporada de grandes ligas
73 Danys Báez  (Indios de Cleveland) en 2003
70* Miguel (Mike) Fornieles  (Medias Rojas de Boston) en 1960
68 Aroldis Chapman   (Rojos de Cincinnati) en 2012
67 Danys Báez  (Mantarrayas de Tampa Bay) en 2005
66 Diego Segui  (Pilotos de Seattle) en 1969
65 Pedro Ramos  (Yanquis de Nueva York) en 1965
(* = Lideró este departamento en esa temporada)
(La letra roja indica “desertor” de la Liga Cubana después de 1962 “)

Pitcher de origen cubano con mayor cantidad de entradas lanzadas en una temporada de grandes ligas
322,0 Dolf Luque (Rojos de Cincinnati) en 1923
304,0 Dolf Luque (Rojos de Cincinnati) en 1921
291,0 Dolf Luque (Rojos de Cincinnati) en 1925
274,0 Pedro Ramos (Senadores de Washington) en 1960
267,1 Camilo Pascual (Mellizos de Minnesota) en 1964

Mejor promedio de ganados de pitchers de origen cubano en una temporada  de grandes ligas
0.842 * (16-3) Sandalio Consuegra (Medias Blancas de Chicago) en 1954
.771 (27-8) Dolf Luque (Rojos de Cincinnati) en 1923
0.750 * (24-8) Miguel (Mike) Cuéllar (Orioles de Baltimore) en 1970
.750 (12-4) Orlando (Duque) Hernández (Yanquis de Nueva York) en 1998
.714 (15-6) Luis Tiant (Medias Rojas de Boston) en 1972
(* = Lideró este departamento en esa temporada; lista sobre la base de un mínimo de 15 decisiones)
(La letra roja indica “desertor” de la Liga Cubana después de 1962 “)

Por supuesto esta lista resumen no incluye algunos logros estelares durante la post temporada. Tanto Liván Hernández, como su medio hermano Orlando Hernández, fueron seleccionados como JMV durante los playoffs en sus primeras temporadas de grandes ligas. Dolf Luque también fue reconocido como ganador importante en las Serie Mundiales de épocas anteriores, convirtiéndose en el primer latinoamericano en reclamar una victoria por lanzar en el Clásico de Otoño (durante la serie de los Medias Negra de 1919) y también registra el triunfo decisivo de la lucha por el título en 1933 entre los Gigantes de Nueva York y los Senadores de Washington.

Pete Ramos no solo salvó, sin ayuda, ocho juegos consecutivos y cruciales, sino también obtuvo un banderín de la Liga para los Yanquis de Nueva York en 1964. La propio actuación de Chapman en la post-temporada, hasta el año pasado, ha sido apenas creíble, pero poco espectacular (2 salidas en Serie Divisional, 5 apariciones en juego, 4.2 innings en total, 4 carreras permitidas, un juego perdido, y cero ganados o salvados).

Si la inversión de $ 30 millones estaba destinada a contribuir decididamente a un viaje de Cincinnati a la Tierra Prometida de la gloria de la Serie Mundial, hasta ahora no se han acercado siquiera. Pero todavía nos queda un largo y sinuoso camino delante de nosotros. Todavía Aroldis Chapman puede tener finalmente su día en la gran liga de postemporada.

He aquí, pues, mi selección personal de las mejores actuaciones de cubanos en los montículos durante sus mejores años en grandes ligas. Obviamente es un ranking subjetivo y sujeto a horas de debate inútil. Pero probablemente se pueden hacer dos afirmaciones sin mucho temor a la contradicción.

La primera es que esta lista refleja las mejores actuaciones de pitcheo, durante un año, en la historia de más de un siglo de cubanos en grandes ligas, aunque hay cabida para mucha discusión acerca del peso relativo que se le asignará a tales actuaciones.

Danys Baez

Una segunda afirmación, aparentemente indiscutible, podría ser que Chapman podría pertenecer a esta lista, pero su estatus entre los cubanos que han logrado grandes temporadas todavía no está en la misma liga de Luque, Tiant, Cuéllar, los hermanos Hernández, Camilo Pascual, y tal vez incluso del pasado por alto y descartado rápidamente Danys Báez.

Los diez mejores logros individuales de pitchers de origen cubano en grandes ligas

(1)   Dolf Luque en 1923 – Disfrutando, sin dudas, de la mejor temporada de la historia para un cubano en grandes ligas (tanto para un lanzador como para un jugador de posición), Luque lideró la Liga Nacional con su marca de 27-8, porcentaje ganador  de .771, seis blanqueadas y efectividad de 1.93. Su total de victorias y efectividad se mantienen todavía como records del club de Cincinnati nueve décadas después.

Una temporada antes, el Luque lideró la Liga Nacional como el más perdedor con 23 derrotas. Fue el primer cubano en ganar un juego de Serie Mundial (1919), en llegar a más de 100 victorias, y ganar 20 juegos en una temporada; en 1923 también fue el primero de sus compatriotas en ganar en cualquiera de las dos ligas en juegos ganados o en el porcentaje de efectividad.

(2) Luis Tiant en 1968 – Tiant registró un notable récord de 1.60 ERA para Cleveland, en lo que más tarde fue conocido como “el año del pitcher” (Bob Gibson tuvo una mejor marca de 1,12 durante esa misma temporada en la Liga Nacional). “Little Louie” también ganó 21 partidos y fue primero en la liga con nueve blanqueadas. Esta fue la primera de las cuatro temporadas de Tiant con 20 victorias, y la primera de dos con ERA debajo de 2.00 (la otra es su marca de 1,91 con Boston en 1973).

(3) Mike Cuéllar en 1970 – El nativo de Santa Clara, se convirtió en el primer latinoamericano, y sigue siendo el único cubano que ha conseguido un Premio Cy Young, dividiendo el trofeo con Denny McLain de Detroit.

Cuéllar también terminó en undécimo lugar en la votación por el Jugador Más Valioso, y empatado con su compañero de equipo Dave McNally por el mejor de la Liga Americana con 24 victorias (y 8 derrotas). También lideró el circuito con 21 juegos completos para el campeón del mundo, los Orioles de Baltimore, y, finalmente, lanzó uno completo  para obtener la victoria en el decisivo quinto desafío por la discusión del título de la Serie Mundial.

(4) Pedro Ramos en 1964 – Líder durante mucho tiempo en juegos perdidos con Washington, fue una sensación en septiembre al final de su carrera, después de que Cleveland lo canjeara a los Yanquis por $ 75.000 y dos jugadores que fueron nombrados más tarde (Ralph Terry y Bud Daley).

En sólo 13 apariciones como relevista Ramos salvó ocho partidos, tuvo una efectividad de 1.25 y ponchó a 21 bateadores (no dio bases por bolas) en el mismo número de entradas. Su esfuerzo heroico permitió que Nueva York contuviera a Chicago y a Baltimore en una apretada lucha por el banderín de la Liga Americana, pero desafortunadamente no fue elegido para trabajar en la Serie Mundial. (El año siguiente también encabezó el bullpen de los Yanquis con un récord personal de 19 salvados).

(5) Liván Hernández en 1997 – El primer “desertor” en hacer un gran chapoteo en grandes ligas. Liván registró una marca de 9-3 en su campaña de novato por el campeonato mundial con los Marlins de la Florida, y terminó segundo en la votación del novato del año de la Liga Nacional Superior.

También salió de la Serie de Campeonato y la Serie Mundial con trofeos de JMV, siendo la primera vez que un novato reclamaba esa distinción. Hernández consiguió marca intachable de 2-0 tanto en la Serie de Campeonato como en la Serie Mundial, y empató con un récord de 15 ponches en su salida del quinto juego por la Serie de Campeonato contra Atlanta.

(6) Orlando Hernández en 1998 – El medio hermano de Liván redondeó una genuina marca de 12-4  (3.13 ERA) en su primera temporada con los Yanquis de Nueva York, ganadores del  banderín,  una hazaña que llamó la atención por su condición única de novato de 29 años.

Duque terminó en cuarto lugar en la votación por el novato del año de la Liga Americana. Después coronó la temporada de manera impresionante con una sólida victoria en el cuarto juego por la Liga Americana sobre Cleveland, y otra victoria durante el segundo juego de la Serie Mundial con el que los Yanquis barrieron a los Padres de San Diego. (Hernández también ganó el premio de Jugador Más Valioso de la Liga Americana una temporada más tarde.)

(7) Camilo Pascual en 1963 – El veterano as de la curva ganó más de 20 juegos (21) durante dos temporadas consecutivas para los Mellizos de Minnesota. También sobrepasó a los otros jugadores de la Liga Americana en juegos completos (18) por segundo año consecutivo, y en ponches (202) por tercer año consecutivo.

Pascual recibió el quinto mayor número de votos al JMV de la Liga Americana entre lanzadores, en una época en que se entregaba un único trofeo CY Young para las dos ligas.

(8) Sandy Consuegra en 1954 – Con un año verdaderamente de maravilla, Consuegra disfrutó de una notable temporada de 16-3 (.842 porcentaje de victorias) con los Medias Blancas de Chicago, mientras establecía su única campaña con cifras de dos dígitos en la columna de la victoria. Sus datos incluyen dos blanqueadas y tres salvados adicionales. De sus 39 apariciones, casi la mitad (17) fueron de relevo.

(9) Danys Báez en 2005 – El nativo de Pinar del Río terminó quinto en la Liga Americana en salvamentos,  al mismo tiempo que obtuvo el mayor número en ese departamento (41) para un nativo cubano.

Báez registró salvados en el 61% de las victorias de su club Tampa Bay, que terminó en el último lugar en la Liga Americana del Este y estuvo empatado en segundo lugar por tener el menor número de victorias entre los 30 equipos de Grandes Ligas. Fue el protagonista de la mejor efectividad de su equipo con 2,86 (mientras que la efectividad colectiva del Tampa Bay era en realidad un deprimente 5,39).

(10) Aroldis Chapman en 2012 – Chapman ancló el bullpen del equipo campeón de la división, Cincinnati, con el tercer mayor número de salvados de la Liga Nacional y números espectaculares tanto para la frecuencia de ponches como para la relación ponches / bases por bolas.

No obstante sus cifras globales parecen empañadas, hasta cierto punto, por el mero hecho de que Chapman permaneció en la lomita sólo durante un episodio en todas, menos dos, de sus 68 salidas de la temporada.

La gran pregunta que rodea ahora la carrera de Chapman es sobre su durabilidad. Si, él sí puede lanzar con el mejor de ellos, pero ¿cuánto tiempo podrá soportar su brazo elástico como lanzador puro en lugar de lanzador inteligente? Un brazo que llega a las 105 mph se calienta demasiado y ese impresionante  brazo podría convertirse en un apéndice muerto en fracción de segundos.

Aroldis también tuvo sus momentos estelares en Cuba, pero nunca pudo sostenerlos por mucho tiempo. Lideró la Liga Cubana en cantidad de ponches en una sola ocasión (2007, pero sólo la mitad de los que propinó el ideal Maels Rodríguez seis temporadas antes).

Él brilló brevemente durante su primera salida con el equipo nacional cubano (la Copa Mundial de Taipei en 2007) pero no logró impresionar en otro puñado de salidas internacionales llenas de presión (especialmente el Clásico Mundial de Béisbol de 2009), y en varias ocasiones perdió la posición de abridor en el Cuba A.

Su inconsistencia siempre ha sido un problema, algo que quizás ha podido evitar en gran parte de este año por su utilización exclusiva como breve aparición en una sola entrada por desafío.

Cualquier lanzallamas es extremadamente frágil, y para subrayar ese punto solo hay que mirar lo que le sucedió a su compatriota, quizás aún más prometedor, Maels Rodríguez.

Maels en una ocasión ponchó a 263 bateadores cubanos (en la Serie Nacional Cubana de 2001, con sólo 76 bases por bolas) en tan sólo 178 entradas. Los porcentajes registrados de Maels coinciden con los Chapman de este año (sí, con menos competición, pero también con dos veces la carga de trabajo). Pero menos de dos años después (cuando no llegaba aun a los 25 años), su brazo estaba muerto (su lanzamiento de 100 mph se redujo a un flotador de 85 mph), y en un abrir y cerrar de ojos una carrera muy prometedora se acabó repentinamente.

Por desgracia, esta perspectiva aterradora se cierne siempre a la vuelta de la esquina para un lanzador de cañón como Aroldis Chapman.

(*) Peter Bjarkman es autor de Historia del Béisbol Cubano, 1864-2006 (McFarland, 2007). Es reconocido como autoridad líder en el béisbol cubano, de las etapas pasadas y presentes. Regularmente ha  informado sobre las actuaciones de la Liga Cubana y del equipo nacional cubano como escritor de www.BaseballdeCuba.com durante los últimos seis años y más. Actualmente escribe un libro sobre la historia del equipo nacional cubano después de la Revolución.