La dulcería más chic de La Habana cobra el USD a 200 pesos
El Biky goza de privilegios por su cercanía a la cúpula del poder
Por Juan Diego Rodríguez (14ymedio)
HAVANA TIMES – Exclusiva, costosa y accesible solo para quien venza la cola, la dulcería habanera El Biky es inmune a cualquier crisis que sufre el cubano de a pie.
Situada en el número 412 de la calle Infanta, entre San Lázaro y Concordia, El Biky forma parte de un complejo gastronómico donde las formidables vitrinas, repletas de tartas y pasteles, reciben a quien pueda pagar su precio. La dulcería, en suma, más chic de Centro Habana.
«Siempre fue un lugar para personas pudientes», señala Pablo, un cliente que atribuye el abastecimiento constante de productos a la relación de este establecimiento con la cúpula del poder.
Abierto en 2014 con la poco elegante etiqueta de «cooperativa no agropecuaria», cuatro socios –de los cuales no consta el nombre– remodelaron un viejo edificio capitalino. En un año tuvieron listo el local, que abarca una buena parte de esa manzana en Infanta. De la «reparación integral» dan fe un par de fotografías donde los inversores, con orgullo, muestran el cambio del destartalado inmueble devenido dulcería.
«Todo es de lujo en El Biky», asegura Pablo, «los equipos son nuevos y de marcas importantes, diseñados para la producción industrial. Nadie sabe cómo los importaron». Poseen, además, guardias de seguridad en las puertas del complejo, «hombres maduros y entrenados, muy distintos de los muchachos enclenques que ponen a vigilar otros locales», agrega.
Pero lo más escandaloso, refiere el hombre, son los precios de los productos y el método de pago. «La dulcería siempre fue cara, pero después del ordenamiento monetario el cambio ha sido brutal». Curiosamente, y a pesar de tratarse de una cooperativa avalada por el Estado, El Biky valora la moneda libremente convertible (MLC) según el precio que tenga en el mercado informal (actualmente 200 pesos por 1 MLC). Esta irregularidad aumenta las sospechas de que, detrás de esa empresa, hay intereses privados vinculados al régimen.
De manera que, por un pie de limón que cuesta 10 MLC, hay que pagar 2.000 pesos; una tarta de coco de 5,75 MLC alcanza los 1.150 pesos; una de choco maní, 1.800. La misma tasa se aplica a los dulces más pequeños, como el éclair de chocolate de 0,95 MLC, las marquesitas de 0,35 centavos; y las porciones de torta y pastelitos de coco de 1 MLC, casi el mismo costo de la cerveza importada que ofrecen.
«Tienen el descaro de poner la equivalencia en la misma vitrina», lamenta Pablo. Un detalle elocuente a propósito de cómo se manipula el valor de la divisa en El Biky es que el pago se realiza a través de una aplicación telefónica de transferencia.
«Si usaran un POS», señala el hombre, aludiendo al terminal de pago electrónico por tarjeta de crédito, «entonces tendrían que cobrar el MLC según el Estado, pero eso no les conviene».
De El Biky sale el sustento de múltiples negocios menores de repostería. «Hace un momento salió un hombre con seis cakes: ahora los revende en su propio paladar», dice. Además, el establecimiento, donde siempre está a toda máquina el aire acondicionado, es la dulcería de la élite habanera.
«Aquí viene gente en carros y motos con chapa particular, de último modelo, que se ve que son ricos por como van vestidos. También llegan extranjeros y militares de alto rango», explica. «No es una cola ‘chusma’, como la del pollo, sino de la ‘burguesía’ cubana. Compran a veces en grandes cantidades».
Esta opulencia contrasta con la precaria alimentación de la mayoría de la población, que vive en la escasez permanente y no dispone del azúcar, la harina, el aceite y muchos otros productos para elaborar pasteles de calidad.
Da vergüenza que haya negocios como este con un pueblo que no tiene ni alimentos básicos.