La crisis de la leche en Cuba y la compra a EE.UU. y otros
El Gobierno importará 1.750 toneladas desde varios países, además de las donaciones de la ONU.
HAVANA TIMES – Han pasado dos días desde que la agencia española EFE divulgó la noticia de que Cuba había pedido, por primera vez en la historia, ayuda al Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas ante la falta de leche, pero el Gobierno sigue sin decir una sola palabra. Este jueves, el ministro de la Industria Alimentaria, Alberto López Díaz, ofreció una rueda de prensa para intentar tranquilizar a la población en la que afirmó que los niños de 0 a seis años tienen garantizada la leche en polvo los próximos días, aunque las explicaciones fueron confusas.
La llegada de un barco brasileño con 375 toneladas del producto “garantiza la distribución” para ese grupo un número de días que no fueron precisados. A continuación, el ministro citó varios contratos que suman, si las cifras son correctas, 1.750 toneladas de leche en polvo. Agregó que, puesto que el país consume 2.000 toneladas mensuales para niños, dietas médicas, embarazadas y “consumo social”, las importaciones “garantizan la estabilidad en la distribución para los meses de marzo y abril”.
Las cuentas no salen tal y como fueron expuestas, pero llamó la atención que, entre los contratos de importación se citó en primer lugar las 500 toneladas que llegarán de EE UU “en virtud de las excepciones establecidas por ese Gobierno para vender determinados productos a la Isla, mediante el pago inmediato y en efectivo”. Aunque las autoridades han reconocido que tienen permitido comprar ciertos productos al país vecino, denunciando a su vez que las condiciones son anómalas en el comercio internacional, rara vez hacen referencia a una adquisición concreta mediante las exenciones del embargo, vigentes desde 2001.
El resto de contratos citados por el ministro y divulgados por la prensa oficial lo forman otras 500 toneladas de Brasil, 245 de Canadá y 600 de “otros proveedores”.
López Díaz afirmó que el problema se está solucionando progresivamente gracias al “interés de la máxima dirección del país en un tema tan sensible”, y destacó que la leche en polvo se comercializa a altos precios en el mercado internacional. Más afortunados fueron los residentes en Villa Clara, Sancti Spíritus y Camagüey, si es correcto el dato ofrecido por el funcionario, que dijo que no hubo “afectaciones” en estos territorios porque hay disponibilidad de leche fresca.
La falta de leche se nota de manera más acuciante en el último año, cuando casi todas las provincias han tenido que hacer ajustes en las cuotas, reducir los grupos a los que se prioriza o sustituirlas por fórmulas que se asemejen, a veces, remotamente. Los productores comenzaron a elevar sus protestas a partir de la “tarea ordenamiento” , a partir de enero de 2021, y su incidencia en la elevada inflación, que ha arrasado lo que quedaba de la economía cubana.
La mayoría afirma que los contratos con el Estado no les compensan ni, tan siquiera, cubren los gastos que les genera el ganado: se paga poco, tarde y mal. A ello se unen las consecuencias de incumplir los acuerdos por causas ajenas a su voluntad. El Gobierno puede imponer multas y sanciones si no se entrega lo pactado, que es imposible en ocasiones por la desnutrición del ganado a raíz de la falta de pienso y de combustible para el acarreo, además de la inseguridad que ha aumentado el robo de animales.
“Si pagaran al campesino a tiempo y aumentaran su precio verían mejores resultados, pero bueno: trabajas y el impago da el resultado de lo que hoy se ve”, respondía un usuario en redes sociales a la nota del ministerio.
A mediados de febrero, las quejas de la población por los problemas con la leche en polvo llegaron a la televisión cubana. La ministra de Comercio Interior, Betsy Díaz Velázquez, expuso que la mayor parte del producto se adquiere en «mercados lejanos, lo cual encarece el precio y hace más demorada la travesía». La actual distribución de este producto a niños entre cero y siete años se realiza con las reservas del país y «la valiosa contribución del Programa Mundial de Alimentos con donativos, y de actores económicos (mipymes) a partir de préstamos contractuales».
La ministra hacía una referencia que en ese momento pasó inadvertida, ya que la colaboración del PMA con Cuba –como con todos los países con necesidades alimenticias– es histórica. Sin embargo, lo que nunca había sucedido y de lo que el Gobierno sigue eludiendo hablar es de la petición de ayuda urgente.
“Confirmamos que el PMA ha recibido una comunicación oficial del Gobierno (cubano) solicitando apoyo para continuar la entrega mensual de un kilogramo de leche destinada a niñas y niños menores de siete años en todo el país”, indicó por escrito la delegación en la Isla a EFE, que tuvo acceso a la información a través de sus fuentes.
El organismo agregó que «es la primera vez que Cuba solicita apoyo emitiendo una comunicación oficial al más alto nivel de dirección del PMA» y lo hizo, según la agencia, mediante el envío de una carta del Ministerio de Comercio Exterior e Inversión Extranjera a la dirección ejecutiva del PMA en Roma a finales del año pasado. Gracias a eso, se enviaron «144 toneladas métricas de leche en polvo descremada, beneficiando a casi 48.000 niñas y niños de entre siete meses y tres años en Pinar del Río y La Habana», el 6% de los menores a los que el Gobierno quiere llegar.
Este jueves, BBC Mundo intentó obtener una declaración del Gobierno cubano, que sigue cerrado a hablar del tema hasta la fecha.
En su rueda de prensa de este jueves, el ministro Alberto López Díaz también hizo mención a la situación del pan de la canasta, escaso cuando no ausente “ante la indisponibilidad de harina de trigo”, aunque, “de acuerdo con las producciones de cada territorio, las autoridades locales han ido tomando determinaciones”.
Harina sobra en Cuba, como contó ayer 14ymedio, gracias a las importaciones de las mipymes, algunas de las cuales son testaferros del propio Estado. Con la leche, la situación es igual. La venta mayorista de los privados y la informal dominan las redes, pero para llegar a ella, hay que poder pagarla, dejando al descubierto la cada vez más visible brecha entre las clases sociales que vino a abolir la Revolución.