La carreta detrás de los bueyes (II)

Por Lázaro González

Carretones

HAVANA TIMES, 26 mayo — El gobierno cubano ha expresado su voluntad de hacer parir la tierra y fomentar la producción de alimentos, como estrategia de sobrevivencia y autonomía.  El reciente acuerdo del Consejo de Ministros (aún por ponerse en práctica) que autoriza el otorgamiento de créditos bancarios a los campesinos, entre otras personas naturales, así lo patentiza.

Se brinda, de ese modo, un importante espaldarazo al quinto eslabón de la cadena que lleva hasta el campo los implementos agrícolas: concepción, diseño, desarrollo, fabricación y comercialización.

Vea: La carreta detrás de los buyes (1)

Pero esta última actividad no ha corrido con fortuna desde que comenzó en diciembre pasado, debido, fundamentalmente, a los elevados precios de los instrumentos, según los resultados de un reciente sondeo realizado entre agricultores de diferentes provincias.

“La imposibilidad de ofrecer préstamos a los productores tenía frenada las ventas del Programa campesino.  Estamos seguros de que cuando los agricultores puedan acceder a los préstamos estatales, estos productos tendrán una mayor salida.” declaró a este redactor Guillermo Pérez Tres Palacios, jefe comercial del Grupo Empresarial de la Logística del Ministerio de la Agricultura (Gelma).  Esta entidad es la encargada de mercadear, a través de sus empresas provinciales de suministros y transporte agropecuarios, los instrumentos agrícolas producidos por la industria sideromecánica.

Arado

Sin prestamos ventas muy bajas

De los 25 mil producidos, hasta finales de abril se habían vendido solamente 36 implementos en ocho provincias, la mayoría en Santiago de Cuba, con un valor total de unos 158 mil pesos (under US 7.000).  De acuerdo con Tres Palacios, todas las formas productivas vinculadas a la actividad agropecuaria pueden adquirir los implementos, a través de los mecanismos tradicionales de contratación.  “Nuestros centros de atención al campesino cuentan con toda la documentación y experiencia legal para comercializarlos.”

Sin embargo, los implementos no están incluidos dentro del sistema de la capacidad de compra en pesos convertibles, que estimula a los productores por sus entregas al Estado.  Para ese programa los centros ofertan baterías, neumáticos, productos químicos como el Potrerón (herbicida), entre otras partes y piezas.  Varios campesinos consultados aseguran que han acumulado cientos y hasta miles de pesos convertibles en esas cuentas y no encuentran en qué gastarlos, porque la oferta de los centros de atención es raquítica.

La mayoría de los países desarrollados invierten grandes cifras de dinero en subsidiar su agricultura, pues les resulta más económico que importar alimentos.  Ante esa interpelación, Tres Palacios defiende contra viento y marea la idea de vender estos instrumentos sin subsidios: “porque es la primera vez que los campesinos tienen la posibilidad de satisfacer sus necesidades personalmente, sin esperar asignaciones, planificaciones o decisiones verticales.  Los tienen al alcance de la mano, en los 140 municipios con áreas agrícolas.”

Cultivador

“Nuestra tarea actualmente es impulsar la comercialización de estos utensilios.  Tenemos que promoverlos por todas las vías: participar en eventos, organizar muestras, entregar plegables, intercambiar con los directivos de las diferentes formas productivas y con los medios de comunicación masiva.”

Ayudaría mucho, añade, profesionalizar la promoción.  “Habría que socializar las experiencias de los más adelantados, como nuestros compañeros de Santiago de Cuba quienes, a pesar de no tener un alto potencial agrícola, han vendido el 40 por ciento de todos los implementos comercializados a nivel nacional.

“Algunos pueden decir que están caros, y es verdad si se comparan con los productos que antes subsidiábamos; pero si analizamos su calidad, funcionalidad y vida útil, vale la pena la inversión, se recupera en un período de tiempo no muy largo.  No obstante, la dirección del Ministerio de la Agricultura nos dio la tarea de buscar reservas en las fichas de costo, para intentar bajar los precios.

“Hemos indicado darle seguimiento a los productos, publicitar nuestros servicios de posventa para reparar y darles mantenimiento a esos implementos en todos los talleres provinciales.  Trabajamos para que nuestros centros de atención en los municipios se conviertan en unidades integrales de logística, y brinden una gama amplia de servicios a los campesinos.” señala Tres Palacios.

“A partir de mayo vamos a producir en los talleres de nuestras empresas y a comercializar en los centros de atención, nuevos productos para el Programa campesino: monturas, bastos, cinturones de fuerza, frontines, argollas para narigones, polainas, yugos, entre otros.

Tenemos planificado, además, comenzar este año la venta de sistemas de riego, picadores de forraje, molinos a viento, carretones para caballo, todos de producción nacional.” concluye el directivo, con la invitación a reanudar el contacto dentro de unos meses, para evaluar la eficiencia comercial de esta imprescindible aguijada de la agricultura cubana.

Mientras tanto los productores continuarán mirando los toros desde la barrera, o más bien los bueyes desde la carreta, tratando de impedir que el vehículo de carga no arrolle a los animales por apuros imprudentes.