Jimmy Carter describe su visita a Cuba

Conferencia de prensa de James Carter en La Habana. Foto: Jorge Luis Baños

HAVANA TIMES, 4 abril — El ex presidente estadounidense James Carter estará reportando a la Administración Obama sobre su reciente viaje de tres días a Cuba. Ahora él emitió un reporte público de su estadía en La Habana como invitado del gobierno cubano.

Mostramos a continuación nuestra traducción del reporte integro según se publicó en la página digital del Centro Carter.

Reporte del expresidente de los Estados Unidos James Carter sobre su viaje a Cuba entre el  28 y 30 de marzo de 2011

Mi esposa Rosalynn y yo visitamos La Habana a nombre del Centro Carter y por invitación del presidente Raúl Castro. Fuimos acompañados por John Hardman, Jennifer McCoy, Robert Pastor, Melissa Montgomery, John Moores  y Diane Rosenberg.

Los objetivos de nuestro viaje eran los siguientes:

1. Familiarizarnos con el presidente Raúl Castro, determinar cuáles son sus objetivos inmediatos y a largo plazo para con la Isla. El Congreso del Partido tendrá lugar en abril (en conmemoración al 50 aniversario de bahía de Cochinos), y los cubanos pondrán en práctica reformas económicas y sociales.

2. Explorar las ideas de cómo se pueden mejorar las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.

3. Reunirme con personalidades claves del Gobierno cubano al igual que con sectores independientes.

4. Aprender lo más que pueda sobre el caso de los prisioneros, los Cinco Cubanos en Estados Unidos y Alan Gross en Cuba.

Antes de realizar el viaje conversé con la secretaria de estado Hillary Clinton, con el consejero de seguridad nacional el señor Donilon y con Judy Gross.

Existe, fundamentalmente, una discrepancia entre las políticas cubanas y estadounidenses, que se basa en los esfuerzos de más de medio siglo de los líderes de Washington para perturbar y provocar cambios en el régimen comunista de Fidel y Raúl Castro.

Se mantiene un embargo contra la Isla, codificado dentro de la ley Helms-Burton que se aprobó durante la administración Clinton. Actividades o fondos empleados bajo sus auspicios, como se dijo oficialmente en la ley, y asumida también por los cubanos, se limitan a programas para la promoción de la democracia, diseñados para debilitar y destruir el régimen de Castro. Tales actividades son autorizadas por las leyes de Estados Unidos y son consideradas un crimen contra el Estado, según las leyes cubanas.

A los ciudadanos norteamericanos se les niega el derecho de visitar Cuba, exceptuando algunas causas (académicas, periodísticas o  religiosas) y las familias cubano-americanas.

Los cubanos saben que, como presidente, levanté todas las restricciones de viaje y di pasos para normalizar las relaciones diplomáticas entre los dos países. Esto incluyó el establecimiento de la Sección de intereses en La Habana y Washington, a través del cual se podía establecer un intercambio diplomático mínimo.

Nos recibieron en el aeropuerto por el canciller, Bruno Rodríguez, el jefe de la Sección de Intereses de Cuba, Jorge Alberto Bolaños, y el jefe de la Misión de Estados Unidos Jonathan Farrar. Me dirigí a nuestro hotel con el Ministro del Exterior, quien reconoció algunos pasos positivos dados por la administración de Obama (que yo enumeré detalladamente), pero mantuvo que el impacto general de las recientes políticas había sido muy perjudicial para Cuba, primeramente debido a la reducción de las transacciones financieras a través de bancos extranjeros. También, la continuidad del programa de la Helms-Burton para la “promoción de la democracia”, que es la estrategia de un cambio de régimen que cuesta 20 millones de dólares, y que se mantiene como una fuente de gran preocupación.

Nuestra primera reunión informativa tuvo lugar en la Sección de Intereses de los Estados Unidos, donde conversé, también, con los empleados allí reunidos (tanto en español como inglés). Nos sorprendió el número de trabajadores, 50 estadounidenses y 270 cubanos. Parece que existe un mínimo de contacto directo entre diplomáticos norteamericanos y altos dirigentes cubanos.

Lo siguiente fue una visita exquisita a líderes de la Comunidad judía cubana. Aunque no existe ningún rabino en Cuba, los 1500 judíos cubanos tienen una religión dinámica y una agenda social. Ellos dicen que tienen completa libertad para practicar su religión y adecuada comunicación de Internet con el mundo exterior, y que ellos, además, no tuvieron un contacto significativo con Alan Gross.

Nuestro próximo encuentro fue con el cardenal Jaime Ortega, quien explicó el procedimiento por el cual el gobierno cubano permitió la liberación de los 52 prisioneros restantes, de los 75 que fueron encarcelados en marzo del 2003, aparte de otros 74 adicionales durante los últimos seis meses. A 12 de ellos se les permitió permanecer en Cuba y el resto fueron exiliados en España. El Cardenal también nos dio un breve resumen de la posición de varios grupos religiosos en Cuba.

Rosalynn, Jennifer y yo tuvimos un extenso encuentro privado con el ministro del exterior Rodríguez, quien repitió gran parte de nuestra conversación anterior y se concentró en el caso de Alan Gross, quien fuera arrestado, enjuiciado y sentenciado durante su quinta visita a Cuba, por “actos contra la independencia del estado”.

Bajo un contrato con la US-AID, Gross poseía equipos diseñados para ampliar la comunicación en Internet, que eran, aparentemente, para el beneficio de la Comunidad Judía Cubana, usando fondos bajo la ley Helms-Burton. (Los cubanos me informaron que el prisionero Alan Gross no sería puesto en libertad durante mi visita, pero creen que esta es una posibilidad después que se complete el proceso de apelación)

En nuestro encuentro-desayuno con los embajadores de España, Canadá, Hungría,  México, Reino Unido, Estados Unidos, Suecia, Brasil, y Colombia, ellos reafirmaron lo que había dicho el Ministro del Exterior sobre los efectos desfavorables en sus bancos y sus movimientos de fondos hacia Cuba como resultado de nuevas y más severas restricciones del Banco de Estados Unidos.

Hicimos una pregunta acerca de la lista de terroristas y los embajadores de España y Colombia dijeron que no tenían preocupación alguna por la presencia de miembros de la FARC, ETA, y la ELN en Cuba. Además, ellos mantuvieron que esto mejoraba sus posibilidades de negociar de forma más efectiva con estos grupos. En realidad los miembros de la ETA están aquí por pedido del gobierno español.

Después tuvimos una conferencia extensa sobre la política económica cubana impartida por Oswaldo Martínez, presidente de la Comisión Económica de la Asamblea Nacional. Él describió los actuales problemas de Cuba y subrayó los pasos que se están dando o contemplando para lograr “un progreso prudente” hacia la reducción del control del Estado sobre la agricultura, el comercio y los servicios. Ahora, por ejemplo, solo un 50 % de la tierra arable está siendo usada, y la tierra inactiva es entregada a familias privadas, con arrendamiento, por “tiempo indefinido”.

Otras miles de personas son estimuladas para que abran negocios privados.

Después de visitar un enorme centro de ancianos, almorzamos con el presidente de la Asamblea Nacional Ricardo Alarcón, quien describió los objetivos inminentes del Congreso del PCC con aproximadamente 1000 personas. Él dijo que más de 2/3 de los párrafos propuestos han sido modificados para acomodar las sugerencias hechas por los ciudadanos.

Nos encontramos, más tarde, con dos madres y tres esposas de los Cinco Héroes, quienes permanecen en prisión, ahora,  por más de 12 años. El juicio que se les realizó estuvo cargado por el clima político de Miami, y una corte de apelación de los Estados Unidos lo consideró parcial,  pero se ha negado subsecuentes apelaciones. Altos dirigentes cubanos reclaman que recibieron la palabra del presidente Clinton de que no sobrevolarían más aviones pequeños sobre La Habana, y que los Estados Unidos fue advertido de que no se permitiría más violaciones de la soberanía cubana. A pesar de esto el pequeño avión repitió su misión y fue derribado. Estos oficiales dicen que el miembro de los cinco cubanos que fue enjuiciado por asesinar la tripulación de ese avión no pudo estar relacionado con este hecho.

Despues, Rosalynn, Jennifer y yo tuvimos un largo encuentro con el presidente Raúl Castro, donde abordamos, nuevamente muchos de los mismos asuntos políticos y económicos. Él dio un panorama de la Revolución Cubana, del incidente de Bahía de Cochinos, la relación frecuentemente de confrontación de Cuba con la Unión Soviética, el papel de las Fuerzas Armadas en Angola y otros países, su relación con Fidel y una guía del discurso que dará en el congreso del Partido. Raúl recibió muy bien mi sugerencia de que él  y sus ministros tengan un acceso más fácil y más frecuente a diplomáticos extranjeros. Después, todos los miembros de nuestro grupo se unieron a otros importantes líderes cubanos, en una cena cuyo anfitrión fue el Presidente.

En la mañana del miércoles nos reunimos con un grupo activo de disidentes, blogueros y otros, y después recibimos a 10 de los 12 prisioneros políticos que fueron liberados y a sus esposas, quienes contaron que ellas todavía estaban insistiendo en que aquellos que fueron exiliados en España pudieran regresar a Cuba. Se quejaron, también, sobre la dificultad que tienen para renovar sus carnés de identidad y las licencias de conducción.

Mi esposa y yo le hicimos una extensa visita a Alan Gross en el hospital militar, donde se encuentra preso. El expresó un poco de molestia por ser tratado, ahora, mejor que sus compañeros prisioneros (después de un anterior tratamiento más pobre) y dijo que tenía adecuada comunicación con su esposa y familia.

Después visitamos a Fidel en su casa privada y lo encontramos muy vigoroso, alerta y especialmente intentando monitorear los voluminosos reportes de prensa en su lista de asuntos. Su problema principal de salud están relacionado con su rodilla izquierda y el hombro derecho, que sufrieron daños serios durante una caída en el 2004 en una ceremonia en honor a Che Guevara.

Antes de salir de La Habana tuve una conferencia de prensa, una entrevista para la televisión, y otra pequeña sesión con el presidente Raúl Castro quien me despidió en el aeropuerto. En el aeropuerto repetí mi pedido de que el señor Gross fuera liberado y le transmití preocupaciones que recibí de grupos de disidentes. Me prometió que investigaría las preocupaciones y me informaría sobre sus decisiones al respecto.

En sentido general, pienso que los objetivos principales del Centro Carter se cumplieron durante la visita.

James Carter