Intentando trabajar por cuenta propia (III)

Yusimí Rodríguez

Vendedor cuentapropista. Foto: Caridad

HAVANA TIMES, 8 julio — He vuelto a ver a Pepe después de tres meses.  En abril había logrado arrancar su negocio de venta de fiambres en la calle con un carrito.

Justo en la misma semana que comenzó, apareció un competidor que se ubicó a menos de tres metros con su carrito a vender lo mismo que él: papas fritas, croquetas y papas rellenas con pan.  El destino quiso que el carrito del competidor se incendiara y Pepe pudo suspirar de alivio.  Por un tiempo.

Me encontré a Pepe en la Calzada de Diez de Octubre, sentado en un banco de un parque.  No me extrañó verlo allí a las once de la mañana, porque sé que este sitio le gusta.  Supuse que habría dejado a alguien encargado del negocio mientras buscaba mercancía, y se habría tomado unos minutos para descansar.

Sonrió al verme, pero no era una sonrisa feliz.  “Se me incendió el carrito.” dijo.  Al principio pensé que era una broma, el destino no podía ser tan cruel.   Pero parece que puede ser peor aún.

Se encogió de hombros cuando le pregunté si tenía arreglo.  Al preguntarle qué pensaba hacer ahora, dijo: “Tengo un montón de ideas, un montón, le sé un mundo a la gastronomía….” No me miraba a mí sino a la gente que caminaba por la calzada.  “… pero ya no tengo fuerzas, me dieron un certificado médico por la presión y me ha subido el azúcar; tenía que haberme decidido a hacer esto hace diez años.

Ahora es mucho para mí.” No quise decirle que hace  diez años tal vez no le hubiera sido posible.  Después de los noventa, cuando fue necesario abrir el sector privado para impulsar la economía del país, las licencias para realizar trabajos por cuenta propia estuvieron paralizadas durante mucho tiempo.  Recordar eso no lo haría sentir mejor.

No pensé que esta historia acabaría así.  Recuerdo cuando conocí a Pepe hace dos años.  Iba a cumplir sesenta, pero estaba lleno de energía.  Cuando hace meses, la gente miraba con miedo el anuncio de los despidos y la nueva apertura del sector privado, él veía una oportunidad de prosperar.

Ahora tendrá que conformarse con el retiro.  El suyo no será de los más bajos, trabaja desde antes de los veinte.  Pero ya he visto para qué alcanzan los retiros.