Hombre, cubano, y negro

Con una perspectiva histórica, el investigador Maikel Colón Pichardo analiza las masculinidades y los estereotipos raciales en Cuba

IPS Cuba

Los estereotipos que rodean a los cubanos negros dentro y fuera de la isla caribeña tienen sus matices. Foto: Tomada de la cubierta del libro. Raciel (detalle), Néstor Kim Enríquez

HAVANA TIMES – Puede ser “el negro del saco”, “el negro brujo” o el antiguo deseo de “adelantar” y no “atrasar la raza”. Mitos y estereotipos que desde inicios del siglo XX se han ido transmitiendo de generación en generación y, aunque se vistan a la última moda, siguen perpetuando la discriminación de las personas negras y mestizas en la Cuba de hoy.

Cuáles son las raíces históricas del racismo y, en específico, cómo lo viven y experimentan los hombres negros en la isla del Caribe, ha centrado los estudios del historiador cubano Maikel Colón Pichardo desde sus tiempos universitarios, cuando con cierta asiduidad algún policía le solicitaba su Carnet de identidad en las cercanías de la Universidad de La Habana, por el único motivo evidente del color de su piel.

Por alguna razón, reflexiona ahora, si un policía veía a un joven negro o mulato, con mochila, en el centro de la ciudad, no podía pensar que iba a estudiar, sino que estaría a la caza de turistas. Esa asociación, muchas veces a nivel inconsciente, tiene detrás siglos de esclavitud y de una república neocolonial que nació bajo la influencia estadounidense, incluyendo la promoción de la hegemonía blanca.

Esa singularidad de ser “hombre, cubano y negro” lo ha seguido hasta Europa, donde trabaja en su tesis de doctorado para la Universidad Autónoma de Barcelona, contó el integrante de la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades (Riam) durante una presentación, el 22 de octubre, en la sede del proyecto Cabildo Quisicuaba, en el barrio Los Sitios, del municipio capitalino de Centro Habana.

¿Es fácil ser hombre y difícil ser negro?…, este tema centró la atención del debate realizado en el proyecto Quisicuaba. Foto: Tomada del perfil de JCGP

“Allí también es distinto: no es lo mismo ser un hombre cubano blanco, que un hombre cubano negro. Y no es lo mismo, ser un negro cubano que un negro dominicano, a pesar de las cercanías geográficas y culturales”, explicó al presentar su libro ¿Es fácil ser hombre y difícil ser negro? Masculinidades y estereotipos raciales en Cuba (1898-1912).

Sin embargo, los estereotipos que rodean a los cubanos negros dentro y fuera de la Isla caribeña tienen sus matices. Hacia fuera prevalece, sobre todo, una visión hipersexual que atrae a las mujeres y también a algunos grupos que viajan al país en busca de un joven negro que “las acompañe” durante sus vacaciones en el Caribe. Sexo y baile, podrían ser las dos palabras claves en ese escenario.

Hacia adentro, la situación se complejiza y diversifica

“La racialización de la sexualidad (dígase, los negros la tienen grande, en referencia al tamaño del pene), la asociación de lo negro con atraso y la recurrente construcción de mitos en torno a la criminalidad y la marginalidad, condicionan la representación social de los hombres negros en los diferentes escenarios de la Cuba contemporánea”, afirmó a la Redacción IPS Cuba, Colón Pichardo.

En la nota al libro, el historiador y antropólogo cubano, Julio César González Pagés, consideró que “la percepción sobre los hombres y sus masculinidades pasa por muchos mandatos culturales y hegemónicos, en los cuales los temas raciales generalmente no son abordados con claridad, ni desde la investigación social”.

Para el también fundador de la Riam y actual Oficial de Programas de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (Cosude), el ensayo merecedor del Premio Calendario 2016 de la Asociación Hermanos Saíz “puede considerarse ya una referencia para el abordaje del racismo y sus implicaciones en la conformación de la ideología machista y sus secuelas de violencia e inequidad”.

El reto estaría, coincidieron González Pagés y Colón Pichardo, durante el debate que suscitó la presentación en el proyecto Quisicuaba, en cómo analizar estos temas en la Cuba de hoy para avanzar hacia la deconstrucción de los mitos y estereotipos que sirven de base a las diversas expresiones de racismo.

Uno de los retos es cómo analizar estos temas en la Cuba de hoy.  Foto: Tomada del perfil de JCGP

El primer problema a enfrentar, según el autor de ¿Es fácil ser hombre y difícil ser negro?…, radica en que “la sociedad cubana no se asume como una sociedad racista”.

En ese sentido, Geidys Fundora, profesora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO-Cuba), expuso los obstáculos que surgen a la hora de trabajar esos temas desde los proyectos que se implementan a nivel comunitario, incluida una fuerte resistencia a su abordaje por considerarse que “va en contra de la unidad nacional”.

Según Fundora, entre otros argumentos para evitar el abordaje del racismo aparecen: “Hay racismo también hacia los blancos”, “los más racistas son los mismos negros”, “yo no soy racista, porque tengo muchos amigos negros”, así como defender el carácter no discriminatorio de la sociedad, aludiendo a casos de personas negras exitosas (como campeones deportivos), invisibilizando al resto de la población.

A juicio de Colón Pichardo, para avanzar hacia un desmontaje del racismo, incluido su vínculo con las masculinidades negras y mestizas, sería necesario desbloquear dos frentes.

“En primer lugar, los medios de comunicación. La sociedad cubana es muy televidente y la mayoría de los espacios de la TV, dígase telenovelas, videos clips y otros, no suelen representar la sociedad cubana en toda su diversidad. El hombre negro casi siempre es representado a partir de los estereotipos raciales más comunes y puede salir perjudicado”, dijo a la Redacción IPS Cuba.

En motivos como este, añadió, radica “la importancia de que los espacios de comunicación social que generan tanto impacto tengan presente los códigos racistas que se perpetúan en la cotidianidad cubana”.

El segundo frente, según el especialista, estaría en el ámbito de la política del Estado: “El racismo solo es posible combatirlo con políticas públicas que tengan un impacto sistemático en ámbitos como la educación y la cultura”.

“No es normal que Palón divino, del reguetonero Chocolate MC –una exaltación falocentrista y violenta de la masculinidad- sea aceptado con tanta naturalidad. La realidad es más compleja que una simple canción, pero estas muchas veces son el reflejo de los imaginarios raciales construidos y los que aún están por construirse, si no se actúa cuanto antes”, aseguró.