“Habana 505”, de Fernando Pruna Bertot, una exclusiva lección de historia

Vicente Morín Aguado

HAVANA TIMES – Habana 505 y su creador, Fernando Pruna Bertot, aparecieron inesperadamente en una de las carpas, puntos de venta de la Feria del Libro de Miami 2018, después de dos días de búsqueda tras esa novedad que anhela todo periodista. Fernando conversaba con la exitosa escritora venezolana María Elena Lavaud, junto al stand mayormente consagrado a la hoy convulsa tierra del Orinoco. ¿La Habana allí? La sorpresa terminó en hallazgo extraordinario.

Se trata de 716 páginas amigo, hay que leer con paciencia, parte es mi propia vida, es también la de mi país durante un momento definitivo de su historia.

El libro estaba firmado a dos manos, porque aparecía en primera línea Ciryaque Griffon, un francés bien ubicado en el universo literario europeo. Aún no he terminado de leer este volumen impreso, inusualmente extenso, sobre la historia de Cuba, pero me resultó imposible no abordarlo, desdeñando, inclusive, a la muy mediática Michelle Obama exhibiendo su Becoming por todas partes.

Juzgado a finales de 1959, Fernando no olvida al fiscal de su juicio sumario: “Está acusado de actos políticos subversivos y contrarrevolucionarios. Es la primera vez desde que se inició la Revolución cubana que me enfrento a un caso semejante. Usted ha sido el primer cubano que ha participado activamente en la oposición contra Fidel Castro, contra la Revolución.”

De un violento empujón entraba nuestro protagonista en una nueva fase histórica, no pertenecía a los enjuiciados torturadores y asesinos de los cuerpos armados de una dictadura derribada por el ejército guerrillero en el poder. Hijo de una notoria familia de la alta burguesía cubana, el joven enfrentaba una petición de fusilamiento, al ser capturado en las montañas de Pinar del Río, donde siguió el ejemplo del líder a quien combatía, cuyo actuar pintaba cada vez más al rojo.

Fernando Pruna Bertot

A los 23 años yo era un joven profundamente idealista, con un amor extraordinario a mi Patria. Nunca fui ni fidelista ni revolucionario, pues conocía de cerca, gracias a las relaciones de mi padre con amistades en los servicios de inteligencia de Batista, que Fidel Castro, su hermano y el Che Guevara, entre otros, eran comunistas. Nunca me sentí engañado por Fidel, como muchos revolucionarios, porque no tenía dudas de su proyección política y sus aspiraciones de poder absoluto. La Revolución era vulnerable solamente en su principio. Yo quise aprovechar esa vulnerabilidad.   

Una tarde-noche de conversación con Pruna Bertot develó la génesis de Habana 505, un texto publicado originalmente en francés, cuyo éxito inicial, bajo la firma única de Ciryaque Griffon, condujo a la edición ampliada en español y de seguro a una próxima en inglés, tratándose de la todopoderosa editorial Amazón.

Mi temprana juventud transcurrió entre La Habana, Miami y Nueva York. Conocí muchas celebridades en el mundo de los grandes espectáculos nocturnos. Entre tantas, a las hermanas Denice y Helene Darcel, la segunda el amor correspondido de mi vida, la primera actriz y cantante de notable éxito en Hollywood, ambas extraordinariamente bellas. Sin contar el libro, después de 17 años en las prisiones castristas, algunos más sin poder abandonar el país, vuelvo a Miami y un día del 2004 decidí hurgar en el pasado invocando aquella fantástica juventud.

La historia es parte de la obra literaria, así convertido en un retrato de la Cuba definitivamente fragmentada por Fidel Castro, a quien nunca se le vio disfrutar de un baile: En aquella época Cuba era un paraíso, con todas las comodidades modernas, tomadas del modelo estadounidense, pero sin perder su esencia latina, lo que la convertía en un lugar mágico.

Fernando terminó contando su historia al francés, mientras encontraba a Denice en California, donde murió la mujer que animó junto a Sarita Montiel el clásico western “Veracruz”, consagración de Gary Cooper y Burt Lancaster. La historia del exguerrillero cubano tuvo éxito y al decidir publicarla en español surgió un inusitado dilema que explica el primer autor:

Casa Natal Habana 505 Lamparilla y Amargura

El mito de la Revolución, visto desde un prisma comprometido, alteró un tanto mi objetividad de los hechos. Arrepentido le pedí a Fernando que tomara prestada mi pluma e hiciera todas las correcciones necesarias.

No todas las fuentes eran objetivas, el protagonista se convirtió en escritor, aportando más de 300 páginas de notas, documentos absolutamente fidedignos, resúmenes de entrevistas, fotografías inéditas, en fin, un archivo documental que sustenta lo que bien calificamos de monumental clase de historia de Cuba en el período más trascendente de la época contemporánea.

De su propio actuar, que incluye las armas, una espectacular fuga en prisión y la intervención salvadora de la ayudante personal de Fidel Castro, Celia Sánchez Manduley, proverbial en su sensibilidad, cuenta también este seguro Best Seller, ahora en la lengua de los cubanos. La historia no ha terminado, a dos preguntas obligadas Fernando advierte sin cerrar los caminos:

De nuevo 23 años en Cuba, ¿volverías a la lucha armada en las montañas?

No lo haría, porque las condiciones actuales son totalmente distintas a las de entonces.

Respecto a la historia de nuestro país, ¿qué le dices a las generaciones posteriores a tus 82 años?

Que la libertad cuesta muy cara. Que es necesario pagar ese costo para lograrla. No veo que las generaciones actuales cubanas tengan la conciencia y la disposición de ofrendar el sacrificio de tal costo.
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Habana 505 está disponible digital, en Amazón, o buscar directamente  www.habana505.com

[Existen ediciones impresas en Papel, francés y español.]

Vicente Morín Aguado: [email protected]

One thought on ““Habana 505”, de Fernando Pruna Bertot, una exclusiva lección de historia

  • que sacrificio se va a hacer cuando TODOS los paises letrinoamericanos nos han dado la espalda olimpicamente y eeuu despues del fiasco de bahia de cochinos decidio que cuba era una causa perdida. vamos a luchar solos contra angeles y demonios a la vez?

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