Granma, de nuevo monarca de la pelota cubana

Por José A. Rodríguez

Granma campeón de la pelota cubana por segundo año consecutivo. Foto: Ricardo Lopez Hevia /granma.cu

HAVANA TIMES – Como presagió la gran mayoría de los especialistas, Granma volvió a coronarse en la pelota cubana, aunque Las Tunas, que por primera vez avanzaba a la discusión del cetro, le hizo sudar más de la cuenta al forzar hasta un séptimo partido, el único de la final en el que ganó el equipo visitante.

Otra vez los Alazanes tuvieron que reponerse de una derrota inicial de su principal carta monticular (Lázaro Blanco), al pobre momento ofensivo de su mejor bateador (Alfredo Despaigne), y a no comenzar con el líder jonronero del campeonato en la alineación titular (Lázaro Cedeño).

A esto se debe sumar el golpe sicológico de haber caído en el juego seis, luego de una decisión errónea de su mentor Carlos Martí, al pasar para primera base a Jorge Jhonson para intentar dominar al veterano Danel Castro. Como mismo hizo ante Industriales, el bateador designado tunero no perdonó la afrenta, y esta vez mandó la pelota fuera de los límites del estadio Julio Antonio Mella.

Los Leñadores comenzaron la batalla por el primer puesto bien impetuosos, apoyados en su gran momento sicológico, tras vencer en dos ocasiones a los capitalinos en el cruce semifinal.

Ese impulso, combinado con el amplio descanso que tenían los granmenses luego de haberse clasificado con bastante anterioridad, culminó con par de triunfos de los tuneros en los juegos iniciales, que recordó a muchos el comienzo precisamente de Granma el pasado año en la final, donde desbancó  por barrida a Ciego de Ávila, que a la sazón también era el poseedor de la corona doméstica.

Danel Castro fue el heroe por Las Tunas del sexto juego de la serie final. Photo: Ricardo Lopez Hevia /granma.cu

Si ante los capitalinos las hachas salieron a escena en las postrimerías, con el despertar de su cuarto bate, Yosvany Alarcón, la producción ofensiva comenzaba bien temprano, y provocó que esos choques se fueran de un solo lado desde el comienzo.

Lo mismo ocurrió cuando la serie se trasladó al Mártires de Barbados, pues los Alazanes cayeron sobre los envíos del refuerzo pinareño Vladimir Baños y desnivelaron el marcador bien temprano.

Tras caer par de veces en Las Tunas, el mentor Carlos Martí tomó la decisión que se le pedía a gritos, incluso desde la semifinal: la entrada del cuarto bate granmense durante toda la serie (Cedeño) al orden al bate, lo que se tradujo en uno de momentos de quiebre de esta final, porque fortaleció una ofensiva que estaba produciendo, pero no con la oportunidad requerida.

Eso, más el impulso lógico que se esperaba con el empuje de su afición en el Mártires de Barbados, revivió a los campeones y le dio vida a una final que comenzó con tintes de barrida. No obstante, ni siquiera los tuneros esperaban pasar la escoba ante un conjunto ya acostumbrado a batallar contra todas las banderas.

Los que más sufrieron en esos choques fueron los abridores de ambos bandos, porque cada alineación se empeñó en sacarlos rápido del box, y casi siempre lo lograron. Solamente Lázaro Blanco (Granma), en su segunda salida, y el zurdo Luis Ángel Gómez (Las Tunas), lograron sostenerse durante más tiempo con efectividad, porque aunque Ulfrido García (Granma) aguantó en el quinto choque, no fue dominante y se apoyó sobre todo en la amplia ventaja que le habían dado sus compañeros.

A los Leñadores se les vino abajo la defensa, no solamente por los errores cometidos, sino por otros que no van a los libros, y ante un rival como Granma no se pueden dejar de sacar los outs hechos.

Los dos mentores movieron bien sus piezas, tanto a la ofensiva como el cuerpo de lanzadores, y también apelaron a la estrategia en momentos puntuales con bastante exactitud o al menos con lógica, independientemente de que los resultados no siempre hayan sido los mejores, salvo el mencionado desliz de Martí.

Los campeones tuvieron dos elementos motivadores por encima del resto: Roel Santos y Alfredo Despaigne. El primero fue todo inspiración, el motor ideal para echar a andar el rodillo granmense, y un peligro también cuando se embasaba. En tanto, Despaigne dejó a un lado cualquier pose y se puso a patrullar el jardín izquierdo pese a jugar sin descanso casi durante todo el año, con alto rendimiento además, y no tener ninguna necesidad de tipo económico o personal (tiene un contrato de 13 millones de dólares en Japón). El Caballo de los Caballos no dudó en sacrificar su físico y ponerse a jugar a la defensa pese a no haberlo hecho por más de un año para abrir un hueco a Cedeño.

Alfredo Despaigne. Photo: Ricardo Lopez Hevia /granma.cu

Por su parte, el gran mérito de Las Tunas es que jamás se dio por vencida y batalló en todos los juegos, estuviera delante o no en el marcador. Buenos ejemplos fueron los dos últimos desafíos, cuando estuvieron a punto de lograr otra remontada histórica en un séptimo partido.

Otro resurgir ofensivo en el noveno episodio hizo soñar a los Leñadores con alzar el trofeo, pero un desafortunado corrido de Yosvany Alarcón acabó por sepultar sus aspiraciones y le dio al cerrador Raidel Martínez el oxígeno necesario para rematar la faena.

También merece un gran reconocimiento su afición, a la que no le importó la lluvia ni la espera interminable que afectaron a más de un choque, mostrando amor incondicional a los jugadores que defendían con honor la camiseta de la provincia, mérito que también compartió la grada granmense.

Una vez más los refuerzos se llevan un gran protagonismo, pues el villaclareño Alain Sánchez firmó varias actuaciones de lujo, primero con un relevo y una apertura de manera consecutivas ante Matanzas, y luego con par de éxitos ante Las Tunas, incluido el del séptimo partido, en el que lanzó ocho entradas impecables hasta que le conectaron dos indiscutibles en el noveno inning.

El holguinero Yordan Manduley estuvo inmenso en el campo corto, con jugadas que cortaron varias amenazas rivales en momentos cruciales, el villaclareño Yulexis La Rosa cumplió con su acostumbrada maestría detrás del plato y el avileño Raúl González, quizás el más cuestionado de sus “importados”, remolcó 15 carreras en la postemporada, para liderar este departamento de manera general, y además despachó tres jonrones, que no es su característica.

En resumen, fue una gran final, de las más emotivas de los últimos años, con dos equipos que guerrearon sin descanso.