Gob. Cuba cierra exitoso proyecto cultural

Fernando Ravsberg

La Opera de la Calle combinaba un proyecto cultural con una paladar, un restaurante que servía para pagar los salarios de todo el personal y los demás gastos. Foto: Raquel Pérez

HAVANA TIMES — Un total de 130 familias cubanas han perdido el trabajo a causa del cierre del proyecto cultural “El Cabildo”, lugar en el que funcionaba un espectáculo musical que mezclaba la ópera, la zarzuela, el rock, el pop y los ritmos cubanos, incluyendo los afro religiosos.

Conocidos nacional e internacionalmente como “La Opera de la Calle”, la compañía rehabilitó un terreno baldío, construyó un escenario y un restaurante. Con la venta de comida y bebidas financiaban los salarios de los músicos, cantantes, bailarines y camareros.

Un artículo aparecido en la prensa activó las alarmas en el Departamento Ideológico del Partido Comunista. Ulises Aquino, el director del proyecto, nos cuenta que lo citaron allí para pedirle explicaciones y unos días después cerraron “El Cabildo”.

Los acusan de “enriquecimiento” porque ganaban salarios mensuales de $2000, equivalentes a unos U$D 80. Son superiores a los que paga el Estado pero, según economistas cubanos, se corresponden al costo de la canasta básica de una familia.

El ajiaco cubano (*)

Una semana antes del cierre,  estuvimos en “El Cabildo” para hacer un reportaje. Nos interesaba este proyecto cultural que, aprovechando la mayor apertura económica, había creado en paralelo un restaurante para lograr su autofinanciamiento.

Ulises Aquino es un importante cantante lirico cubano que trata de promover el género entre sus compatriotas, a través del proyecto cultural Opera de la Calle, incorporando “el folclor y los arquetipos identitarios de nuestra sociedad”. Foto: Raquel Pérez

Su director, Ulises Aquino nos explicó que “se llama ópera de la calle porque pretendemos acercar el género lírico a la gente común para lo cual le incorporamos el folclor y los arquetipos identitarios de nuestra sociedad, es una nueva forma de expresión lírica”.

El espectáculo dura alrededor de una hora y en el “esta fusionado todo, desde el teatro lirico, la ópera, la comedia musical, la música folclórica cubana, la rumba, el rock, el pop, todo. Es el ajiaco de Cuba”, nos dice Ulises, quien también es un importante cantante de ópera.

Económicamente también era un ajiaco, “somos parte del Ministerio de Cultura pero somos una estructura de nuevo tipo a la cual le han servido los cambios que se promueven en el país. Creemos que tiene que haber una convergencia entre el proyecto cultural y su financiamiento”.

“Mi proyecto de vida”

Samila Lacosta tiene 24 años y lleva 6 en la Opera de la Calle, es soprano segunda. “Esta es una compañía totalmente diferente, en mi caso me formó como cantante y bailarina, fue mi escuela, es una propuesta profesional muy completa”, dice.

Sulay Hernández estaba desocupada y encontró en el proyecto cultural un trabajo que “nos aporta mucho desde el punto de vista cultural y social”. Foto: Raquel Pérez

“Yo llegué aquí sin saber lo que era la ópera, ni siquiera sabía lo que era un escenario”, nos explica Samila y agrega que para ella “es muy especial, es mi proyecto de vida”. Aun no sabía que apenas unos días después perdería su trabajo y su sustento.

Sulay Hernández es la camarera jefe del restaurante desde el mes de diciembre, tiene 34 años y estudia comunicación social. “Antes estaba desocupada hasta que me ofrecieron esta plaza, con un salario que no da para hacerse ricos pero si para subsistir”, nos cuenta.

Sulay acaba de perder más que un trabajo, “esto es una familia, el proyecto nos aporta mucho desde el punto de vista cultural y social. Artistas y trabajadores mantenemos muy buenas relaciones, con muchas actividades en común entre todos, no hay una relación clasista”.

La quinta columna

Sin embargo, nada pudo evitar que su local fuera cerrado. Para Ulises es obra de “una columna oculta que intenta detener este movimiento inexorable que promueve el Presidente Raúl Castro (…), es la burocracia tratando de conservar su poder desde el oscurantismo”.

“Llegaron a la 10 de la noche, interrumpieron el espectáculo y crearon el desconcierto entre el público. Es una actitud fascista que nada tiene que ver con los principios que defiendo yo, el pueblo de Cuba y el Presidente, quien hace 3 días planteaba la necesidad de cambiar la mentalidad”.

130 personas trabajaban en El Cabildo, entre artistas, músicos, bailarines, camareros y cocineros. Foto: Raquel Pérez

Aquino nos dice que el problema surgió cuando la agencia “Reuter nos hizo un reportaje a raíz del cual me citaron al Comité Central para conversar con funcionarios del Departamento Ideológico. Pensé que habían quedado satisfechos pero parece que no fue así”.

Ulises relata que “a partir de esa conversación se desataron una serie de incidentes y me acusaron de enriquecimiento, quitándome la licencia de trabajador por cuenta propia”.

Finaliza asegurando que “duele más porque soy un revolucionario y creo profundamente en la obra humanista de la revolución”.

(*) Ajiaco, comida cubana compuesta por muchos y muy variados ingredientes.

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