Financiamiento estadounidense a emprendedores cubanos

¿quiénes serán los beneficiarios?

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Por El Toque

HAVANA TIMES – Las recientes medidas hacia Cuba anunciadas por la Administración Biden han reafirmado la polarización entre los cubanos, tanto fuera como dentro del país. El aumento del apoyo a empresarios cubanos independientes mediante remesas de donativo es uno de los anuncios que ha generado diversidad de criterios.

La pregunta que flota en el aire es: ¿Cómo podrían concretarse estos pequeños financiamientos a emprendedores y mipymes cubanas, cuando existe una prohibición legal desde Cuba para que reciban una financiación extranjera?

Durante una transmisión en Facebook la activista Saily González, quien ha sido emprendedora en Cuba, señaló el impedimento de concretar esta medida en particular. González considera que, de permitirse por el Gobierno cubano el financiamiento externo, los emprendedores serían interrogados y coaccionados inmediatamente con el objetivo de neutralizar cualquier actitud disidente.

En el reciente informe económico divulgado por el ministro de Economía, Alejandro Gil, quedó claro que las mipymes no son un electrón libre y deben encadenarse al sector empresarial estatal. “Me preocupa entonces cómo va a retornar ese financiamiento al inversionista. ¿Se le va a pagar en MLC? Me hubiera gustado que este empoderamiento fuera para desencadenar en los emprendedores cubanos actitudes más activas políticamente en el desarrollo de liderazgos que pudieran llevar a la democratización de Cuba”, dijo González en el live organizado por elTOQUE.

Sobre el tema, el director ejecutivo del Cuban Study Group y consultante de la política norteamericana hacia a Cuba, Ricardo Herrero, considera ventajoso y positivo el interés por dar acceso a los emprendedores cubanos a plataformas de pago y microfinanzas, y abrir así un campo de oportunidades.

“La ley cubana dice que una pyme no puede aceptar miembros que no sean nacionales permanentes de Cuba, pero también han dicho que pueden empatarse y hacer ganchos con empresas privadas extranjeras. Entonces sí hay posibilidad de que se pueda recibir ese microfinanciamiento. Sabemos que existe; la gente lo viene haciendo de manera informal, porque se enviaba remesa al emprendedor para iniciar el negocio y luego compartir las ganancias”, explicó Herrero.

Algunos jóvenes emprendedores cubanos como Erich García apuestan por la existencia de negocios cubanos que reciban financiamiento desde EE. UU., aunque el cuentapropista reconoce que las reglas del juego estarían en cómo se instrumentaría, cómo entraría el dinero, quiénes serían los intermediarios y cuáles los procesos legales.

“Sigo defendiendo al cuentapropista y su posibilidad de emprender y empoderarse. Limitar las herramientas a las que tiene acceso todo el mundo solo por ser cubano está mal. Si dejas que prospere y entienda cómo funciona el mundo financiero global, él mismo se dará cuenta de la realidad en la que está viviendo y quién le genera las trabas y los impedimentos; esa es la fórmula”, asegura el joven.

Sin embargo, intelectuales cubanos emigrados como el periodista Jorge de Armas y el historiador Oscar Grandío asumen una postura crítica ante el anuncio de la medida.

“¿Está bien que el dinero del contribuyente estadounidense financie procesos de reconstrucción económica en la isla? ¿Está bien que se den microcréditos a empresas que van a contribuir al final con el Gobierno cubano? ¿Está bien que volvamos a dar ese empuje a una dictadura que muestra síntomas de agonía? Esto tiene que ver con una apertura directa que beneficia al totalitarismo cubano”, opina De Armas.

Según Grandío, los procesos de facilitación de capital para inversión en los negocios privados serían factibles en una Cuba ideal, pero la esperanza de que vayan a contribuir a un empoderamiento de la sociedad civil y de los emprendedores no tiene un asidero real en las actuales circunstancias de la nación caribeña. El historiador señala la inexistencia de un marco legal que proteja a los trabajadores no estatales y las inversiones norteamericanas.

Por otro lado, considera que los emprendedores que tienen ventaja en el proceso, por lo general, son los que elige el Gobierno cubano. “Se podría empoderar a sectores que, lejos de favorecer el empoderamiento de la sociedad civil, podrían entorpecer el cambio”, afirma el académico.

¿Se han emitido las medidas en un momento oportuno?

Una de las mayores críticas de personas desde dentro y fuera de Cuba es lo inoportuno del momento en que se anunciaron las medidas de la Administración Biden, justo un día después de la aprobación del polémico Código Penal cubano y tras la represión desatada contra los manifestantes del 11J y las más de 700 personas encarceladas por las protestas, cuya situación continúa sin resolverse.

Salomé García, editora de Hypermedia Magazine, activista y miembro del grupo Justicia 11J que se ha dedicado a monitorear la situación de los presos políticos en Cuba, destaca también que al menos otras diez personas se encuentran presas por organizar la marcha fallida del 15 de noviembre, a los que se suman los cerca de mil presos políticos en Cuba estimados por la ONG Prisoners Defenders.

La joven activista considera “muy desafortunado en estos momentos” el discurso planteado por Estados Unidos, pues no cumple con las expectativas de los familiares de los presos políticos y evidencia la desinformación de la Administración Biden sobre la realidad cubana y quienes ejercen el poder en el archipiélago.

“El poder en Cuba va mucho más allá de la cúpula militar y atraviesa una multiplicidad de instituciones que se han articulado en los últimos años con el Ministerio del Interior y el Consejo de Estado para desatar un clima de terror en toda la sociedad civil”, dijo Salomé.

Saily González comparte su postura, al apuntar que las medidas “premian” y benefician al Gobierno cubano y no incluyen formas para apoyar a los familiares de los presos políticos y los activistas de la sociedad civil.

Otros cubanos, como el emprendedor Erich García, celebran las nuevas medidas y consideran que son positivas: “Me alegro por los 100 mil cubanos que están en un proceso de reunificación familiar y no van a tener que ir a Guyana a hacer los trámites para reunirse con su familia. Me alegran las remesas porque pueden ser una vía para resolver los problemas. Sé que hay presos políticos y es penoso lo que sucede con el activismo y los periodistas independientes, pero las medidas son la forma de dejar en evidencia a los que están haciendo las cosas mal”.

Para el historiador Oscar Grandío, “las medidas de Biden constituyen un reacomodo burdo de políticas de la Administración Obama. Parece ser que no se busca un cambio de régimen como estrategia a corto plazo y no se considera la realidad cubana luego del 11J. Los intereses de los cubanos no son prioridad, sino los intereses estratégicos de la Administración norteamericana”.

Al mirar el panorama desde el lado estadounidense, es un hecho que la actual crisis migratoria —casi 115 mil cubanos han llegado a los Estados Unidos desde octubre de 2021— genera una presión a la política doméstica de la actual Administración. Por lo que, el éxodo masivo de cubanos hacia la frontera sur de la nación norteamericana ha ejercido un peso importante en las medidas de flexibilización.

Guenadys Rodríguez, youtuber y jurista radicado en Miami, consultante de la Administración Biden para tomar decisiones en torno a la política hacia Cuba, resalta este fenómeno junto a los hechos del 11 de julio, a partir de los cuales se han producido conversaciones entre el Gobierno estadounidense y parte de la comunidad cubanoamericana. En los encuentros varios participantes han advertido que, de endurecerse aún más la política contra Cuba, podría aumentar el hambre, la pobreza y la pérdida de vidas de cubanos.

Una línea similar a la de Rodríguez sigue Ricardo Herrero, al explicar que, aunque concuerda con que un día después de la aprobación del Código Penal cubano no ha sido el mejor momento para anunciar el cambio de política, las decisiones llevan meses de planificación y se preparan para anunciarlas un día en específico.

“Estas son medidas prácticas para dirigirse a la crisis migratoria y ayudar al pueblo cubano. Al mismo tiempo, se van a abrir los vuelos a las provincias, lo cual me parece muy bueno. Con la política que se ha tenido hasta ahora no se ha ayudado a la democracia ni a los derechos humanos ni a aliviar la represión y la migración. Todo lo contrario. Lo agravaba todo porque el régimen usa la misma retórica y excusa de siempre; entonces, lo mejor es quitarle esa excusa”, dijo el consultor.

¿Es posible una política estadounidense hacia Cuba que contribuya a un proceso de democratización en el país?

El politólogo Armando Chaguaceda destaca que la decisión de Biden pasa por resolver la crisis migratoria, por un sentido humanitario ligado a esa prioridad al humanizar las condiciones de la migración, y por otro consenso humanitario en el tema de los vuelos y los trámites. Sin embargo, remarca la ausencia de esfuerzos para el potenciamiento de la sociedad civil y la democracia en Cuba, por lo cual desea que esta política sea corregible y enmendable.

Entre las medidas que podría tomar la parte cubana como respuesta a la flexibilización de Biden señala la excarcelación de los presos políticos, el sobreseimiento de las causas, la congelación del Código Penal y la permisión de la visita de una organización como Amnistía Internacional —con presencia en todos los países— para que examine en el terreno la situación de los presos.

“Esas tres medidas no cambian el régimen político vigente en Cuba ni la estructura de poder, pero mostrarían buena voluntad a las medidas de Biden. Si esas medidas no se toman, pues veremos que no hay voluntad en un tipo de Estado que opera bajo la lógica del secuestrador y del tomador de rehenes”, refirió Chaguaceda.

La recomendación de Guenadys Rodríguez a la actual Administración estadounidense se dirigió principalmente a la visibilización, apoyo y seguimiento a los presos del 11J, solicitud ante la cual no ha recibido respuesta. Remarca que las sanciones estadounidenses no han representado un reto político interno para hacer los cambios necesarios en Cuba.

“Han utilizado la represión, han deteriorado su imagen, pero no han hecho los cambios”, señaló el youtuber, quien recomienda establecer un movimiento político articulado que pase por encima de la polarización y enfrentamiento ideológico existente entre la comunidad cubana para hacer exigencias políticas que ejerzan una presión y propicien un resultado tangible.

“Este conflicto nos enseña que tenemos que ser mejores vecinos para que Cuba no siga con el totalitarismo y para que Estados Unidos no tenga la crisis migratoria que se le genera en la frontera sur debido al totalitarismo en Cuba. Sería muy bueno aprovechar la historia conjunta y buscar apalancamientos en el ámbito económico, político, militar, intelectual”, opinó Rodríguez.

El matemático cubano Angel Tur, miembro activo de la comunidad cubana emigrada en Estados Unidos, consideró que las actuales medidas son otro tropiezo con la misma piedra y una prueba de que la mitad del poder político de los Estados Unidos ha renunciado a la opinión de la comunidad cubana. “Yo apostaría por todo o nada: quitaría todo tipo de sanciones, porque las sanciones no están funcionando y eso está demostrado; o nos vamos con todo tipo de sanciones para acabar con el apartheid político que hay en Cuba, donde no existe ni libertad económica ni libertad política

Dentro del activismo, Salomé García colocó como punto fundamental e insoslayable la urgencia de una política estadounidense diseñada para que los violadores de derechos humanos enfrenten consecuencias por sus actos. “Este debería ser el eje de la política de los Estados Unidos hacia Cuba y no se está haciendo”.

Mientras, el intelectual Jorge de Armas consideró que una política contributiva al proceso de democratización debe pasar por una cultura de ciudadanía transnacional. “Deben transnacionalizarse algunas estructuras de funcionamiento interno y externo en Cuba; que podamos aportar un know how, trabajar en conjunto e incluso convertir ciertas instituciones en espacios transnacionales. Ahora bien, si las estructuras gubernamentales totalitaristas en Cuba no dan ese paso, va a ser prácticamente imposible”, concluyó.

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