Felices juntos: los animados hablan

Por Cynthia de la Cantera Toranzo   (Progreso Semanal)

HAVANA TIMES – “A mí un vecino viene y me dice un día: la gente se cree que esto va a ser como el Pato Donald y Elpidio Valdés hablando en el Malecón”, dice Darwin Fornés, diseñador, a propósito del restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. “Y de esa idea de dos personajes de distintas culturas dialogando en el Malecón, por muy elemental que parezca, pensamos y maduramos este proyecto; con diseñadores de ambos países, para que fuera un real diálogo”.

Happy together/Felices juntos propone, desde su título, una visión optimista del proceso iniciado el pasado 17 de diciembre. Recurriendo a la cartelística como forma de expresión, y a personajes animados representativos de ambos países como recurso, la exposición intenta recrear, más allá de las relaciones entre dos gobiernos, las relaciones entre dos pueblos. De ahí quizá su carácter tan popular.

“Este es un proceso en pleno desenvolvimiento, el pretexto ideal para que los diseñadores dieran su opinión sobre cómo iba a formarse, a restablecerse el diálogo entre las dos naciones”, comenta Yenela Miranda, curadora.

Convocado dos meses atrás por el Taller René Portocarrero en la Habana Vieja, el proyecto reúne a 26 diseñadores gráficos: 12 cubanos y 12 estadounidenses. Los primeros, egresados de la única escuela de diseño en Cuba, el Instituto Superior de Diseño (ISDi). Los segundos, una tropa de Seatlle reclutados por Daniel R. Smith, integrada en parte por Chelsea Wirtz, David Gallo, Jeff Kleinsmith, Sasha Barr, Eroyn Franklin… Smith, también curador, fue el encargado de la organización y comunicación Estados Unidos-Cuba.

“El proyecto surge a casi dos meses de la inauguración de la Bienal”, cuenta Darwin. “Trabajamos en un grupo cerrado de Facebook que nos funcionó como espacio de confluencia, de coordinación y comunidad del proyecto. Ahí se subieron los bocetos, las correcciones, las fotos del proceso de producción e impresión aquí en Cuba; para que los diseñadores de allá vieran cómo iba quedando su trabajo y el trabajo general del grupo”.

No hubo, pues, contacto físico alguno entre los dos grupos. Happy together/Felices juntos, pero uno de cada lado, aunque no tan lejos.

La rifa para el intercambio de los personajes animados fue, asimismo, virtual. Según Yenela, “no queríamos otorgar arbitrariamente un personaje, ni beneficiar a uno u otro, porque sabemos que algunos son más dados a explotar, y otros más complicados”. Dos bolsas para dos rifas: personajes cubanos para los diseñadores norteamericanos, y viceversa.

“La selección de los personajes fue intencionada”, continúa Darwin. “Para Cuba no fue difícil porque su producción cinematográfica animada no es tan grande. Por tal razón incluimos personajes gráficos, más asociados a la prensa plana, como el Bobo de Abela, el Loquito y la Criollita de Wilson. De los norteamericanos, con una producción más amplia, escogimos aquellos que fueran importantes para ellos, y también para nosotros. Siempre con el criterio de la representatividad”.

En los carteles se aprecia, sin demasiados miramientos, la comodidad que pudo haber implicado para los cubanos abordar y resemantizar los personajes estadounidenses. Algo que no sucede a la inversa.

“A los diseñadores norteamericanos le enviamos una pequeña información sobre la historia que trataban nuestros animados, acompañados de una imagen, como referencia visual para sus investigaciones”, explica Yenela Miranda. “No obstante, cada cual hizo su propia interpretación, desde la distancia y el desconocimiento. Resulta además una postura interesante porque te da la medida de cuánto conocen ellos de la cultura cubana y cómo se involucraron para conocernos”.

“Todo eso connota, de alguna forma, como ellos están más presentes en nuestra cultura que nosotros en la de ellos”, comenta Darwin Fornés.

Tampoco parecen casuales la estética pop, propia de los años 60 norteamericanos, ni la serigrafía, identificativa de la cartelística cinematográfica cubana desde esa misma época. En Happy together/Felices juntos no hay detalle que parezca caído del cielo.

“Ahora estamos en proceso de gestión para sacar el proyecto a la calle”, dice Yenela. “La idea no es solo exponerlos aquí en la galería (del Taller René Portocarrero en la Habana Vieja), sino llevarlos a Obispo, colocarlos en vallas, para que un público más amplio pueda disfrutar de un proceso que estamos viviendo todos juntos”.

“Creemos que es un proyecto muy potable en términos de que no necesita una gran decodificación”, finaliza Darwin. “Es para disfrutarlo y ya. Para que la gente crea en el diálogo entre Cuba y Estados Unidos desde una perspectiva alegre, optimista, más allá de lo que realmente pase”.

6 thoughts on “Felices juntos: los animados hablan

  • Por los dibujos de los personajes americanos que hicieron los cubanos me parece que muestran mas conocimiento de esos animados que lo que conocen los norteamericanos de los animados cubanos. Es logico que asi suceda porque en Cuba siempre se vieron animados norteamericanos y se siguen viendo aun con “el Paquete”, no asi en Estados Unidos con los animados cubanos.

  • En Cuba NUNCA se dejaron de ver los animados americanos, con paquete y sin paquete, con muñequitos rusos y sin muñequitos rusos. Aquí no pasa como en la antigua URSS que tuvieron que presentar a Micky Mause e invitarlo a desfilar por Moscú.

  • Me pregunto cual seria la razón por la que los dictadores prohibieron todo lo americano y que NUNCA hayan prohibido los muñes de Disney?

  • Los de Disney ya sabemos que viven en una realidad idilica, Como el paraiso q querian vender los burocratas. Quiza no los prohibieron pq eran los animados de la infancia de los Castro

  • Atila me refiero a South Park, los Simpsons, etc

  • Gústele a quien le guste, Disney es lo mejor de este planeta en su género. Y hay otras compañías que también producen casi con tanta calidad como ellos, pero ninguna los supera.

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