Esperando la reapertura del consulado de EE.UU. en Cuba

Por Glenda Boza Ibarra (El Toque)

Foto: Natalia Favre

HAVANA TIMES – Los días de Vito podrían estar contados. Padece de un tipo de cáncer muy raro, del que podría morir mañana. Pero esa es solo una posibilidad, y los días de Vito también podrían ser muchos, si accede al tratamiento que mantiene viva su esperanza.

Víctor Alfonso Cedeño —Vito— es un realizador audiovisual independiente de 38 años. Realiza dibujos animados y cortometrajes de ficción. La gente lo conoce por sus series Dany y el Club de los Berracos o la niña Yesapín García.

Hace dos años fue diagnosticado con condrosarcoma, un tipo de cáncer poco frecuente, cuyos tumores se ubican en la pelvis, la cadera y los hombros.

En septiembre de 2020 él hizo pública su enfermedad, cuando los médicos del Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología (INOR) le informaron que su caso era inoperable y no podrían hacer nada más.

Desde ese momento puso sus esperanzas en el Sylvester Comprehensive Cancer Center de la University Of Miami Health System, donde se brinda atención personalizada y se realizan ensayos clínicos para saber qué medicamentos pueden combatir al sarcoma.

Allí aprobaron su admisión, pero Vito no ha podido viajar a los Estados Unidos, porque los servicios consulares de la embajada estadounidense en Cuba están suspendidos desde octubre de 2017.

INICIO DE LA SEPARACIÓN

Unos supuestos ataques sónicos contra diplomáticos estadounidenses, al día de hoy no demostrados, fue la excusa de la Administración de Donald Trump para reducir en un 60 % el personal de su embajada en La Habana.

Con la decisión, se suspendieron automáticamente los trámites de visado y los procedimientos vinculados al Programa Cubano de Reunificación Familiar (CFRP, por sus siglas en inglés).

Desde 2017 los servicios consulares del CFRP se redirigieron a Guyana y las solicitudes de visa de no inmigrante a otras embajadas o consulados de Estados Unidos fuera de Cuba.

Días antes, en una reunión entre el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, y el entonces secretario de Estado de EE. UU., Rex Tillerson, la parte cubana insistió en que “no se tomaran decisiones apresuradas” hasta que hubieran concluido las investigaciones. Sin embargo, el cierre parcial de la sede diplomática se anunció muy poco después.

La paralización casi total de los trámites en la embajada no solo ha afectado a las familias cubanas separadas. Los trabajadores por cuenta propia que ofrecían servicios de gastronomía, impresión de documentos o asesoría en trámites a los cientos de personas que acudían a diario a la embajada, de la noche a la mañana debieron adaptarse a un nuevo escenario en el cual sus emprendimientos no tenían razón de ser, según mostró un video de la televisión cubana.

La suspensión de los servicios consulares también ha perjudicado el intercambio académico, cultural y deportivo. Durante un foro virtual, Raúl Fornés, vicepresidente primero del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Índer), dijo que para los atletas cubanos resulta muy difícil acceder a las visas para participar en las competencias en Estados Unidos.

Fornés informó que Cuba ha gastado 35 mil dólares en trámites que se ha visto forzado a realizar en las embajadas estadounidenses en México y República Dominicana. “De haberlo hecho en La Habana, la cifra se reduciría a 7 200”, explicó.

La suspensión de servicios consulares vino a sumarse a los efectos restrictivos del bloqueo para limitar significativamente los intercambios entre universidades del deporte de ambos países, comentó el vicepresidente del Índer.

También los ciudadanos estadounidenses han padecido las consecuencias durante estos años. Para ellos no es posible hacer desde Cuba la tramitación de la primera solicitud de pasaporte ni su renovación periódica, los servicios notariales o de autenticación ni los Reportes Consulares de Nacimiento en el Exterior.

Para los residentes en EE. UU., además de las peticiones de inmigración para familiares, también se cancelaron los trámites relacionados con la solicitud y emisión de documentación de viaje en caso de perder su tarjeta de residencia o permiso de reingreso, lo que implica aumentar su estancia en Cuba mientras procesan ese trámite en otro país, vía correo postal.

VITO

Víctor Alfonso Cedeño. Foto: Cortesía del entrevistado.

Con calma, un rasgo que lo caracteriza, Vito cuenta que las dos intervenciones quirúrgicas que ha atravesado en Cuba le han afectado algunos órganos internos. En el país no existe tratamiento ni medicamentos para su caso, solo cuidados paliativos.

El doctor Jonathan Trent, uno de los mejores especialistas en EE. UU., aceptó tratarlo.

“Allá hicieron estudios a muestras de biopsia y tejidos de la enfermedad y pudieron determinar el subtipo del condrosarcoma: uno convencional”, cuenta. “Se reunió un equipo multidisciplinario de especialistas y decidieron proceder con una medicación oral: un inhibidor que se llama Pazopanib o Votrient”.

A través de la plataforma Zoom, Vito asiste a sus “consultas”. Cada una cuesta 150 dólares. Ha logrado pagarlas gracias a un crowdfunding. Los medicamentos son gratis:

Pertenece al programa de bajos ingresos. Con amigos que vuelan a La Habana recibe el frasco con las tabletas que debe tomar cada mes. El doctor Trent ha insistido en que la presencia de Vito en Miami es indispensable para un mejor estudio de su caso. De no ser efectivo el tratamiento con las tabletas, habrá que incluirlo en un ensayo clínico, pero es imposible tratar el cáncer a distancia.

“El doctor Trent considera que es necesaria mi presencia física en Miami para poder llevar un estudio y seguimiento seguro del tratamiento, controlar los efectos secundarios, mis órganos vitales, monitorear, hacer ajustes y pruebas más severas y detalladas… saber si está funcionado”, explica.

Hace siete meses él y su esposa aplicaron a una visa para viajar a Estados Unidos. Su expediente no ha sido revisado aún porque la embajada no ofrece servicios consulares.

Sabe que su caso es literalmente de “vida o muerte”, pero asegura que la distancia entre personas puede ser igualmente dolorosa, pensando en quienes han intentado viajar por motivos de reunificación o reencuentro entre familiares.

“La restauración de los servicios consulares facilitaría el libre flujo de personas por diferentes intereses: contratos de trabajo, visitas familiares, intercambio entre ambos países, beneficio para personas como yo…”, asegura Vito.

LOS “DAÑOS COLATERALES”

A Celso Hernández la pandemia de COVID-19 lo agarró en Guyana. Allí estuvo varado por casi seis meses, a la espera de que los vuelos de Copa Airlines retomaran operaciones. Había viajado para solicitar una visa a Estados Unidos que le permitiera visitar a su hijo.

“A los gastos de trámites, pasaje y estancia planificada para 15 días, se sumó el pago de una renta durante todo el tiempo que estuve en Guyana, y la compra de otro pasaje —en Caribbean Airlines— para poder regresar a Cuba”, cuenta Celso.

Durante aquellos días el habanero de 65 años tuvo que lidiar con su diabetes, la incertidumbre de un regreso y la decepción de un viaje en vano: le habían negado la visa.

“Yo solo quería regresar a La Habana. Mi hijo, habiendo perdido el trabajo, tenía que arreglárselas para mantenerme en Guyana. Si yo hubiera podido hacer los trámites en La Habana, nada de esto hubiera pasado”, se lamenta Celso.

La cancelación de los servicios consulares y el atraso que ha traído consigo en la tramitación de los expedientes ha mantenido separadas a varias familias durante años. Algunas incluso han perdido la oportunidad de despedirse.

A María Gutiérrez —Tatica para sus conocidos— su hija “le empezó los papeles” desde 2014. “Entre pagos a abogados y otros trámites, fue tanto el estrés que mi hija hizo una alopecia: se le calló el pelo”, cuenta.

“Eso ha sido lo más terrible que nos ha pasado —además del dolor de estar lejos y la incertidumbre—, pero en esta batalla he conocido a muchos que no han podido ni siquiera despedirse de sus seres queridos”.

Tatica menciona de corrido a personas que, como ella, esperan: Carlos no ha podido conocer a su nieto de dos años; Yudaimis se ha quedado sola en Cuba; Martha no pudo acompañar a su hija cuando estuvo grave por COVID-19; Roger lleva diez años sin ver a su padre; Gleydis atravesó la selva centroamericana porque la reclamación de su esposo demoraba demasiado… “Cuando llevas varios años en esto, conoces varias historias que parten el alma”.

En 2019, y ante la demora de su caso, Tatica viajó a Barbados para pedir una visa de turismo a Estados Unidos. Un año antes había intentado también en Panamá.

“Se gasta mucho dinero —como promedio unos 500 USD en pasaje— al tener que viajar a otros países a hacer trámites”, dice. “Y la demora en la resolución de los expedientes también alimenta esa desesperación”.

LA FAMILIA SE MOVILIZA

En 2020 la Encuesta sobre Cuba de la Universidad Internacional de la Florida (FIU) —el proyecto de investigación más antiguo de seguimiento de las opiniones de la comunidad cubanoamericana del sur de Florida— mostró que el 58 % de los encuestados estaba en contra de la suspensión de la emisión de visas y del Programa Cubano de Reunificación Familiar (CFRP).

La victoria electoral de Joe Biden ha reactivado las esperanzas de una posible reapertura, aunque la actual Administración estadounidense ha declarado que “un cambio de la política contra Cuba no está entre las prioridades”.

Desde el anuncio de la suspensión de servicios consulares en la embajada de EE. UU. en La Habana, los cubanos no han dejado de movilizarse para solicitar la reanudación de trámites. Recogida de firmas, caravanas, envío de cartas y otras iniciativas han ocurrido durante los últimos años.

Entre los acontecimientos más recientes se encuentra la convocatoria a un tuitazo permanente con las etiquetas #ReopenUSHavEmbassy y #CFRP.

Con más de 21 200 firmas, la campaña Puentes de Amor, del profesor cubanoamericano Carlos Lazo, también solicita la reactivación de la embajada de los Estados Unidos en La Habana “para que se normalice la emisión de visados y el resto de los servicios consulares”, y la restauración del CFRP.

Un informe del Centro para la Democracia en las Américas (CDA) y la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) resalta que restablecer las relaciones con Cuba es muy fácil.

“Debido a que cada sanción que el presidente Trump impuso a Cuba fue impuesta por la autoridad ejecutiva, cada una de ellas puede ser revertida con una firma del presidente. La mayoría, de hecho, podría revertirse en un solo paquete devolviendo las Regulaciones de Control de Activos Cubanos (CACR) a su estado del 20 de enero de 2017”, indica el documento.

A inicios de marzo, 80 congresistas demócratas enviaron una carta al presidente Biden en la que lo instaban respetuosamente “a revertir con prontitud las crueles políticas de la Administración Trump contra el pueblo cubano y renovar el diálogo mutuamente productivo con el Gobierno de Cuba”.

“De un plumazo, usted puede ayudar a las familias cubanas en apuros y promover un enfoque más constructivo volviendo rápidamente a la política de la Administración Obama-Biden de compromiso y normalización de las relaciones”, expresa el documento.

Decenas de cubanos asistieron el domingo 14 de marzo a la Ermita de la Caridad en Miami para pedir por la familia cubana.

Este domingo 14 de marzo se convocó a una “Oración por la familia cubana“. Decenas de personas acudieron a la Ermita de la Caridad en Miami, con el objetivo de pedir por la reunificación de las familias cubanas.

Vito también necesita una oración. No basta que un equipo multidisciplinario de 5 o 6 personas —entre ellos un traductor— lo atienda en cada consulta virtual. No basta que, en La Habana, siguiendo las recomendaciones del doctor Trent, los médicos del Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología le ordenen análisis cada 15 días y una resonancia bimensual.

“Si el tratamiento no es efectivo, hay que hacer pruebas más severas, con mayor nivel de detalles para cambiar a un tratamiento más fuerte o entrar en la categoría de ensayos clínicos”, explica Vito. “Pero, para eso, debo estar, inevitablemente, en Estados Unidos”.