¿Es la hora de cambios en Cuba?

El gobierno cubano reajusta el Plan de la Economía ante las profundas pérdidas que enfrenta con la crisis de la covid-19, pero también enseña intenciones de acelerar transformaciones del modelo.

Por Ariel Terrero  (IPS)

Con el cierre de las fronteras forzado como protección contra la Covid-19, Cuba perdió los fuertes ingresos del turismo y su valor como mercado para producciones nacionales.  Foto: Jorge Luis Baños/IPS

HAVANA TIMES – La gran incógnita es cuándo saldrá la economía cubana del bache en que ha caído por culpa de la pandemia. Otras interrogantes parecen más fáciles de responder. De la magnitud histórica de la caída y de sus causas, por ejemplo, ya nadie duda. Y acerca de cómo remontar la crisis comienzan a anticiparse señales.

La contracción económica global a cuenta del nuevo coronavirus sorprendió a Cuba en un momento más crítico de lo habitual. En 2019 se hizo evidente un recrudecimiento del tradicional bloqueo económico de Estados Unidos en puntos sensibles: la energía y las finanzas. Sanciones estadounidenses de igual cariz contra un socio importante de Cuba, Venezuela, agravan el panorama.

El comercio mundial totalmente dislocado desde sus polos principales en estos momentos deja menos oportunidades a una economía débil. La desaparición de los turistas –sin fecha de retorno previsible- ha puesto al país en una situación inédita en tres décadas o más. La economista Betsy Anaya, directora del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC), cree que el país afronta ahora una crisis “más dura que la que significó la caída del campo socialista a inicios de los 90”.

En informe regional presentado el 21 de abril, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha estimado que el producto interno bruto (PIB) de Cuba podría caer este año en un -3,7 por ciento. El entorno es totalmente adverso: la CEPAL prevé -5,3 por ciento en América Latina y el Caribe en el 2020.

A las autoridades cubanas no les quedó otra alternativa que reajustar el plan económico del año, pero anticipan también una aceleración de la reforma en marcha en el modelo económico y social del país.

Sin locomotora

En una reciente reunión del Consejo de Ministros, el vicepresidente de ese órgano y titular de Economía, Alejandro Gil, admitió que “no podemos hacer todo lo que teníamos previsto, ni pretender que ninguna actividad económica se afecte”.  

A juzgar por sus declaraciones, entre las actividades que dejarán mayores pérdidas al país se encuentran el turismo, los servicios aeroportuarios y las recaudaciones consulares. “Una economía con cero turismo y arreciamiento del bloqueo, no puede seguir trabajando normalmente y que nada pase”, insistió el ministro.

El gobierno ha dirigido hacia la producción de alimentos parte del combustible y de otros recursos que estaban previstos para el turismo. Foto: Tomada de Juventud Rebelde.

La industria de los viajes dejaba a Cuba anualmente unos 3.000 millones de dólares, alrededor de la cuarta parte de los ingresos del país en moneda dura. ¿Cuánto perderá este año, si la recuperación demora? La Organización Mundial del Turismo (OMT) prevé una contracción entre el 60 y el 80 por ciento de esa industria en el mundo. Para Cuba, tal proporción representaría unos 2.000 millones de dólares esfumados y algo más grave: la pérdida de su locomotora económica.

Es lógico, entonces, la prioridad que otorga el gobierno al resto de las exportaciones –níquel, azúcar, tabaco y otras- y a cualquier iniciativa de desarrollo local capaz de encontrar demanda en mercados externos. En apoyo de esas prioridades, reubica los recursos, incluido el combustible, que estaban previstos para la hotelería. Entre los beneficiados se encuentran la agricultura y la ganadería menor.

Dependiente en elevada proporción de la importación de alimentos, el país busca sustituirlos con cosechas propias. Arroz, plátano, carne de cerdo, huevo y cultivos de ciclo corto son algunos. Si no hay dinero para importarlos, no queda otra opción que la producción nacional.

Otro punto sensible son las inversiones. El gobierno ha hablado de ralentizar algunas obras o posponer otras, y mantenerlas en sectores priorizados como el agropecuario, la energía y las industrias alimentaria, de medicamentos, de productos de aseo y de materiales de la construcción. También en la construcción de viviendas y el programa hidráulico, vital ante el agravante de la actual sequía.

A la caída de sectores productivos claves se suma el cierre parcial de actividades comerciales en el interior del país. Los ingresos fiscales caen justo cuando el país incrementa gastos en un sector costoso, que le ha servido como escudo principal frente a la epidemia: la salud pública. El Presupuesto del Estado amenaza con acumular este año un déficit mayor al previsto.

El Presidente Miguel Díaz-Canel aspira a ejecutar con mayor rapidez cambios pendientes en el modelo económico cubano.  Foto: Tomada de Cubadebate

Cambios del modelo pendientes

Apenas la pandemia envió las primeras señales de retroceso, el gobierno se reunió para ajustar planes con miras hacia la recuperación económica, pero también enseñó intenciones de profundizar o acelerar las transformaciones emprendidas en el modelo económico y social.

En reconocimiento tácito de insatisfacción con el ritmo de los cambios, el Presidente Miguel Díaz-Canel pidió evaluar “cómo, de una manera más rápida, más decidida, más organizada, implementamos un grupo de cuestiones que están pendientes”. Entre las medidas concebidas ya en documentos rectores de las transformaciones y que aún no se han puesto en marcha, el mandatario citó formas de gestión y propiedad, el redimensionamiento del sector empresarial estatal y el privado y la creación de una adecuada relación entre ambos.

Una limitación del modelo que la pandemia sacó a la luz tiene que ver con el postergado reconocimiento jurídico a las organizaciones empresariales privadas que actúan ya bajo el formato de trabajadores por cuenta propia. A pesar de polémicas y confusiones persistentes, las micro, pequeñas y medianas empresas, las famosas Pymes, han demostrado su validez y utilidad para el modelo de socialismo cubano.

En esta demora, la economista Ileana Díaz observa una traba para encontrar soluciones crediticias para esas empresas o de protección salarial para sus trabajadores, en medio de la actual coyuntura de la epidemia. También dificulta los vínculos entre los sectores estatal, cooperativo y privado admitidos por el programa de reforma desde hace una década y que pueden revelar un valor clave para salir de la crisis.

“No se trata de improvisar, sino de introducir en los esquemas económicos y en las políticas de desarrollo, los nuevos actores y prácticas que han estado aprobadas en la Conceptualización, en los Lineamientos de la Política Económica y Social y en las Bases del Plan de Desarrollo Económico y Social hasta 2030”, reconoció Díaz-Canel.

¿Es este el momento idóneo para acelerar el cambio? Puede parecer inoportuno, pero no sería primera vez que una reforma se profundiza en medio de una crisis. La recesión económica de los años 90, el llamado Período Especial, motivó transformaciones definitorias, como la entrada del turismo, la diversificación de los actores en la economía y una reestructuración monetaria, cuyo reordenamiento ahora, la unificación monetaria, permanece entre los cambios pendientes.

 

One thought on “¿Es la hora de cambios en Cuba?

  • “ La gran incógnita es cuándo saldrá la economía cubana del bache en que ha caído por culpa de la pandemia.”. No señor mío, la economía lleva de bache en bache sesenta años

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