En Cuba, la sal es un problema…

…como lo son el café, la luz o las mascarillas

La sal llega a los hogares de los cubanos húmeda y pegada en grandes bolas. (14ymedio)

El producto llega a las despensas húmedo y muy difícil de despegar

Por 14ymedio

HAVANA TIMES – Un producto tan básico en el mundo y tan elemental en una isla como la sal es otra fuente de problemas para las autoridades, que últimamente no pasan un día sin tener que dar cuentas, incluso a la prensa oficial, por la falta de un artículo, ya sea el tabaco, la luz, el café o las mascarillas.

Este martes le ha tocado a la sal, que llega tan húmeda a las despensas de los cubanos que ni siquiera el arroz que hay que poner en los saleros para poder servirla logra despegar los granos. Jorge Luis Bell Álvarez, director de Ensal, ha tenido que dar la cara este martes para justificar la situación. Según su versión, la única salina en Cuba con tecnología capaz de producir sal seca es la de Guantánamo, que se distribuye en esa provincia, además de abastecer los mercados racionados de La Habana. En total, es responsable del 46% de la producción salina en Cuba.

El resto de la Isla es responsabilidad de las salinas de El Real, Matanzas y Joa, que solo elaboran sal húmeda, explica el funcionario con desparpajo a Granma. Bell Álvarez reconoce que el producto, al que trata como una opción más de mercado, “es un problema”, pero añade que las 13 provincias que no reciben sal de Guantánamo –que tiene horno de secado– a veces sí tienen el “beneficio” de gozar de la sal seca.

El directivo cuenta que la tecnología que se emplea para centrifugar la sal no es la adecuada, sino la que se usa en los centrales azucareros. Para ponerle remedio, el Gobierno trabaja en la importación de cuatro centrífugas y “piensa” en otra inversión para mejorar la salina de El Real con un secado indirecto del lecho fluido. Pero todo son, de momento, castillos en el aire.

El artículo de Granma agradece que se haya cumplido, pese a la calidad y los “problemas en la distribución y en la venta”, con las cantidades previstas durante el primer semestre del año. Pero con el verano, la situación se torció por la escasez de energía, “tanto por diésel, por asignación, o por la propia interrupción del servicio debido a la falta de generación”.

Eso propició que en agosto el plan de extracción se cumpliera al 92,7 % y que en septiembre se deban recuperar las 475 toneladas de sal necesarias para cubrir los compromisos.

La falta de electricidad también ha lastrado la elaboración, que en agosto se quedó en el 92,1% de lo previsto y septiembre se calcula que ha quedado al 97%. La bolsa de 1 kilo asignada a la canasta, insiste, no ha fallado de forma significativa, cumpliéndose el plan en agosto al 99,5 % y con similar cantidad para este pasado mes.

Sin embargo, la cantidad que se vende por la canasta básica resulta insuficiente para muchos hogares, que no solo usan la sal para añadir a las recetas sino también en otros preparados de limpieza, fregado y desinfección ampliamente usados dado la falta de productos industriales de este tipo.

“Friego con una mezcla de detergente en polvo, vinagre, bicarbonato y sal”, cuenta a 14ymedio una habanera que lleva meses sin poder comprar un lavavajillas. “Los que se venden están en las tiendas en divisas y yo no tengo acceso, así que hago mi propio reparado y consumo parte de la sal que me dan por la libreta en eso”.

Otros, utilizan la sal para la amplia venta de maní tostado, que es uno de los alimentos todavía más extendido en las calles cubanas. “Todo ha subido, el maní subió, el papel de los cucuruchos está también por las nubes y la sal falta, no sé a cuánto voy a tener que vender para que me salga rentable”, advierte Humberto, un manisero que se mueve en la zona de la Calzada del Cerro.

El producto destinado al turismo tiene poco que ver con la que consumen los nacionales y es la fina de cocina. Por eso, el pasado año se sustituyó la habitualmente importada con la sal de Guantánamo, única capaz de alcanzar, hasta cierto punto, ese estándar. En diciembre de 2020 se entregaron 30 toneladas de sal extrafina para mesa y 180 toneladas de sal de cocina, y para la reapertura actual, el encargo es de 40 toneladas de sal extrafina de mesa y 120 de cocina.

Bell Álvarez añadió que la falta de fluido eléctrico ha supuesto la pérdida de 344 horas de trabajo, que equivalen aproximadamente a 3.400 toneladas de sal.

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