El viaje del cardenal Stella a Cuba

Cardenal Stella en La Habana. Foto: Adalberto Roque / AFP.

Por Leonardo M. Fernández Otaño (El Toque)

HAVANA TIMES – La visita del cardenal Beniamino Stella a Cuba en el marco de la celebración por los 25 años de la peregrinación de Juan Pablo II constituye uno de los hechos políticos de mayor trascendencia en el inicio de 2023. El prelado italiano llega a la isla como enviado especial del papa Francisco con el objetivo visible de presidir las actividades que cada diócesis ha preparado para recordar el paso del papa polaco por suelo cubano entre el 21 y el 25 de enero de 1998.

El cardenal Stella, aunque retirado de sus funciones jerárquicas, posee una amplia hoja de servicios en la Iglesia católica.

Entre 1987 y 2007 se desempeñó como nuncio apostólico en tres países caracterizados por su complejo panorama político y la presencia de conflictos sociales: República Democrática del Congo, Cuba y Colombia. En 1992 fue destinado como responsable de la sede diplomática del Vaticano en La Habana, donde desarrolló una profunda labor de apoyo a las nacientes iniciativas educativas y sociales de la Iglesia. En 2013 el papa Francisco lo nombró prefecto de la Sagrada Congregación del Clero (instancia vaticana encargada de la disciplina del clero secular y los seminarios).

Stella es un hombre que conoce profundamente la Iglesia cubana y en el recuerdo de las autoridades del archipiélago aún están frescas sus habilidades diplomáticas. El hoy cardenal también estableció importantes conexiones con el mundo de la cultura y sectores de la sociedad civil cubana de inspiración cristiana.

La Iglesia que encuentra hoy el prelado es una institución frágil y golpeada por los impactos de la crisis política, social y económica que afecta el país. En particular después del ordenamiento económico, numerosas dependencias eclesiásticas se vieron obligadas a recortar presupuestos y salvar a altos costos económicos sus servicios sociales. 

Uno de los objetivos del viaje del cardenal tiene carácter humanitario y se basa en la liberación de los presos políticos del 11J. Foto: Reuters.

La situación institucional se complejiza aún más con el éxodo migratorio que envuelve a la sociedad. El proceso ha privado a la Iglesia de un alto número de empleados y agentes pastorales que desempeñaban un servicio esencial en su funcionamiento interno. A lo anterior se suma el ciclo represivo impulsado por la policía política sobre la comunidad católica, que se ha caracterizado por las detenciones arbitrarias, el acoso político o los interrogatorios policiales a feligreses y agentes pastorales a lo largo del archipiélago. 

En septiembre de 2022, además, fue expulsado el padre David Pantalón Rosario, presidente de la Conferencia de Religiosos de Cuba y superior regional de la Compañía de Jesús. Cada uno de los hechos condujeron a que se señalara a nivel internacional al Gobierno de La Habana como un Estado que viola de forma sistemática la libertad religiosa.

Los posibles objetivos de la visita

El contexto antes detallado permite entender la necesidad pastoral del viaje. Los sucesos y hechos que han acompañado la gira del cardenal Stella conducen a definir sus prioridades. En la dimensión religiosa, se pretende animar la vida pastoral de una iglesia en la que aumentan los agentes pastorales extranjeros y disminuye la presencia del clero cubano (debido al envejecimiento y la falta de vocaciones nativas). A su vez se procura animar la fe de la feligresía —cada vez más agobiada por la carestía de la vida— que acude a los templos en búsqueda de apoyo, sea espiritual o material.

El otro objetivo posee un carácter educativo y cultural, pues se persigue reforzar y proteger la red de instituciones formativas, publicaciones y centros culturales que ha creado la Iglesia en el archipiélago y que, tras el último ciclo de protestas ciudadanas, han sido objeto de cuestionamientos y censuras por parte de la Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido Comunista.

Otra meta apreciable del viaje tiene carácter humanitario y se basa en la liberación de los presos políticos del estallido social de julio de 2021. Al salir de la Universidad de La Habana, el prelado dijo a la prensa presente: «es importante que los jóvenes que en un momento manifestaron su pensamiento de la forma que conocemos puedan volver a sus casas».

La Iglesia católica ha sido una de las instituciones de la sociedad civil que más se ha implicado en el acompañamiento a los detenidos de conciencia y a sus familias. Decenas de familiares y agentes pastorales han presentado solicitudes de ayuda a los obispos cubanos y a la Santa Sede. Además, la Conferencia de Religiosos de Cuba ha denunciado públicamente las irregularidades jurídicas que han caracterizado los procesos penales.

El otro motivo del viaje del cardenal está enfocado hacia la labor mediadora que la Iglesia ha desempeñado en la región. En su discurso en la alta casa de estudios Stella expresó: «La historia del pueblo cubano ha tenido la dicha de que la independencia y la libertad surgieran juntas en el pensamiento de los fundadores de esta amada nación. No se puede subordinar la libertad a ningún cálculo de intereses o coyunturas o esperar a mejores tiempos para propiciarla. Esta verdad está sustentada en la enseñanza del padre Varela y de Martí. Justamente en estos tiempos de transformaciones económicas, el aprendizaje de la libertad favorecerá el crecimiento material, ético y espiritual del pueblo. “La libertad nada teme cuando la virtud está segura”, afirmó el venerable padre Varela».

La intervención respalda las constantes llamadas del episcopado cubano a democratizar el ejercicio de la política en el país mediante la participación de la ciudadanía. La Iglesia católica ha sido también una de las instituciones que desde la década de los noventa del siglo pasado ha exigido la plena participación de los cubanos en la vida política del país. La intervención de Stella refleja la postura eclesial frente a las urgencias de Cuba.

La visita del religioso se ha visto atravesada por una escalada represiva sobre la sociedad civil. En las redes sociales se ha denunciado la prohibición a las madres de los presos políticos de asistir a los oficios religiosos presididos por el prelado. En particular, destaca el caso de la camagüeyana Ailex Marcano, quien fue detenida cuando se disponía a asistir a la catedral camagüeyana.

Hace unas horas se conoció, además, el veto gubernamental a la asistencia de sacerdotes e intelectuales católicos críticos a la ceremonia realizada en el Aula Magna, entre ellos el padre Jorge Luis Pérez Soto y fray Lester Zayas, O. P. A su vez, el prelado se reunió en varios momentos con Dagoberto Valdés, quien fundó y dirige el Centro de Estudios Convivencia, una de las principales instituciones de inspiración cristiana de la sociedad civil cubana.

La visita de Beniamino Stella demuestra el reflejo de la situación política cubana: un Gobierno autoritario que se niega a escuchar los reclamos de la sociedad civil y las instituciones independientes, que prefiere establecer diálogos y mediaciones con Estados extranjeros (como Estados Unidos, la Unión Europea o la Santa Sede).

Ojalá que la visita del cardenal Stella permita la liberación de los detenidos de conciencia, y que no se asista a otro proceso de diálogo político en el que los grandes ausentes sigan siendo la sociedad civil y la ciudadanía en su diversidad política.

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