El valor del oro en Cuba

Por Irina Echarry, photos: Caridad

Rostros serios, puños cerrados por la impotencia, adrenalina corriendo en grandes cantidades.  La gente se toma el béisbol muy en serio y si es contra los yanquis, peor.
Rostros serios, puños cerrados por la impotencia, adrenalina corriendo en grandes cantidades. La gente se toma el béisbol muy en serio y si es contra los yanquis, peor.

HAVANA TIMES, 28 de sep. – Dos jubilados que hacen guardia, en la planta baja de un edificio, escuchan a través de su radio que los cubanos han anotado otra carrera.  “Ya solo falta una para empatar y queda bastante juego por delante” dicen mientras sonríen llenos de optimismo.  Muchos, como ellos, querían que Cuba se llevara el oro.

En una tienda que vende en divisas, los trabajadores ven el partido, Oscar no puede evitar su entusiasmo por el equipo contrario:

Son mejores, es una realidad, mira esos son chamacos de veintipico de años.  Ninguno es profesional.  Todos los países han llevado equipos de tercera, Cuba siempre lleva el mismo equipo para todos los eventos, no varía.  Ahí no están los mejores de EE.UU, los salvajes de verdad no están.  Así y todo les van a ganar.  Yo no sé qué se creen, ¿que el deporte se gana porque uno quiere y ya? Hay que ser buenos, y para el oro, hay que ser el mejor.  ¿qué le pasó a Cuba en clásico?  A Japón le tienen miedo… cuando dicen Matsuzaka los cubanos no quieren ni salir del hotel…

No pude escuchar su opinión cuando Borrero empató en el sexto entrada.  Pero cuando sacaron a Viera, el pitcher que había abierto el juego y pusieron a Lazo, los comentarios no se hicieron esperar.

En los diferentes bares de la Habana la gente se reunió para criticar, disfrutar y sufrir con la pelota.  Algunos gritaban, otros padecían la tensión en silencio, suspiraban y pasaban la mano por la frente para secarse el sudor.

Lazo ya no está para eso, él debe retirarse y dedicar su vida a enseñar a niños de 5 ó 6 años.  Para eso sí está bien.” Vociferaba un policía en la calle Obispo.

Cada persona tiene su criterio, e materia de pelota todos los cubanos y cubanas saben lo que hay que hacer.

Este partido sirve para demostrar que estamos estancados, hay que mover el banco y hacer otro juego.”  Así hablaba Mercedes, una señora que escuchaba la radio en la puerta de entrada a un edificio.

Los narradores deportivos que fueron al mundial con el equipo insisten en la victoria, en que todavía se puede, y al mismo tiempo nos recuerdan que mañana es el aniversario de los CDR.  Apenas hacen referencia a que quedan pocas posibilidades de que el equipo remonte una ventaja de 5 carreras en una entrada.

No son pocas las opiniones que ha generado, como siempre, el mundial de béisbol.  Los cubanos tienen la mala costumbre de halagar al equipo cuando gana, sentir orgullo, y cuando ocurre lo contrario arremeter contra los jugadores, como si en otras ocasiones no hubiesen jugado mejor.

A pesar del jonrón de Despaigne en el octavo, que puso el juego 10 a 5, era mucha distancia la que había que recorrer para alcanzar a los “yumas.”  El dependiente de un bar decía que EE.UU. tiene más lanzadores que Cuba jugadores.  Sin hablar que no se aprovechan a la mayoría de los lanzadores cubanos.

Rostros serios, puños cerrados por la impotencia, adrenalina corriendo en grandes cantidades.  La gente se toma el béisbol muy en serio y si es contra los yanquis, peor.

En esta ocasión no pudimos ganarles, lo que hay que hacer es corregir los errores, no enamorarse de los peloteros.  Yo creo que debieron llevar al equipo de la Habana, reforzado con algunos de otras provincias.  La Habana ganó el campeonato nacional, demostró que está en forma y se lo merecía, pero siempre llevan a los mismos.” Así opinó Onerquis cuando vió que el hit de Céspedes, la base por bola a Michel Enriquez y el elevado de Despaigne en el noveno no pudieron hacer nada.

La algarabía de la Peña del Parque Central se sentía desde una cuadra antes.  Gritos, manotazos al aire, molestia e hilaridad flotaban en los alrededores del histórico parque.

La cuestión regional es muy fuerte, la mayoría de las personas piensan que debieron haber más jugadores de… (depende de la provincia donde haya nacido el que habla).  La discusión se torna pesada cuando cada uno defiende a sus coterráneos sin importar que sobre el terreno estaba el equipo Cuba, se supone que representando a todas las provincias del país.

Ernesto dice que él es industrialista: “no estaba motivado, es una cuestión de principios, si no hay jugadores de mi equipo Industriales no tengo que ver nada.  Si ganan, bien, pero perdieron y me alegro porque en la selección faltaron jugadores claves como Mayeta y Carlos Tabares.”

Los gritos de Carlos Manuel aturdían a todo el que pasaba: el equipo que más errores ha hecho en un juego es Cuba: eso es una vergüenza.  Desde la Liga Intercontinental del 2006 no ganamos.  Seguiremos sufriendo por mucho tiempo.  Yo le voy a Cuba, pero el que juega así, pierde, esa es la realidad.”

La realidad es que ni Carlos Manuel ni los otros reconocen que Cuba hizo su esfuerzo, ganó muchas veces y perdió pocas.  Pero el orgullo nacional está herido.  Cuando le digo a Carlos Manuel que al menos se fueron con la plata me responde indignado: “Eso no vale, lo que vale es el oro.”