El tiempo se está comiendo a Pinar del Río (I)

Vicente Morín Aguado

Lluvia en Pinar del Rio
Dia de lluvia en Pinar del Rio. Foto: radioangulo.cu

HAVANA TIMES — Cuando hablo del tiempo no me refiero al clima, apunto a una realidad descrita por el trovador Pablo Milanés como “el implacable, el que pasó”.

Mi viaje al extremo occidental de Cuba fue una intrusión en lo que llamaríamos el oeste de la gran llanura Habana-Matanzas, al decir de los geógrafos.

Desde el refrigerio obligado de un ómnibus Yutong, mi visión cercana  se componía de charcos, lagunas y ríos desbordados. Imposible visualizar las alturas de la Sierra del Rosario, no obstante, arribamos puntuales a la capital pinareña.

La ciudad no me recibió, era imposible, estaban en Alerta oficial por intensas lluvias. Aún así la amabilidad proverbial de los provincianos me ayudó a encontrar buen hospedaje.

Las cosas han cambiado, ahora muchos alquilan cuartos por horas, para favorecer amores furtivos y si aspiras a un precio global, deberás satisfacer las expectativas de los ingresos diarios. El número no es bueno si se trata de un cubano, digamos normal, nada turista.

No les cuento como fui a parar al hotel El Globo porque, recordando al inmenso García Lorca, “la luz del entendimiento me hace ser muy comedido”.

Si puedo arriesgarme a confesar que en La Habana por poco me cargan como si fuera un bebé, directo a la Yutong, solamente al dar dos Pesos Convertibles de propina por el boletín. No tuve tiempo de ir al baño y tampoco me alcanzaron los minutos para comprar algo de comer o beber durante la travesía.

Cale de Pinar del Río.
Pinar del Río. Foto: Alschim

El administrador de El Globo no me quería. Los habaneros tenemos fama de criticones. Yo le aseguré que nada hablaría en mal de su viejo y destartalado hotel.

No es suyo, es solo un decir. Tenía al menos cama y seguridad por el equivalente de un convertible al día cuando los rentistas me cobraban ocho como mejor oferta.

A la noche caminé por la calle Martí, siempre es la calle principal en cualquier pueblo del interior en Cuba. Digo pueblo y tal vez ofendo a los pinareños que desearían leer la palabra ciudad. En mi modesta opinión, Cuba tiene a La Habana como su única ciudad.

Todo se reúne en la calle principal: Bancos, comercios, restaurantes y demás servicios. Tal parece que Pinar del Río confluye totalmente en esa calle larga, marcada por edificaciones antiguas, de corte tradicional, equivalentes a la Centro Habana tan conocida por nacionales o extranjeros.

Mi objetivo era estudiar la vida de la provincia a través de su prensa. La biblioteca está en reparaciones por serios problemas de filtraciones, dada la antigüedad del edificio. El Archivo histórico, aunque formalmente en funciones, cerrado también dadas las afectaciones de las intensas lluvias. Finalmente el periódico local, Guerrillero es su nombre, radicado en una construcción moderna, me ofreció el necesario servicio.

Llegó la hora de comer y caminando por la calle Martí, alcancé al Hotel La Marina. No ofrecían habitaciones por el mal estado de la edificación, pero en la planta baja era posible comer y beber con precios razonables en moneda nacional. Supe por mi propia vista, además de otras declaraciones, que otros viejos hospedajes están en igual situación. El Globo era una rara excepción, aunque ya comentaremos sobre sus reales condiciones hospitalarias.

Finalmente acepté la amabilidad de una camarera, como la mayoría de las pinareñas, mostrando sus hermosas pantorrillas, quien me ofreció comida rápida y bien cocinada.

Pedí una cerveza local, llamada Princesa porque antes de la Revolución esta provincia occidental era mencionada en los periódicos con el nombrete de La Cenicienta de Cuba.

La sorpresa fue cuando cambié la mirada de abajo hacia arriba, olvidando las andantes piernas de mi joven camarera, fijando mi vista en una columna central del restaurante, justo frente a mi mesa. Entonces supe que había llegado a Pinar del Río.

Restaurante en  Pinar del Rio.
Restaurante en Pinar del Rio.

Cuatro ventiladores refrescaban el ambiente del pequeño local, lo que no es nada nuevo en mi país. Debo esforzarme en explicarlo, se trataba de cuatro Wahson, una marca china de muy vieja data, tal vez más de cuarenta años si contamos su única y excepcional aparición en la historia nacional.

Los Wahson ganaron excelente reputación entre las personas de edad avanzada, por su durabilidad, además de resistencia a cualquier accidente. Están construidos con acero puro, al estilo de los General Electric que aparecen en las películas de Al Capone. Las aspas son igualmente aceradas, aseguradas con una rosca cónica niquelada y un largo cono metálico protege al motor, invencible ante el uso prolongado. ¡Cuídese de una querella con su esposa si ella toma en sus manos un Wahson!

Escapa a mis estudios cómo llegaron estos ventiladores chinos a Cuba en los años sesenta, cuando tal vez hubo un resquicio de buenas relaciones con los chinos de Mao Tze Tung. Lo escribo según la ortografía de aquellos años, cuando se decía Pekín y no Beijing.

En mi casa había un Wahson pequeño, que duró igualmente tantos años como mi niñez, juventud y primer matrimonio. Jamás fue a reparaciones. Murió mi madre y el ventilador siguió echando aire. Así eran estos artefactos chinos.

Vaciando en la copa la segunda “Princesa”, recuerdo a la única empresa cubana productora de equipos electrodomésticos, popular por sus siglas convertidas en marca registrada, la INPUD.

El Che Guevara fundó esta fábrica en Santa Clara, aunque su paso como Ministro de Industrias fue efímero. Lo interesante es que la INPUD no fabricaba ventiladores, indispensables en un país tropical como el nuestro.

Nunca olvido los años setenta, cuando me casé y precisaba de un aparato capaz de refrescar mi cuarto nupcial. No había equipos en venta, pero gente habilidosa los fabricaban utilizando motores eléctricos, generalmente sobredimensionados si del diseño óptimo se trata. Pero resolvían y muchos cubanos nos echamos aire con estos ventiladores caseros.

Ahora termino de comer en el restaurante La Marina, de la calle Martí en la ciudad de Pinar del Río. Cuatro ilustres Wahson, héroes sobrevivientes a Mao y Teng Tsiao Ping, refrescan el lugar después de cuarenta y tantos años de historia.

continuará….

Vicente Morín Aguado.   Junio de 2013.    [email protected]

7 thoughts on “El tiempo se está comiendo a Pinar del Río (I)

  • “En mi modesta opinión, Cuba tiene a La Habana como su única ciudad.”

    En la no menos modesta opinión mía, La Habana es un pueblo de campo.

  • Gusana llévalo suave! :-)

    En cuba los cubanos tienen un exagerado sentido de importancia. Creo que viene de toda la propaganda oficial y de que la élite se cree el ombligo del mundo y esto es naturalmente transmitido a los cubanos y muchos se lo creen.

  • Jajajajaa… los dos comentarios previos van al mismo tenor y siempre retándoles a los pobres chovinistas, sean guajiros de fuera o de acá de la capital… qué va, “pero esto cambiará ahora que ya se puede viajar al exterior, este pueblo será de gente viajada”, que bien dicen que los viajes ilustran… ¡¿o no?!

  • Gusan@ y Julio:

    La Habana estará hecha leña, pero la Poma siempre es la Poma. Sobre todo cuando se le compara con un pueblito como Guane, por poner un ejemplo. Yno s trata de falso orgullo de aldeano. Fíjense que los “pinareños ausentes” no quieren viar pa’ trás…ni tintos en sangre

  • Compañeros si vamos hablar de pobreza ustedes callence la boca ya ustedes no tiene ni una sola pisca de alegria, libertad, inteligencia,madurez. ustedes lo unico que tienen es armas para matar y nada mas, nosotros preferimos nuestra cuba bella como es, y si quieren que algo de lo que acaban de decir mejore pues quitennos el bloqueo que tan ingustamente nos tienen impuesto hace 55 años y tantyas veces la humanidad se los ha repudiado

  • Coincido con el comentario anterior, esa ha sido la no menos modesta opinión suya sobre La Habana como unica ciudad de Cuba. Cuba, recupera su orgullo de pais agricola y del campo, o no sera nunca mas Cuba. No sabes que una de las grande ruizas que tendra la nacion cubano para su futura son las bonitas campinhas cubanas, sus campos, sus paisajes. Los que hemos viajado un poco sabemos la ilusion, respeto y alegria con que las personas del “mundo desarrollado” se refieren a las provincias y comunidades de las zonas verdes. Hay quienes prefieren vivir, compran casas y se mudan hacia esas zonas.L e sugiero que indague e investigue sobre la imagen y representacio(siempre relativa) que tienen los visistantes de Cuba, y sobre todo de La Habana. Veras q te llevaras mas de una sopresa, y estoy seguro que tus criterios “habanocentristas” ya no seran los mismos.Por ultimo, fuera de este detalle me ha gustado su mirada de fotografia social al Pinar del Rio de hoy. Zacarias Monterrey

  • Algunos comentaristas se fueron por el detalle de comparar Habana con Pinar del Río, las ciudades digo. Esto fue una jocosa provocación. Lo esencial es que tanto en la capital como en cualquier provincia, el tiempo nos está comiendo. Vamos hacia atrás, en tanto tratamos de conservar las reliquias como si de tal forma afirmarámos que seguimos vivos, que esto no va a terminar nunca.
    Me apena que tal mensaje no fuera bien comprendido.

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