El drama de un migrante cubano en Serbia

Fotomontaje: Sadiel Mederos (fotos cortesía de la fuente).

Por José Leandro Garbey Castillo (El Toque)

HAVANA TIMES – Nueve hombres, tirados en varias camas y en el suelo, esperan el ruido estridente que al abrirse produce la puerta de hierro que los separa de la libertad. Todos los días, una o dos veces, son despertados por el sonido que indica la llegada de los alimentos. El anhelo colectivo es que los oficiales les notifiquen que serán excarcelados o, al menos, devueltos a su país. Cualquier opción es válida. Llevan varias semanas en detención, sin motivo aparente. Las autoridades serbias no les han comunicado nada, pero asumen que la desgracia está estrictamente ligada a su origen, Cuba.

El grupo arribó al aeropuerto de Belgrado-Nikola Tesla el 9 de marzo de 2023 a las 10:00 p. m., hora de Serbia. Todos poseían sus documentos en regla, pero luego del control migratorio les impidieron acceder al país. Los condujeron a un cubículo de apenas seis por cuatro metros en el que permanecieron hacinados durante semanas.

La habitación era inhóspita. Pequeñas ventanas y una reja por la que apenas circulaba el aire. Cuatro literas metálicas con colchones de esponja sin sábanas. La calefacción, situada en lo alto, solo se sentía en la parte de arriba de las literas. En el suelo, mucho polvo. Y mugre. Tras el pasillo, la puerta metálica de un baño sin ventilación. Agua fría. Hedor. Varias veces al día, los detenidos intentaban minimizar con champú y gel la pestilencia de la orina que emanaba por el desagüe de la ducha.

Serbia era uno de los pocos países con exención de visado para los nacionales de Cuba hasta el 14 de abril de 2023, fecha a partir de la cual los viajeros cubanos deben pedir un visado de turismo o negocio para entrar a suelo serbio. Desde la nación balcánica muchos cubanos emprendían riesgosas rutas para llegar a la Unión Europea. A esta decisión le antecede el considerable aumento del flujo migratorio y múltiples denuncias de migrantes cubanos ante las violaciones del derecho internacional por parte de los cuerpos de seguridad locales.

El punto de partida

“A veces entraban ―los guardias― a reírse de nosotros. Nos tiraban la comida en una caja: pan, agua y, de vez en cuando, algún cereal o galletas. Los primeros días, nos daban cuatro paquetes, dos por la mañana, dos por la tarde-noche; después pasaron a tres. Un día estuvimos veinticuatro horas sin comer; otras veces era una sola comida. En ocasiones, no nos daban agua, teníamos que tomar del lavamanos. Muchos cubanos han pasado por esto. Una expareja mía lo sufrió”, afirma José, quien fue deportado hacia Cuba.

José y Orestes vivieron ese infierno. Juntos decidieron recorrer media Europa hasta llegar a España, donde los esperarían los tíos del primero. Serbia sería el punto de partida de la trayectoria. Pagaron casi tres mil dólares por los pasajes. José había dejado sus estudios años atrás y trabajaba como dependiente de una tienda Caracol en Las Tunas. La realidad cubana lo estaba asfixiando.

“Teníamos el dinero y nuestros papeles, incluida una carta de invitación que hizo un amigo serbio que incluso nos iba a recibir en su casa. No íbamos a un motel. Pero, aun teniendo el número de teléfono, los agentes nunca me permitieron llamarlo para corroborar la historia. Enseguida nos apartaron a todos los cubanos. Recogieron los pasaportes. No hicieron ninguna entrevista. Ellos gritaron y mandaron callar. Fue en su idioma. Hablaban poco inglés. Eran agresivos. Se reían de nosotros. Disfrutaban vernos en esta situación.

Solamente las madres con niños y algún matrimonio de ancianos pudieron pasar sin contratiempos. El resto, incluida una adolescente de 13 años con hipertensión y problemas cardíacos que necesitó atención médica, fueron detenidos.

“A las dos de la mañana del 10 de marzo, nos montaron en una guagua y nos llevaron para un lugar apartado dentro del mismo aeropuerto. Eran calabozos en condiciones terribles. Al otro día, nadie fue a hablar con nosotros. Ni Inmigración ni la Policía. No nos dijeron por qué nos habían conducido a ese lugar”, cuenta.

Fernando Almeyda, abogado cubano exiliado en Serbia y especializado en derechos humanos, afirma que marzo fue un mes complicado para los migrantes cubanos. Al menos los integrantes de dos o tres vuelos provenientes de Frankfurt —ciudad donde hacen escala los aviones provenientes de Cuba— fueron arrestados en el aeropuerto.

El también director jurídico de la organización sin fines de lucro Prisoners Defenders (PD) dijo a elTOQUE que cerca de 60 cubanos fueron puestos en centros de detención dentro del aeropuerto, alimentados con pan y agua. “Suponemos que muchos fueron víctimas de estafas por parte de autoridades, quienes cobraron 500 euros para supuestos papeles de asilo. Tenían tres opciones en esa situación: aceptar ser deportados a Cuba tras ser enviados a Frankfurt, donde tomarían un vuelo de regreso; solicitar asilo político y ser conducidos a algún campamento de refugiados en Serbia; o seguir esperando en el aeropuerto”.

Almeyda tuvo acceso limitado a cinco de estos cubanos y solo dos decidieron aportar sus datos de identidad. Según el letrado, los migrantes temían pedir asilo y que el régimen cubano, ante una respuesta negativa al proceso, los tildara de “disidentes políticos confesos” y los reprimiera al volver a la isla. Preferían continuar esperando.

Uno de los migrantes de este grupo inició una huelga de hambre durante cinco o seis días en señal de protesta. Resalta el abogado que las “acciones de emergencia se dilataron mucho porque los cubanos se negaban a denunciar su propia situación, lo cual hizo que algunos estuvieran más de una semana en pésimas condiciones de detención”.

En general, “muchos fueron deportados por falta de información y por el mal proceder de las autoridades serbias que no les comunicaron sus derechos ni proporcionaron la asistencia de un traductor”, señala Almeyda.

A raíz de la situación PD contactó con organizaciones y abogados en materia de derechos humanos en Serbia. Gracias a la mediación de estos, lograron “someter varias alertas al Ombudsman (Defensor del Pueblo) de Serbia, que es la organización independiente que en cada país debe monitorear las violaciones de DD. HH.; a esta institución fueron enviadas denuncias sobre la situación de los detenidos”, menciona Almeyda.

Los niveles de maltrato hacia los cubanos se redujeron. Un segundo grupo de migrantes tuvo acceso a información sobre la solicitud de asilo y sus derechos en Serbia, además de intérpretes en inglés para mejorar la comunicación.

Incertidumbre en tierras de Europa del Este

Desde dentro del pequeño cubículo del aeropuerto los cubanos se comunicaron con el mundo exterior a través de una línea telefónica española que José escondió de los guardias. “Mi familia vuelta loca, contactando con abogados, buscando la forma de sacarnos. Mi tía me dijo que una de las veces el cónsul les dijo que no podía hacer nada por nosotros porque no estábamos en suelo serbio. Esa fue su respuesta. ¿Qué crees que pude haber sentido después que le dijeron eso? ¿Qué más puede esperarse de ellos? El cónsul cubano en Belgrado, esos diplomáticos olvidaron que ellos nos deben servir”, narra José desde Cuba.

Quienes acompañaban a José no pudieron contactar con la Embajada de Cuba en Belgrado. Otros familiares de los implicados, amigos residentes en Serbia e incluso abogados no han recibido una respuesta de la legación cubana.

El 15 de marzo, al grupo que permanecía detenido en el aeropuerto de Belgrado, en el que se encontraban José y Orestes, le fueron devueltos los pasaportes junto a un boleto a Frankfurt, Alemania, para viajar a La Habana el día siguiente.

El tunero dice que se irá de Cuba, desconoce el camino de su próxima travesía, pero ese es su sueño y el de miles de jóvenes cubanos que no ven un futuro tangible en el archipiélago.

Como él, otros han sido maltratados por los cuerpos de seguridad locales de otros países de Europa del Este. Uno de los casos más conocidos fue el de dos migrantes cubanos que llegaron a Bielorrusia en enero de 2023 y denunciaron ser golpeados en varias ocasiones, incluso ser “cazados” con un perro.

En marzo de 2022 más de una treintena de cubanos aseguraron haber sido agredidos por soldados bielorrusos. La Guardia Fronteriza de Polonia les prohibía entrar a la Unión Europea. Similares episodios de violencia han sido documentados por elTOQUE, en este caso, por parte de la policía croata.

El 14 de abril de 2023 diez viajeros cubanos fueron devueltos a La Habana desde Estambul. De acuerdo a una información divulgada por el medio OnCuba, no tenían visado para entrar a Serbia y procedían de Rusia.

La ruta serbia parece haber llegado a su fin.

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