El día en que fabricaron la Revolución cubana

Por Vicente Morín Aguado

Fidel Castro en su visita a Estados Unidos en Abril, 1959.

HAVANA TIMES – Por decreto y por simpatías, la Revolución cubana se festeja cada primero de enero, desde 1959; sin embargo, el paso decisivo para iniciar las transformaciones, que cambiaron definitivamente a la mayor nación del Caribe, se ejecutó 38 días después.

El 7 de febrero de aquel año la gaceta oficial de la República de Cuba publicó un documento trascendental para la historia del país, titulado Ley Fundamental de 1959.

Del referido texto resaltamos las siguientes 18 palabras:

Título Noveno.

Del Poder

Sección Primera

Artículo 119.- El Poder Legislativo se ejerce por el Consejo de Ministros.

Así de sencillo quedó reformada la Constitución de 1940, formalmente vigente, echando abajo el orden legal de la nación, al conceder a un reducido grupo de personas la capacidad de hacer leyes. Según los enunciados subsiguientes, bastaban dos tercios de los votos del Consejo de Ministros para hacer irrevocable cualquier acto legal del Gobierno en funciones.

¿Cómo se llegó a este punto? El Dr. Luis M. Buch, secretario del primer Consejo de Ministros designado tras la huida de Batista, cuenta en sus memorias los pormenores de la imprescindible asunción de Fidel Castro a la Jefatura de Estado, el 16 de febrero de 1959:

“Una madrugada, al terminar la sesión del Consejo de Ministros, miembros de este, que pertenecían al M-26-7 (Armando Hart, Faustino Pérez, Enrique Oltuski y Julio Camacho), localizaron al Jefe de la Revolución, en el hotel Habana Hilton (hoy Habana Libre), pero como el lugar donde estaban no era el más apropiado para hablar del tema, Fidel planteó: “Bueno, vamos a reunirnos para discutir todo esto. ¿Dónde nos reunimos?” Oltuski propuso su casa, en las márgenes del río Almendares. Esa fue la primera y más importante reunión después del triunfo revolucionario.”  (Gobierno revolucionario cubano: génesis y primeros pasos. Reproducido en Cubadebate.)

(M-26-7 era el Movimiento 26 de Julio, organización fundada por Fidel Castro al salir amnistiado de la prisión de Isla de Pinos, en mayo de 1955)

Hasta entonces, Fidel negaba públicamente su intención de asumir la jefatura de estado. Una vez convencido del imprescindible sacrificio que debía hacer en pos de la nación, el Comandante exigió plenos poderes, solamente conferidos por el texto constitucional al presidente. Para colmo, existía otro obstáculo legal, se precisaban 35 años de edad mínima para ser presidente. Sin embargo, bastaban 30, tratándose del primer ministro.

Fidel contaba con 32 años de edad. ¿Sería un premier subordinado al presidente? Por supuesto que NO. Sigue contando Buch:

“Antes de comenzar la sesión de ese día, se analizó el requisito planteado por Fidel para desempeñar el cargo de primer ministro. Esto dio lugar a un amplio debate. Buscamos la fórmula para modificar el artículo 146 de la Ley Fundamental. Su texto expresaba: “El Primer Ministro representará la política general del Gobierno”.

“El artículo 146 quedó redactado de la forma siguiente: “Corresponderá al Primer Ministro dirigir la política general del Gobierno, despachar con el Presidente de la República los asuntos administrativos, y acompañado de los ministros, los propios de los respectivos departamentos”.

El 16 de febrero, Fidel Alejandro Castro Ruz asumía el premierato. Las apariencias quedaban guardadas, El Comandante no sería el presidente de Cuba, pero tampoco el presidente sería la máxima autoridad real de la nación.

La Revolución cubana salía a la luz, obra de una reforma constitucional conseguida sin Asamblea Constituyente, todo ejecutado en varias noches de insomnio por un grupo de revolucionarios reunidos en una vivienda particular habanera.

¿Fecunda imaginación de aquellos hombres empeñados en transformar al mundo, según el anhelo de Carlos Marx predicho en su Tesis # 11 sobre Feuerbach?

NO, sencillamente tomaron el proceder de un humilde campesino de Banes, registrado inicialmente como Rubén Zaldívar—solo contaba su madre— coterráneo del hijo de Ángel Castro Arguiz, un terrateniente de Birán, ambos poblados pertenecientes a la actual provincia de Holguín.

Rubén se convirtió en el General Fulgencio, quien asumió el poder tras un golpe de estado el 10 de marzo de 1952. El 4 de abril siguiente firmaría los llamados “Estatutos Constitucionales”, de hecho y por la fuerza la primera reforma a la Constitución de 1940.

El joven hijo de Ángel, llamado Fidel, se graduó de abogado en la Universidad de La Habana. Días después del golpe de estado acusó formalmente a su coterráneo de los graves delitos cometidos al violar la Carta Magna y exigió el proceder legal previsto por la ley. En justa rebeldía que la propia Constitución amparaba, asaltó la fortaleza militar El Moncada, en Santiago de Cuba. Preso y sometido a juicio, ejerció su autodefensa, discurso conocido mundialmente como La Historia Me absolverá.

El abogado holguinero arremete contra los “Estatutos” batistianos:

“Los ‘Estatutos’ encierran una contradicción monstruosa, descarada y cínica en lo más esencial, que es lo referente a la integración de la República y el principio de la soberanía. El artículo (1) dice: ‘Cuba es un Estado independiente y soberano organizado como República democrática’… El Presidente de la República será designado por el Consejo de Ministros.”

Continúa razonando Fidel:

“¿Y quién elige el Consejo de Ministros? El artículo 120, inciso 13: “Corresponde al Presidente nombrar y renovar libremente a los ministros, sustituyéndolos en las oportunidades que proceda.” ¿Quién elige a quién por fin? ¿No es este el clásico problema del huevo y la gallina que nadie ha resuelto todavía?”

Podría bastar con lo escrito, pero hay más de lo dicho por Fidel Castro aquel 16 de octubre de 1953, en la sala del Tribunal de Audiencias de Santiago de Cuba:

“Esta Ley Constitucional podrá ser reformada por el Consejo de Ministros con un quórum de las dos terceras partes de sus miembros.” Aquí la burla llegó al colmo. No es solo que hayan ejercido la soberanía para imponer al pueblo una Constitución, sin contar con su consentimiento y elegir un gobierno que concentra en sus manos todos los poderes, sino que por el artículo 257 hacen suyo definitivamente el atributo más esencial de la soberanía que es la facultad de reformar la ley suprema y fundamental de la nación.”

Los textos reproducidos en el presente artículo no son simples coincidencias, constituyen una VERDAD HISTÓRICA.

El 7 de febrero de 1959 se dio luz verde a la Revolución cubana. La Ley Fundamental estuvo vigente durante 17 años, hasta que en 1976 el pueblo cubano votó mayoritariamente en referendo a favor de la nueva “Constitución Socialista.”

La Revolución cubana fue fabricada en una casa particular de La Habana, copiando los estatutos constitucionales del 4 de abril de 1952, un engendro del dictador Fulgencio Batista Zaldívar.

Vicente Morín Aguado: [email protected]