El debate público de Nicaragua en las redes sociales

Protesta ciudadana durante la Rebelión de Abril, en el sector de la Rotonda Rubén Darío, de Managua, el 17 de mayo de 2018. // Foto: Archivo | Confidencial | Carlos Herrera

Entre la censura oficial, y los espacios de Facebook, Twitter, WhatsApp, la “gritadera” y el hambre de libertad

Por Mildred Largaespada (Especial para Confidencial)

HAVANA TIMES —¿Y cuál es la gritadera?— exclamó una usuaria de Twitter.

Y es que hay ocasiones en las que dentro de las redes sociales parece que la gente grita, aunque realmente solo esté escribiendo un texto corto, un microblogging o un tuit. La sensación de “gritadera” se percibe cuando los usuarios de las redes sociales escriben sobre un mismo tema. Y digámoslo a lo nica: no es tanto lo que escriben, sino lo seguido que lo hacen.

Este comportamiento se observa mucho más en Twitter. Aunque hay intercambios febriles también por medio de Facebook, WhatsApp y Telegram. En la actual situación represiva en Nicaragua, las redes sociales son el espacio de libre expresión porque ¿dónde, si no, va la gente a expresar sus ideas cuando vive en un estado policial que practica la censura y la represión a todas las libertades democráticas en todos los espacios públicos?

Pero una cosa es debatir y otra es expresar el desacuerdo con un contundente tuit que le menta la madre a otro tuitero, o que le envía a alimentarse con residuos orgánicos. Otra cosa también es la desinformación que se coloca como contenido y alguna gente con ágil práctica para retuitear ayuda a construir el bulo, la mentira.

Ciertas conversaciones en las redes sociales son engañosas pues hacen creer que es debate político cuando son auténticas broncas y comportamientos maleducados, por no decir bandas organizadas para denigrar y gente envalentonada por voces inescrupulosas que llaman y celebran linchamientos digitales.

¿Pero qué pasa con la información fundamentada, la opinión argumentada que invita al debate de ideas y argumentos, que tiene menos gente adepta –aunque la hay– a entrar en la conversación? Cuando ocurren esos casos tienen un gran éxito en las redes sociales y se arma un fenomenal relato político, ordenado. La gente sale de ahí con regusto por haber ejercido su criterio.

Cultura política en las redes sociales

La diferencia entre la gritadera y el debate político que observamos en las redes nicaragüenses está en la capacidad de cada usuario para expresar sus ideas y en su destreza para usar las redes sociales. Para debatir políticamente en las redes inciden dos factores: la cultura política del usuario y los formatos pre establecidos por las redes. Esto es: cuán informada está tu experiencia sobre la política de Nicaragua y tu destreza para aprovechar los formatos de expresión que la red te ofrece, que son limitados. Y se le añaden: la educación para hablar en público y el entorno de la situación en la que vas a expresar.

Sobre los nicaragüenses se suelen destacar rasgos de la cultura política nacional que resultan un espejo nefasto y los presentan como inamovibles: se dice que son caudillistas, autoritarios, conflictivos, con síndrome colonialista, obedientes ciego al líder, guerreristas, entre otros.

Pocas veces se destacan los rasgos de solidaridad, cooperación, democráticos, respeto a los derechos humanos, pacifismo, resolución del conflicto por vías no violentas, por ejemplo. Y ambos grupos de rasgos culturales coexisten. Cada quien lleva su espejo a las redes sociales.

Los formatos de las redes también determinan el nivel de la conversación digital, algunas veces limitando y otras facilitando. En la red Twitter no se puede redactar un ensayo para desarrollar los argumentos. En sus 280 caracteres hay que comprimir toda tu idea. En Facebook hay más espacio para redactar las ideas y ofrece formatos al estilo blog, así la gente desarrolla más argumentos. La destreza por parte de los nicaragüenses para aprovechar los formatos de las redes es de un nivel regular, pero no es poca.

Entre algunas de las prácticas nicaragüenses de debate en las redes se encuentran varios tipos de comportamientos:

  • Robotizado: hay gente que al entrar a su red ya ponen en marcha el dedo índice y le da “Me Gusta” a todo lo que el algoritmo le presenta ya sea una idea con la que está de acuerdo, o un comentario con información infundada pero que interpreta desde su cultura política un poco más afín a sus ideas. No leen las noticias, solo leen a la persona que leyó la noticia y se guían por su interpretación.
  • Con discernimiento: es gente que sí lee las noticias de los medios de comunicación y ya informada procede a dar unos cuantos “Me gusta” a otros usuarios que están opinando en las redes. Se puede animar a escribir su propia opinión, corta o larga, según la red. Participa en debates y aguanta críticas y comentarios.
  • Maleducado: suelen usar palabras soeces, denigrantes, amenazantes, sexistas. Algunos usuarios se organizan como bandas para ir a parasitar cuentas ajenas y hacerse notar. Este comportamiento es conocido como bullying, acoso. Revelan intimidades con la pretensión de hundir la honra o al menos dejarla marcada.
  • Educado: dejan un comentario que aporta al debate y se van. Algunos usuarios se organizan como grupos y acuden a comentar con ideas repetidas, pero no traspasan las líneas de decencia.
  • Grupos cerrados: hay usuarios que han configurado su privacidad en las redes para solo conversar con su gente conocida y más cercana. Aquí entran muchas cuentas de gente que participó públicamente y participa en la lucha democrática del país, y se han ido al anonimato o uso de seudónimos, para protegerse. Aquí se incluyen también los y las adolescentes para protegerse de pederastas, pedófilos, tratantes de personas, potenciales violadores. Se han enllavado también usuarias agotadas por el acoso político a sus ideas.
  • Grupos abiertos: se organizan para levantar información de interés, hacer campañas políticas proponiendo hashtags para viralizar. Algunos usan el anonimato, pero no son cuentas falsas. Otros usan seudónimos y sí son cuentas falsas que usan para esconderse y atacar con impunidad. Aquí se incluyen también la gente que se organiza para apoyar a sus grupos y partidos políticos, y ahora a sus precandidatos.

En las redes sociales también se expresan las subculturas de pertenencia y eso incide en el nivel del debate. Según el subgrupo social de pertenencia se usan determinadas palabras, palabrejas, conceptos, memes, expresiones populares, dichos, refranes, fotos, fotos manipuladas a conveniencia, caricaturas, apodos.

Por ejemplo: una persona con subcultura periodística o académica dirá “el régimen de Ortega”; sobre lo mismo, otra perteneciente al partido FSLN dirá “nuestro guía admirado, el comandante conduce con su luz nuestro camino”, una víctima de las cárceles de la dictadura dirá “el torturador de inocentes” y algún usuario curtido en los límites para el debate en las redes sociales dirá “#aytaon”.

Hay subculturas de pertenencia más proclives al debate político con argumentos y otras que resuelven de manera limitada. En un régimen de partido único y con varios años de adoctrinamiento político desde el poderoso sistema de información que construyó el régimen -medios de comunicación, las escuelas y universidades, vallas publicitarias- las y los nicaragüenses han ido perdiendo entrenamiento en pedir la palabra y darla, conversar sobre política, debatir.

¿Cuál red para qué tipo de debate?

¿En cuáles redes sociales acude la gente a debatir? Hay datos globales en el más reciente reporte que ofrece el sitio web DataReportal, elaborado por Simon Kemp y el equipo de Kepios, con el apoyo de socios como Hootsuite y We Are Social, que emitió su informe este 12 de febrero de 2021. También elaboraron un informe sobre Nicaragua.

Contiene datos interesantes como el que dice el alcance potencial de un tuit (pagado) a la plataforma Twitter: éste alcanzaría a 162.8 miles de usuarios, que representa el 3.3% de la población total de Nicaragua mayor de 13 años. También revela que en Twitter hay más usuarios hombres, participan el 62.8, mientras que el 37.2 son mujeres.

Gráfico: Juan García | Confidencial

Hay quienes, con una mirada conservadora sobre las redes sociales, argumentan que un 3.3 por ciento de la población es “muy poca gente” y exclaman: “¡ves, la vida real no está en Twitter!”. Basta explicarles que la vida real tiene su sitio pero las redes sociales son muy importantes para expresarse individualmente, entre el mismo territorio y con otros territorios.

¿Y en Facebook? En esta plataforma participan por igual hombres y mujeres nicaragüenses. Dice el reporte de Kemp que un anuncio pagado alcanzaría a 3.40 millones de usuarios, que comparado con el total de la población nicaragüense representa el 68.5 por ciento de alcance.

Gráfico: Juan García | Confidencial

Continúa el reporte explicando que en Instagram hay una audiencia potencial de 720 mil usuarios nicaragüenses, y en LinkedIn existe una audiencia de 420 mil usuarios.

En las actuales circunstancias que vive Nicaragua las redes sociales son el espacio para el debate público y el reconocerse unos con otros, mientras los demás espacios estén cerrados y censurados. Cada día sube el nivel del debate, cada día la gente aprende a expresar sus ideas y a defenderse de los acosadores políticos, aprenden a denunciar las cuentas falsas, las amenazas. Cada día la gente “limpia” su timeline con criterios editoriales que les permitan tener una conversación política que les permita ejercer su criterio.

Aunque a veces se escuche ruido o gritadera, que no nos engañe ese comportamiento, porque detrás está el verdadero grito de las y los nicaragüenses: el hambre de debate político en libertad.

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