El cine joven cubano de 2013
Irina Echarry
HAVANA TIMES — Muchos esperan con ansiedad los días dedicados a la Muestra de Jóvenes Realizadores que se efectúa cada año en la capital del país. Para algunos es la oportunidad de promover su obra y verla en la pantalla grande; para otros, es el momento de apreciar lo nuevo que sale de la mente, las manos y el espíritu de los más noveles cineastas.
En esta XII edición en menos de una semana se proyectan más de 70 filmes (ficción, documentales y animados), además de materiales extranjeros. Hoy domingo es el último día.
Una niña que quiere volar; una anciana en el medio del campo que ansía encontrarse con la nieve; suicidios o soledades; en los audiovisuales se puede ver de todo.
Aunque las obras de ficción son mayoría, la calidad de los documentales resalta.
Exhumaciones, de Omar CS, nos regala en 13 minutos un momento especial, íntimo. Una cámara discreta, que interviene solo para mostrar las imágenes, nos acerca al proceso de exhumación y limpieza de los restos de cadáveres.
El movimiento espiritual de una comunidad en la provincia de Holguín es reflejado en La certeza, de casi una hora de duración, dirigido por Armando Capó.
Siguiendo la pista a varias personas con vidas muy diferentes terminamos en el templo La Nueva Paz.
Allí, el pastor Raúl Leyva guía en su creencia espiritista a los campesinos que acuden impulsados por la fe. Capó escogió la observación; sin entrevistas, pone la cámara en los lugares que sabe puedan dar el fervor del encuentro.
Pero sin dudas el documental que mantiene a todos los espectadores despiertos durante los 43 minutos que dura, es Elena.
Con nombre de mujer se sostiene desde 1927 un edificio en la calle vapor de Centro Habana: el edificio Elena. Reparado pocas veces, nunca como la necesidad pedía, el inmueble fue deteriorándose hasta que lo declararon inhabitable y llevaron a los vecinos lejos para un albergue en Mantilla.
Allí, en un ambiente de promiscuidad vecinal, con la delincuencia in crescendo (robos, asaltos) algunos pasaron ocho o diez años, hasta que decidieron regresar al edificio y empezar la lucha por su reparación.
El director, Marcelo Martín, junto a los vecinos, va descubriéndonos una historia de engaños, hipocresía, desilusión y desamparo.
Gregorio, Manolo o Emilio explican a la cámara como si se agarraran a una tabla de salvación. Cuentan del derrumbe de la escalera, de las brigadas de constructores que han pasado por ahí, de las tupiciones e inundaciones de aguas negras que han provocado esos supuestos “arreglos”.
Tres años antes aún tenían confianza en el partido, en los dirigentes; ahora se sienten perdidos, no saben cómo arreglar sus viviendas que con el paso del tiempo envejecen… como ellos.
Elena es un material de denuncia, donde el director se involucra en la lucha de esos vecinos; y nos involucra junto a él.
Sirva la muestra para sacar a la luz personas, experiencias o sucesos de nuestra realidad que de alguna manera nos afectan a todos.