El cambio climático y los huracanes en el Caribe

Por Yanet Díaz

Foto: tiempo.com

HAVANA TIMES – Apenas comienza la temporada ciclónica 2020 y ya tuvimos la primera tormenta tropical en el Atlántico Norte. El resto del periodo se espera que sea muy activo, con un comportamiento por encima de lo normal*.

Durante la temporada de 2019 se registraron 18 huracanes con nombre, lo cual se encuentra por encima del promedio histórico que es de 12.1. No obstante, ninguno tocó tierra en Cuba, por lo cual la Isla no se vio afectada.

En el 2018 también se registró una actividad por encima de lo normal, con 15 eventos con nombre, de los cuales 8 se convirtieron en huracanes, entre ellos Michael que pasó por el estrecho de Yucatán, afectando grandemente a la provincia de Pinar del Río, donde ocurrieron intensas marejadas y severas inundaciones, con cuantiosos daños materiales.

En 2017 tres huracanes (Katia, Irma y José), dos de ellos de categorías 4 y 5, coincidían simultáneamente sobre aguas del Atlántico; era la primera vez, desde que se tiene registro, que dos huracanes con vientos mayores a 240 km/h coexistían en el Atlántico al mismo tiempo, representando así la mayor actividad ciclónica registrada en dicho océano.

El caso de Irma en particular representó un grave peligro para Cuba, pues rodeó la costa norte de la Isla, desde Camagüey hasta Matanzas, con vientos sostenidos de más de 200 km/h, causando considerables daños en los sectores de Vivienda, Comunicaciones, Agricultura, Turismo, así como la muerte de 10 personas.

Cuando ocurren temporadas tan activas o incluso extremas como estas, surge la pregunta de si ese comportamiento extraordinario se está tornando más frecuente o si es una fluctuación natural. Muchos se preguntan si eso se debe al calentamiento global, o de manera más general, al cambio climático antropogénico que ya está presentando sus signos en varios aspectos del clima.

Esta es una pregunta cuya respuesta no es sencilla, ya que no es trivial atribuir las variaciones en la actuación de los ciclones tropicales a los cambios en el sistema climático, debido a que las escalas espaciales y temporales de estos dos fenómenos son muy distintas.

Para entender mejor esto, debemos dejar definido que estos eventos ocurren dentro del conjunto de los fenómenos del “tiempo” (rango de varios días y de unos cientos de kilómetros), mientras que los cambios climáticos ocurren dentro de la escala del “clima” (rango de decenas de años y de miles de kilómetros).

Son varios los factores que determinan que un huracán sea más intenso, pero uno de los más importantes es la temperatura de la superficie del mar. Investigaciones científicas recientes han encontrado que un mayor contenido de calor en el océano y una mayor temperatura superficial del mar desencadena ciclones tropicales más intensos.

Ante un aumento del calentamiento del planeta, son varios los aspectos de la actividad ciclónica que pueden experimentar cambios. Estos son la intensidad, la frecuencia –o sea, el número de huracanes por año–, las lluvias provocadas y las inundaciones costeras.

El mayor consenso hasta el momento indica que el número de huracanes en general será menor, pero que serán de mayor intensidad, es decir, se estima un aumento de su ocurrencia, pero de categorías 4 y 5 en la escala Saffir-Simpson. Eso se debe, en parte, a que la energía almacenada en el océano -la cual usan los huracanes para su desarrollo- es limitada, y sería usada por unos pocos eventos intensos, en lugar de muchos de baja intensidad.

También se espera un incremento de las lluvias producidas por ellos a medida que el clima se caliente, debido a que en una atmósfera más cálida la razón de evaporación (paso del agua líquida a vapor) aumenta, con lo cual hay más contenido de vapor de agua disponible para la formación de precipitaciones.

Un detalle interesante que algunos investigadores reportan es que a pesar de este incremento en la intensidad y en las lluvias, la duración del ciclo de vida promedio de los ciclones podrá disminuir en un 4.6%.

Por otro lado, las inundaciones costeras que ocurren a su paso también pueden aumentar con el calentamiento del planeta, debido no solamente al incremento de la intensidad de los huracanes, sino también al aumento del nivel del mar -que ya ha sido reportado en las observaciones-, lo cual genera un oleaje de mayor altura al paso de estos fenómenos. Esto puede provocar que las inundaciones costeras penetren hasta áreas más extensas, teniendo graves consecuencias humanas y socio-económicas.

No obstante, estas son las predicciones de los modelos climáticos para el futuro, ahora bien, ¿cuál ha sido el comportamiento de la actividad ciclónica desde que se viene registrando un aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero causantes del calentamiento global?

Pues bien, en la cuenca del Atlántico Norte, donde se forman los huracanes que afectan al Caribe, las observaciones de las últimas décadas sugieren que ha habido una tendencia significativa en el aumento de la intensidad de estos, desde 1970 hasta la fecha. Eso significa que estos efectos ya se han ido percibiendo en muchas islas del Caribe, incluyendo a Cuba.

Todos conocemos los riesgos que traen involucrados los huracanes, como son los fuertes vientos, intensas lluvias y el oleaje, los cuales están sujetos a intensificarse, debido al cambio climático producido por el hombre. Ante este escenario, es sumamente importante llevar a cabo evaluaciones cuantitativas de los riesgos potenciales de los eventos inducidos por los huracanes, especialmente en islas pequeñas muy vulnerables tanto por el grado de exposición, como por otros factores asociados a la alta densidad poblacional y a condiciones político-económicas desfavorables.

* Próximamente habrá un artículo en Havanatimes con detalles de los pronósticos de la temporada ciclónica 2020 en el Atlántico.