Dirigir un hotel en Varadero

“Que la gente encuentre lo que espera”

Por Aurelio Pedroso  (Progreso Semanal)

El hotel Blau Varadero
El hotel Blau Varadero

HAVANA TIMES — Para que un hotel mantenga un índice de alojamiento en torno al 90% todo el año, hay que buscar razones tantas o más como mecanismos de un reloj en que una pieza hará mover a otra situada en el extremo para al final trabajar con precisión y sin fallas.

Al director español, mallorquín por más señas, del hotel Blau Varadero, en maridaje con el grupo Cubanacán, no pocos de sus empleados cubanos confiesan como en secreto que es capaz de “aparecer hasta en la sopa”. “Es el primero en llegar y el último en partir”, confiesa una gastronómica en uno de sus restaurantes que le vio llegar hace casi diez años. “Muy exigente”, y lo dice con una rara mezcla de orgullo y crítica ante un huésped del que no tiene la menor idea de que contará esta y otras historias.

De José María Peral Recuero ya me habían hablado. Por ello, sin que topáramos el uno con el otro, me dediqué a observarlo en su desempeño. Y ahí estaba, tirándole a una mano al que debe cambiar una parrilla donde a las brasas se asa un cerdo, inmiscuido con una canadiense que ha extraviado la toalla, charlando con un huésped con medio cuerpo en la piscina, supervisando cualesquiera de los bares o restaurantes de la instalación, al tanto del corte de los crotos en los jardines y, un poco más –sin exageración-, si el mono devenido jinete va bien sobre el lomo de una cabra también convertida en corcel árabe durante el show infantil.

Entonces cualquier mortal comprenderá que la gente no se equivoca, que este hombre se toma muy en serio la profesión desde que en sus años mozos allá por Mallorca comenzó su andar en el mundo de la hostelería y el turismo desde los puestos más simples hasta dirigir hoy esa “pirámide” de 383 habitaciones dobles y 13 suites que llama la atención desde la autovía de la Península de Hicacos y hace recordar un recreo arquitectónico del Gran Jaguar maya en la selva de El Petén, en Guatemala.

“Check in” u “Hotel adentro, caballeros”

Dirigir un hotel en Cuba entraña tres o cuatro dolores de cabezas más que en cualquier otro sitio de este mundo. Y que conste no lo dice mi interlocutor, sino el que suscribe, con sobrados elementos de causa a lo largo de todos estos años de encuentros con quienes lo han hecho en ciudades, playas, cayos y montañas desde aquel lejano instante en la década de los setenta en que abrieron las puertas al turismo internacional.

Por el hotel Blau Varadero
Por el hotel Blau Varadero

Los insumos, el suministro desde toallas hasta cincuenta cajas de tomate por no incluir ese necesario complemento de ajos y cebollas para la cocina son parte de los frecuentes desafíos. Su experiencia en estos avatares le ha ayudado mucho y hasta ha ido un poco más lejos en propuestas aún sin luz verde.

José María responde cada pregunta sin titubeos y con gran sentido práctico. Reconoce la “química” (compatibilidad) con la contraparte cubana y el sentido de “team work” que ha logrado con todo el personal bajo sus órdenes. “Cuba es una oportunidad y un reto. Posee un gran potencial”.

“Trabajar con cubanos tiene sus peculiaridades. Hay que conocer sus “códigos”, que son diferentes a los nuestros, pero se trata de gente con instrucción y rápido aprendizaje”, argumenta. Le inquiero por el incentivo en moneda dura y se limita a manifestar que eso no está en sus manos.

La mayoría de sus huéspedes provienen de Inglaterra, Canadá y Alemania. Los turistas cubanos no constituyen una preocupación, pues desde que comenzó la autorización para que pudieran hospedarse ha ido cambiando su actitud paulatinamente en cuanto al excesivo consumo y derroche de comida y bebidas. “Los hay más desordenados en el acto de beber”, y omite discretamente de quiénes se trata.

Turismo estadounidense

Me intereso por la proximidad del turismo proveniente de EE.UU. y si el hotel estaría en condiciones de asimilarlo. Argumenta que sí y que muy probablemente deban acometer ciertas inversiones dadas las características generales y requerimientos de ese mercado, pero que de momento “la estructura del hotel es apropiada. En Estados Unidos hay gente de cualquier tipo”.

Infraestructura es lo que mencionan todos los expertos. Y Cuba hoy por hoy no la tiene. Así de fácil y sin mucho colorete. El hotel Blau (azul en mallorquín) Varadero no es una excepción. La llegada de visitantes del vecino país obligará a las autoridades no sólo turísticas a tomar rápidas e inteligentes decisiones si, como parece apuntar, es seria la apuesta.

Mientras llegue ese momento, José María Peral y su equipo se sienten satisfechos aunque no contentos del todo por el aquello de que siempre se puede más. Bien sea por una buena comercialización, por el sentido de “repitencia”, por los efectivos resultados del “boca a boca”, por publicidad o siete razones más, esta instalación es una de las de mejores resultados en el balneario.

“¿Y cuál sería el sello que la distingue del resto de los hoteles en Varadero?”, le pregunto para terminar una charla de poco más de treinta minutos.

-Que la gente encuentre lo que espera. Más personalizado.

Pues Amén, que así sea, incluyendo también la inminente avalancha gringa.

2 thoughts on “Dirigir un hotel en Varadero

  • Entre los retos de dirigir un hotel en Varadero se debería incluir la constante batalla entre el gerente y los empleados, (empezando por el subgerente cubano) , él primero buscando que no le “evaporen” (eufemismo por hurto) los recursos, y los segundos tratando de llevarse todo lo que puedan para resolver sus necesidades alimenticias o económicas, que en la calle siempre hace falta de todo lo que hay en el hotel.

  • Fíjate si es difícil gerenciar y ser dueño de un hotel en Cuba, que a los cubanos se nos prohíben por ley para beneficiar a los extranjeros que son bien capaces para explotar y enriquecerse con nuestros recursos naturales. No entiendo el objetivo del post. Para que esta apología a los privilegiados extranjeros?

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