Despedida a comandante histórico

Patricia Grogg

President Raul Castro with Juan Almeida's daughter Diana Almeida Gonzalez.
Raúl Castro junto a Diana Almeida González, hija de Juan Almeida

HAVANA TIMES, 13 sep (IPS)  – Cuba guardó este domingo 12 horas de luto por el vicepresidente Juan Almeida, comandante de la revolución y compañero de lucha de Fidel y Raúl Castro desde el asalto al cuartel Moncada, inicio de la lucha insurreccional que triunfó en 1959 en este país.

Almeida falleció en la noche del viernes de un paro cardiorrespiratorio.  Su nombre “permanecerá por siempre en el corazón y la mente de sus compatriotas, como paradigma de firmeza revolucionaria, sólidas convicciones, valentía, patriotismo y compromiso con el pueblo”, dijo un comunicado oficial.

De acuerdo con su propia voluntad, sus restos no fueron expuestos y serán inhumados con honores militares en fecha aún por anunciar en el Mausoleo del III Frente Oriental Mario Muñoz Monroy, del que fue fundador y único jefe.

Decenas de miles de personas concurrieron desde horas tempranas a la base del Monumento a José Martí, en la Plaza de la Revolución de La Habana, para presentar sus condolencias por la muerte de quien fue considerado el “número tres” en la nomenclatura histórica del país, después de los hermanos Castro.

En el salón principal del memorial se colocó una fotografía de Almeida y sus condecoraciones, entre ellas el título de Héroe de la República de Cuba, y una bandera nacional.

La jornada luctuosa comenzó a las 08.00 horas (13.00 hora GMT), encabezada por el presidente Raúl Castro, familiares del fallecido, ministros y dirigentes del gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC), que dejaron una flor frente a la imagen.

“Era uno de los comandantes más queridos, por su historia, origen humilde, un hombre cuyo desarrollo dentro de la revolución demuestra que solo luchando los pobres puede ganar sus derechos”, dijo a IPS el funcionario Enrique Riveros, de 60 años, del Ministerio de Informática y

Comunicaciones.

Para  Rodolfo Viqueira, empleado de comercio de 40 años, Almeida era “gente de pueblo que por sus méritos llegó a ser lo que fue. Se lo ganó a golpe de valentía y esfuerzo y eso caló profundo en el pueblo”. “Para Cuba es historia”, agregó el hombre, emocionado tras abandonar el recinto.

Ceremonias similares a las de La Habana se llevaron a cabo en las ciudades cabeceras de las 14 provincias, según reportes de la televisión estatal que intercaló su servicio noticioso con reportajes, muestras fotográficas y temas musicales compuestos por el dirigente fallecido.

El comunicado oficial resaltó que Almeida pudo desarrollar “su intensa, responsable y fecunda labor como dirigente revolucionario, con una valiosa y prolija obra artística, la cual incluye más de 300 canciones y una docena de libros que constituyen un invaluable aporte al conocimiento de nuestra historia”.

“Santiago de Cuba llora a este hombre”, comentó por teléfono René Camacho, ex combatiente de la campaña guerrillera en la Sierra Maestra, que dijo ser testigo del gran cariño que la población de esa ciudad de la porción más oriental de Cuba guarda para “el comandante Almeida”.

Al morir presidía la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, creada en 1993 para agrupar a veteranos de la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista (1952-1959), la fallida invasión patrocinada por Estados Unidos en Playa Girón (1961) y otras acciones, así como a militares  retirados y voluntarios de misiones “internacionalistas” en Angola y otros países.

“Era un tremendo compañero y en la Asociación se ocupaba mucho de los combatientes”, aseguró Luis Santana Miranda, trabajador de la construcción, quien dijo haber integrado las tropas cubanas que tomaron

parte entre 1975 y 1988 en la guerra civil de Angola.

Nacido en la capital cubana el 17 de febrero de 1927, Almeida fue un albañil que se vinculó a la lucha insurreccional a mediados del pasado siglo. Sus biógrafos lo destacaban por un estilo lacónico y categórico, conciso, mordaz y a veces hasta inquisitivo y defensor de la unidad como raíz de la libertad y la independencia.

“Conocimos a Fidel en la Plaza Cadena de la Universidad de La Habana (…) él conversaba caminando para allá, para acá, y nosotros con Fidel para arriba y para abajo y nos interesó la forma de reflejar, de decir las cosas…”, contaría en una entrevista disponible en Internet.

A partir de esas pláticas, Almeida acompañó al líder histórico de la Revolución Cubana en el frustrado asalto al cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, en el posterior exilio en México, el regreso a Cuba en el yate Granma, en la guerra de guerrillas de la Sierra Maestra y en las responsabilidades que siguieron a la toma del poder.

Integró el Buró Político del Comité Central del PCC desde su fundación en 1965, responsabilidad en que fue ratificado hasta el V congreso, en 1997. Mantenía ese cargo al momento de su muerte. Una conferencia nacional, en fecha aún no anunciada,  debe renovar ése y otros órganos de dirección partidarios y preparar el VI congreso.

Almeida era además diputado a la Asamblea Nacional y uno de los tres comandantes históricos de la revolución, título honorífico sin mando de tropa que ostentan también Ramiro Valdés y Guillermo García Frías, veteranos compañeros de armas de Fidel Castro, alejado del poder desde 2006 por problemas de salud.