Defensores señalan “política de exterminio” en Nicaragua

El régimen orteguista mantiene alrededor de 250 presos políticos en diferentes cárceles y delegaciones policiales de Nicaragua Foto: Confidencial

Después de 2018, este 2022 es “el año de mayor sufrimiento” para los nicaragüenses que siguen sufriendo represión por parte del régimen

Por Confidencial

HAVANA TIMES – En el Día Internacional de los Derechos Humanos defensores nicaragüenses advierten que 2022 ha sido “el año de mayor sufrimiento” en Nicaragua, después de 2018. Aseguran que los nicaragüenses “hemos perdido nuestra condición de ciudadanos”, “nuestras vidas están condicionadas por el miedo” y “lo único” que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo no ha logrado superar son los 355 asesinatos que fueron cometidos durante la represión a las protestas masivas de hace cuatro años.

La presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), Vilma Núñez, valoró que la represión en 2022 ha sido “especialmente cruel”. Situación por la que considera que “ya no se puede hablar de violaciones sistemáticas de derechos humanos sino de una política de exterminio”, puesto que los zarpazos del régimen van “en contra de todo y de todos”.

Las violaciones a los derechos humanos han superado lo sucedido en años anteriores. “Quizá lo único que (el régimen) no ha logrado superar son los 355 asesinatos. Eso no significa que la gente no se siga muriendo. La gente que se ahoga cruzando el Río Bravo, la gente a la que matan mientras huyen del país hacia Costa Rica, eso tiene una causa y es precisamente la persecución”, subrayó Núñez.

Para Juan Carlos Arce, del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca+, 2022 es sin duda “el año de mayor sufrimiento” después de 2018 y es también el año en que “el régimen de Ortega se ratifica como perpetrador de crímenes de lesa humanidad”.

“Tenemos un patrón sistemático y masivo de prácticas de torturas que estamos viendo con los presos políticos“. “Este es el año de secuestros de familiares de disidentes políticos, eso es inaceptable”, comentó el defensor de derechos humanos.

“No queda reducto de ciudadanía visible”

A juicio de Arce, en este año el régimen de Ortega logró consolidar su estado policial de facto, “ese estado de terror, de miedo, que inmoviliza a la ciudadanía, a la disidencia política”. Los nicaragüenses “hemos terminado de perder nuestra condición de ciudadanos y el régimen ha consolidado ese estado de terror que ha aplastado o aniquilado los derechos ciudadanos”, subrayó.

El defensor de derechos humanos recordó que el régimen pasó de prohibir toda clase de protesta ciudadana a cerrar decenas de medios de comunicación, a perseguir a la Iglesia católica y a cancelar más de 3000 organizaciones de la sociedad civil solamente en este año. “No queda en Nicaragua reducto de ciudadanía visible, nos han mandado a que ejerzamos nuestros derechos en la clandestinidad”, apuntó.

Para la presidenta del Cenidh, la persecución a la libertad de expresión tuvo su clímax este año 2022. “Ya habíamos visto la confiscación de CONFIDENCIAL y 100% Noticias, pero nunca habíamos visto que un periódico entero como La Prensa haya tenido que sacar al exilio a todos sus redactores”.

Por otro lado, el “haber tomado como rehenes a familiares solo porque no pudieron capturar a la persona que andaban buscando es el colmo y tuvieron el descaro de decirles ‘no tenemos nada contra vos, pero mientras no se presente tu pariente no te dejemos en libertad’ y ahora los están procesando”, denunció Núñez.

Nicaragüenses víctimas del miedo

Tanto Núñez como Arce reconocen que actualmente el miedo se ha apoderado de la ciudadanía nicaragüense. Todas las instituciones del Estado “están en función de la represión” y el estado policial de facto “se ha consolidado”.

“Todo nuestro quehacer, hasta nuestro pensar y actuar están condicionadas por la voluntad de esta gente (los dictadores). Aunque uno no quisiera acordarse de ellos, inmediatamente que no podés hacer algo, inmediatamente que no podés disponer de tu voluntad para conducirte a una actividad, inmediatamente pensás en ellos, como la imagen omnipresente y perversa que afecta la vida cotidiana de la gente”, describió Núñez.

Por su parte, Arce precisó que a pesar de la gravedad de las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua “mucha gente no denuncia por miedo a que ataquen a sus familiares”. Ese patrón de daño también “tiene como objetivo neutralizar (a la disidencia), llevar a la gente a pensar que si siguen hablando en el exilio van a dañar a sus familiares en Nicaragua, por lo que mejor se quedan callados”. “Ese es el objetivo”, apuntó Arce.

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