De vuelta por los mercados: ¿satisfacen los precios topados?

Vicente Morin Aguado

HAVANA TIMES — Desde el pasado año el Estado decidió topar—fijar—los precios de un número significativo de alimentos frescos; la medida se ejecuta en los mercados bajo administración estatal. Una vuelta por tales establecimientos deja poco margen al pretendido beneficio que tal medida debió aportar a la población, al menos, para los más de dos millones de habaneros.

Preguntado al respecto, Alfredo, jubilado, contesta: “En las cercanías de mi casa —Centro Habana— venden el jamón Viking—prensado—a 33 pesos la libra. Hice la prueba y me fui hasta el mercado EJT de Tulipán, estaba a 30, pero la incomodidad y los gastos del viaje pesan más que los tres pesos menos.” (Siempre que no se indique otra cosa, hablaremos de pesos moneda nacional —CUP— y libras de 460 gramos.  24 CUP = 1 USD)

El llamado EJT, se refiere a un mercado de grandes dimensiones ubicado en la calle Tulipán, esquina a Marino, detrás de la Plaza de la Revolución. Las siglas significan Ejército Juvenil del Trabajo, una institución perteneciente al sistema de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).

Ciertamente, en Tulipán algunos precios ofrecen ventajas al compararlos con la media de la ciudad, tal y como aparecen en la fotografía, pero hasta hoy el esfuerzo no alcanza a brindar frutos palpables, tal vez salgan complacidos los vecinos del lugar y una minoría poseedora de transporte propio o que, por la naturaleza de su trabajo, tienen la necesaria movilidad que obliga el caso.

Un ejemplo son los frijoles, alimento básico de la mesa cubana. En el mercado de referencia aparecen a 14 CUP la libra, 2  menos que lo general en establecimientos sin tope oficial, pero estos últimos brindan el producto limpio, en tanto los estatales obligan al consumidor a escoger entre piedrecitas, granos partidos y otras semillas contaminantes que a propósito “rellenan” la libra. Caso parecido son los 11 pesos nacionales por igual peso de colorados en las bodegas, venta liberada en las tiendas barriales de racionamiento pero también “debidamente” contaminada.

Debe aclararse que los datos no se actualizan oportunamente, el día de la foto faltaba la yuca anunciada, y de acuerdo a la hora, algunas ofertas no pasaron la prueba del mediodía al desaparecer antes de las tarimas.

El mercado de 19 y B.

Pero hay más, tal y como cuenta Mayrelis, joven con un hijo menor: “Aquí en El Vedado si quieres ir al seguro, pagas más caro en 19 y B, pero no falta nada. Mi mamá vive en Manrique esquina a Salud, allí hay un mercado estatal; ayer pasé a ver si había algo, pero nada, aquello parecía un desierto, ni siquiera la papa por racionamiento.”

Es decir, los estatales—obedecen a duras penas la orden de no subir precios, a cambio poco pueden ofrecer en cuanto a calidad y/o estabilidad de la oferta, bien lo dicen los concurrentes habituales: “Hay que velar al camión, coger el producto acabado de llegar, así pasa con la malanga, 3,50 la libra, mucho menos que los 8-10 de otros mercados, pero si vienes al día siguiente, como por encanto, desapareció la malanga.” (Varios encuestados coincidieron en su respuesta).

La voz popular indica que existe el trasiego al por mayor de unos mercados a otros, con ventaja para ambos: los estatales cobran al momento y trabajan menos, los particulares se encargan de vender con paciencia, pero al aumentar con creces el precio se llevan su tajada.

Queda un capítulo aparte para la carne fresca y los embutidos, cuyos precios no encuentran modo alguno de bajar en La Habana. La oferta aparece hoy limitada al cerdo, rara vez y en algunos sitios, hay venta de carnero. La carne deshuesada—bistec— se topó a sí misma entre 40-45 pesos desde hace mucho tiempo. La chuleta ahumada igualmente en los 40 y algunos animales vivos, pollo y el mencionado carnero, deben pagarse casi clandestinamente al muy alto precio impuesto por su destino preferido que son las ceremonias religiosas.

Ciertamente el esfuerzo estatal, intentando forzada respuesta a los reclamos populares, no ha encontrado viabilidad. La papa, salvación del momento en el centro-occidente del país, llegará a su fin, de un peso la libra por libreta por persona, mientras es fácil adquirirla al doble sin mayores contratiempos. Mucha gente está enviándoles el preciado tubérculo de origen estadounidense a sus familiares de otras provincias, donde por decisión gubernamental no se comercializa.

Bien vale el conocido refrán: De buenas intenciones está empedrado el camino del infierno.

Vicente Morín Aguado: [email protected]

3 thoughts on “De vuelta por los mercados: ¿satisfacen los precios topados?

  • Muy buen post que nos actualiza sobre precios y mercados.Pero a todas luces topar precios sin satisfacer la demanda es un contrasentido. El problema central es que no se produce alimentos que satisfagan la demanda y ese es el resultado de la errática política gubernamental.
    ¿La podremos cambiar?. NO. Si esperamos por el gobierno, tenemos un siglo más de penuria alimentaria porque no se dan señales algunas de cambios estructurales económicos.
    Qué sentido tiene un ejército juvenil del trabajo gerenciando mercados estatales, porque esa militarización de la economía a todas luces ineficaz.

  • Este es el cuento de la buena pipa.

  • Excelente ejemplo ha puesto Vicente en comparar el voluntarismo estatista y el libre mercado. La ultima vez que estuve en Cuba pude palpar lo dicho en este post pero en vivo y en directo.

    El mercado de 19 y B tiene una oferta variada, constante, de calidad y te puedes hasta dar el lujo de encontrar rarezas como el caimito, el brocolis, la guanabana y hasta la piña te la pelan para ahorrarte la molestia y hasta la proibida papa te la ofrecen bajito y por la izquierda. Todo con precios que reflejan realmente la oferta y la demanda y hasta puedes disfrutar del clasico regateo de centavos entre clientes y vendedores, donde la sonriza y la jarana criolla la recibes como valor agregado. Este mercado es lo mas parecido a los mercados que he visto en el malvado capitalismo, donde la oferta es variada, de calidad y se manttiene todo el año siempre que haya un cliente dispuesto a comprarla. Funcionan con la precision de un reloj suizo sin que este metida la mano distorcionadora del gobierno.

    En cambio en el mercado estatal de la EJT a pesar de ser la mejor carta del socialismo estatista cubano, la oferta es como se refleja en foto de la pizarra, que de 57 productos posibles solo existen 23 (60% de desabasteciento) y los existentes no son los mas demandados y la calidad deja mucho que desear. Locales sucios, los dependientes con cara de pocos amigos, sin las jabas plasticas para despacharte los productos. En fin, un monumento viviente del fracaso del sistema comercial socialista. No es ni la chancleta del mercado privado de 19 y B. Y para que hablar de lo que vi en las placitas agropecuarias pequeñas de los barrios perifericos donde vive la mayor parte del pueblo trabajador. Un horror en la misma proporcion de la recogida de basura.

    Vicente insiste en el enfoque de los elevados precios. Pero creo que la prensa independiente tiene que llamar las cosas por su nombre y es que los salarios en Cuba jamas podran cubrir los costos de produccion y comercializacion de los alimentos del agro. No veo precios altos en el mercado de 19 y B comparado con los que he visto fuera de Cuba, todo lo contrario, los de la isla por mucho son mas bajos a pesar de la baja productividad de su produccion, los elevados costos del combustible y ausencia de subsidios estatales para insumos, agregando los graves problemas de trasportacion para llevarlos desde el surco a la tarima.

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