De vuelta con los apagones en La Habana

HAVANA TIMNES – Vamos a aclarar desde el primer momento para no herir susceptibilidades. En el tema de los apagones la referencia la da La Habana, porque en el resto del país la política es muy diferente.

Desde hace alrededor de dos años, la gran parte de Cuba recibe un aproximado de seis horas de corriente eléctrica al día, y de esta nefasta realidad se salvan apenas los circuitos asociados Conectando con ex prisioneros políticos de América Latina que viven en el exilio para una investigación de estudio a algún hospital que no tenga en funcionamiento su planta generadora de electricidad.

Cuando ese equipo electrógeno es arreglado o se adquiere, inmediatamente vuelven al régimen habitual de 18 horas mínimo sin electricidad.

En cambio, en La Habana son mucho más benévolos y además de intentar programarlos, los apagones son más cortos y en horarios diurnos.

Desde mediados de diciembre y hasta la semana anterior prácticamente no se fue la corriente salvo en algunos barrios de la capital, y de poca duración. Por eso es que hablamos de regreso de los apagones, pero reiteramos que es la excepción, porque quienes viven en otros territorios no vieron alterada su cruda cotidianidad.

Aclarado esto, empezamos con lo de intentar programar, pues si hasta el año pasado por lo general se cumplían los horarios establecidos por bloques, este 2025 es un caos total, y lo que se anuncia prácticamente nunca se cumple.

A esto se suma el incremento de las horas, pues si hasta el pasado año eran cuatro horas en días alternos por lo general, se subió primero a cinco, y esta semana se llegó a seis, divididas estas últimas en dos tandas de a tres, y sí se afectó el horario nocturno (hasta las ocho de la noche aproximadamente, aunque en algunos lugares también se afectó la madrugada).

El último “invento” no se repitió, y me inclino a pensar que fue un experimento, pero ya sabemos que en este país los experimentos de este tipo por lo general llegan para quedarse.

Cuando anunciaron que quedaban suspendidas las actividades docentes y laborales no consideradas imprescindibles para este viernes temimos lo peor, pero afortunadamente no fue como aquel fin se semana de octubre donde hubo apagón total en la isla por tres días.

Como se anunció al presentarse los planes de la economía para este año, será imposible cubrir las necesidades de la población porque no hay la suficiente capacidad de generación.

En ese momento se explicó que se prevé generar 18 606 GW en 2025, pero para eso había que aumentar significativamente la capacidad a partir de fuentes renovables, por lo cual se debía mantener la disponibilidad promedio diaria de 1400 MW, muy por debajo de la demanda promedio de 3000 MW.

Especialistas consideraron que se necesitarían entre 8 000 y 10 000 millones de dólares y más de 10 años para poner a punto el Sistema Electroenergético Nacional (SEN), así que las esperanzas no eran muchas.

A esa situación el Gobierno responde con barrio-debates, un término que parecía en desuso desde hace años, pero al parecer volverá. Desde el día 18 de febrero, según anunciaron funcionarios de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) “especialistas” de varios Ministerios “explicarán el impacto de la criminal política de bloqueo contra la familia cubana”, como causa de los apagones.

Honestamente yo no sé si esto les beneficia o les perjudica, porque la gente está bien molesta, pero es una muestra del pánico que tienen a otro 11 de julio. Si la presencia de los “factores” (dirigentes incluidos representantes de la Policía) podría ser intimidatoria, puede ser igualmente el mejor escenario para protestar.

En medio del panorama se hicieron virales varias manifestaciones en distintos puntos del país, y especialmente llamó la atención la ocurrida en la localidad santiaguera de Palma Soriano, a nombre de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu).

Eran pocas personas, una docena aproximadamente, pero lo llamativo es que se trata de una organización, no de personas al azar, y coincidentemente también la encabezada por José Daniel Ferrer, el líder político más temido de la tiranía, quien recientemente fue puesto en libertad.

El santiaguero está “amarrado bien corto”, como se dice en buen cubano, pero es innegable su impacto y su poder de convocatoria con apenas un teléfono celular, gracias al respeto que se ha ganado de propios y extraños por su actitud firme en contra de la dictadura.

Desde que fue liberado el pasado 16 de enero tras pasar tres años y medio en prisión enfrenta el hostigamiento: el 27 de enero rechazó una citación policial y este mes fue nuevamente citado por el Tribunal Municipal Popular de Santiago de Cuba.

Igualmente denunció la vigilancia constante de la policía política, con el uso de drones para monitorear su vivienda, desde donde se comunica diariamente con víctimas de la dictadura ya sea personalmente o por teléfono, mientras su esposa la utiliza como consultorio para realizar sus labores de médico de manera independiente.

Ese ejemplo de resistencia tiene sus frutos en la conciencia popular y aunque con un férreo control de la Seguridad del Estado, Ferrer aprovecha cada minuto en libertad porque sabe que puede ser el último y esta semana abogó por apoyo del exilio cubano a la prensa independiente.

Al llamado se sumaron otros disidentes como Félix Navarro Rodríguez, del Partido por la Democracia Pedro Luis Boitel; Berta Soler, líder de las Damas de Blanco; Manuel Cuesta Morúa, vicepresidente del Consejo para la Transición en Cuba; Iván Hernández Carrillo, de la Asociación Sindical Independiente de Cuba; Juan Alberto de la Nuez Ramírez, del Movimiento Ciudadano Reflexión y Reconciliación, y el exprisionero político Ángel Moya.

Se trata de una labor muy delicada, sobre todo cuando se hace desde Cuba, y la dictadura todo el tiempo ejerce una labor de acoso a los periodistas y de persecución a los fondos que reciben estos medios, muchos de los cuales sobreviven de manera precaria por estas razones.

Gracias a la era digital, ya son conocidos por buena parte de la población, que durante décadas solo tuvo los medios oficiales como única vía de información.

Lee más desde Cuba aquí en Havana Times.