Cuentas de ahorro en Cuba: ¿qué pasó tras las reformas?

Foto: Sadiel Mederos

A pesar de los pronunciamientos de mejoría, la realidad que se ha vivido en la Isla desde entonces es otra. 

Por El Toque

HAVANA TIMES – En octubre de 2020, a menos de dos meses de hacerse efectiva la Tarea Ordenamiento, el presidente cubano Miguel Díaz-Canel salía a la palestra pública para asegurar a cada cubano que sus respectivas cuentas de ahorro —fueran en pesos cubanos (CUP), pesos cubanos convertibles (CUC) o moneda libremente convertible (MLC)— iban a estar protegidas.

El Gobierno otorgó a la ciudadanía un período de gracia de al menos seis meses, desde el primero de enero de 2021, para cambiar sus CUC a pesos cubanos. Sin embargo, cuando llegó el llamado “día cero”, las cuentas de cobros y pagos de cuentapropistas, agricultores individuales, las de otras formas de gestión no estatal, las de estímulo en CUC y las de colaboradores —personas que cumplen misión en otros países— fueron transformadas automáticamente a CUP. Un movimiento que se desarrolló bajo la tasa de cambio de 24×1. 

“Nadie tiene que tener preocupación (…) incluyendo a nuestros colaboradores”, había asegurado el primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC). Mientras que Marino Murillo Jorge, jefe de la Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo de los Lineamientos, durante una emisión de la Mesa Redonda reafirmó que no era necesario “correr a los bancos” por temor a afectaciones a las cuentas bancarias. 

A pesar de los pronunciamientos, la realidad que se ha vivido en la isla desde entonces es otra. 

El alza de los precios de productos y servicios que vino aparejado al proceso conocido como unificación monetaria tuvo un impacto negativo en los ahorros de la ciudadanía. Desde entonces, el acceso a comida, ropa y productos de primera necesidad —condicionado por la inflación— se ha limitado aún más. Contrario a lo expresado por las autoridades, el patrimonio de los cubanos sí fue puesto en riesgo. Una realidad que no ha podido ocultar el Gobierno. 

“Técnicamente, en un escenario de incremento de precios, las cuentas de ahorro en pesos pierden capacidad de compra. No se puede pensar que vamos a tomar esos ahorros y multiplicarlos por tres, o por cuatro, para que no pierdan capacidad de compra. Pero hay que hacer otros análisis, no todo es lineal”, sentenció Murillo el 14 de octubre de 2020

Cuentas que no dan la cuenta 

La repercusión negativa en las cuentas de ahorros y su capacidad adquisitiva despertaron malestar y preocupación entre los cubanos. Algunos profesionales de la salud, miembros de la Brigada Médica Internacional “Henry Reeve”, expresaron su inconformidad en la sección de comentarios del artículo de Cubadebate titulado “Unificación monetaria y cambiaria en Cuba: ¿Qué sucederá con las cuentas de ahorro?“. 

“Es difícil imaginar que mis ahorros de varios años vayan a devaluarse tres o cuatro o las veces que sea. Más sabiendo que el dinero que se paga por nuestros servicios es en dólares. Al menos, ese porciento que recibimos del total que se paga por nuestro servicio tiene que ir a nuestras cuentas en USD. Esa es la única forma de que no salgamos mal parados de este proceso. Nuestro dinero está congelado y no podemos gestionar nuestras cuentas, lo que nos pone en desventaja”, declaró un usuario identificado como Roy. 

“Me sumo a la propuesta de que las cuentas de los colaboradores sean convertidas a MLC, ya que la considero justa, equilibrada y equitativa. Sustento mi apoyo a la propuesta en las siguientes razones: los ingresos que genera la colaboración con el exterior son en MLC; la cuenta de cada colaborador se gestiona en tarjeta magnética, por lo que implica que no habrá USD circulando, y en nada se diferencian de la que gestiona la población para la compra en tiendas en MLC; eso constituye un reconocimiento de la sociedad a aquellos que han y están dando tantas muestras de altruismo, solidaridad y entereza”, señaló una segunda profesional bajo el nombre de Cárdenas. 

Para el economista Miguel Alejandro Hayes, al mantener constante la tasa de cambio y aumentar el nivel de precios de la economía, de manera general, lo que hizo el oficialismo fue restarle “razón” a la tasa de cambio. 

“Si el nivel de precio de la economía aumentó cuatro veces y la tasa de cambio se mantuvo constante, el poder adquisitivo de los ahorros se redujo cuatro veces”, señala.

De acuerdo con Hayes, el Gobierno pudo haber evitado esta situación multiplicando los ahorros de las personas, al menos, de aquellas cuentas en pesos cubanos. 

Lo cierto es que, a lo largo de 2021, la reforma monetaria y la inflación licuaron el poder adquisitivo de las cuentas de ahorros, tanto aquellas que estaban en CUP como las que estaban en CUC.

”Se hizo la conversión de las cuentas en CUC a CUP usando la tasa de 24×1 y no la tasa 1×1, pero eso no aseguró que no perdieran valor”, señala el economista y docente Pavel Vidal, quien cree que el proceso “es desastroso para la credibilidad en el sistema bancario y en la moneda nacional”. 

Vidal expone varias razones por las cuales el valor real de las cuentas de ahorro para comprar bienes y servicios se “aniquiló”. Entre ellas, el aumento —en más de una ocasión— de los precios; la tasa de cambio que llegó a primar en la economía de los hogares, que no fue la de 24×1, sino de 120×1 en las Cadecas y bancos y cerca de 180×1 en el mercado informal. Otro factor fue que no fueron aumentadas las tasas de interés en los bancos. Este último elemento se traduce en pérdidas de ahorros por tener el dinero en los bancos, lo que técnicamente se conoce como “tasas de interés reales negativas”. 

Como incentivo para que los clientes no acudieran a las sucursales a recuperar sus activos, el Banco Central de Cuba (BCC) emitió una disposición en la que indicaba que, si el titular de depósitos a plazo fijo no se presentaba para cerrar la cuenta en un período de seis meses, se le aplicaría una bonificación adicional de entre el 1.5 % y el 3.5 %. La medida, sin embargo, no resultó ser suficiente.

Los médicos cubanos son una de las mayores fuentes de divisas en el país. La exportación de servicios de profesionales de la salud —de acuerdo con reportes de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI)— generó cerca de 6 400 millones de dólares en 2018. En 2020, si bien esta cifra descendió a casi 4 millones, constituyó el 80 % de las exportaciones totales del país. Asimismo, el 75 % del salario de los profesionales se queda en las arcas del Estado. Doctores, enfermeros, técnicos y demás profesionales del sector se quedan con un bajo porciento de sus ingresos. 

La precaria situación laboral de los médicos cubanos en el exterior, así como su carente retribución monetaria, ha sido materia de múltiples denuncias ante el Consejo de Derechos de Naciones Unidas. Incluso, ha llegado a ser calificada de “esclavitud contemporánea”, en un informe de 12 páginas presentado en Ginebra el 6 de noviembre de 2019 por parte de la organización no gubernamental Prisoners Defenders. El documento, que consta de 450 casos de profesionales de la salud, hace mención a amenazas, restricciones de movimiento, explotación laboral, sometimiento obligatorio y otras violaciones a los derechos humanos ejercidas por parte del Gobierno cubano. 

No obstante, como indicaron otras personas en el artículo de Cubadebate, la preocupación con respecto al estado de las cuentas de ahorro en el país traspasó el circuito de los denominados “colaboradores” y afectó a otros sectores. 

“¿Los demás no hemos ahorrado también o no somos cubanos igualmente? Es muy triste que alguien jubilado haya ahorrado por años y un buen día sus ahorros pierdan su valor por 10 o 20 veces. Es cierto que los salarios subirán proporcionalmente a los precios, pero mis ahorros disminuirán proporcionalmente con ellos”, escribió en la sección de comentarios un usuario bajo el nombre de Oscar. 

Lo mismo le ocurrió a Jesús López, quien tenía ahorrados en el banco mil CUC, monto que había acumulado con el trabajo de varios años. Su objetivo, en aquel entonces, era comprar una televisión y un refrigerador. Meta que, según contó a elTOQUE, no pudo cumplir luego de que convirtieran su cuenta de CUC en certificados en divisas, los cuales podría extraer única y exclusivamente cuando el país contara con la liquidez suficiente. De eso hace dos años.  

“Esos certificados se pueden cobrar si uno quiere pesos cubanos al cambio de 1×24, que con la superinflación no es nada”, explica Jesús. “Antes de la Tarea Ordenamiento, una cuenta en pesos a seis años con interés del 7 % podía rendir, según la cantidad depositada, mil pesos mensuales. Con un salario o jubilación mensual de 450 pesos, sería el doble. Ahora esos mil pesos no son nada”. 

Para Jesús, el sistema bancario ha perdido credibilidad entre la población porque “ no hay planes futuros” y no existe un pronunciamiento por parte del Gobierno para convertir los certificados a MLC.

La realidad de Cuba post-CUC 

El CUC comenzó a circular en Cuba en 1994 y durante una década convivió junto al CUP y al dólar, dando lugar a una compleja realidad económica. En este marco se fijaron dos tasas de cambio. Una, destinada a la población, de 24 CUP por un CUC. Mientras que la segunda, exclusiva para el sector empresarial, consistía en la equivalencia de un USD por un CUC. Hasta 2004, se intentó garantizar que para cada peso convertible en circulación existiera un dólar que lo respaldara. Pero esto no se sostuvo en el tiempo y, con el pasar de los años, el CUC se convirtió en una moneda sobreemitida.

Así fue hasta el 24 de noviembre de 2020, cuando se hizo público el Decreto Ley No. 17, a través de la Gaceta Oficial de la República de Cuba. Con esta normativa se disponía la retirada del peso convertible. El CUC dejó de circular oficialmente el primero de enero de 2021 y con ello se dio inicio al proceso de unificación monetaria y cambiaria; dos de los cuatro pilares fundamentales de la Tarea Ordenamiento, junto a la eliminación gradual de subsidios excesivos y la reforma en los ingresos.

Según las propias palabras emitidas por Díaz-Canel en diciembre de 2020, la Tarea Ordenamiento dotaría al país de “mejores condiciones para llevar a cabo las transformaciones que demanda la actualización de nuestro modelo económico y social, sobre la base de garantizar a todos los cubanos la mayor igualdad de oportunidades, derechos y justicia social”.

Esta era una estrategia que el Gobierno cubano venía cocinando desde hacía buen tiempo. En el documento de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido —aprobado en 2011— se hacía referencia a la necesidad de avanzar hacia la unificación monetaria, “teniendo en cuenta la productividad del trabajo y la efectividad de los mecanismos distributivos y redistributivos”.

“Por su complejidad, este proceso exigirá una rigurosa preparación y ejecución, tanto en el plano objetivo como subjetivo”, reza el texto. 

El BCC, por su parte, anunció que las personas con “cuentas de ahorro a la vista, depósitos a plazos fijos y certificados de depósitos” en CUC podrían decidir, en un plazo máximo de 180 días, si convertirían su saldo —total o parcial— en pesos cubanos u otra moneda internacional como dólares o euros. No obstante, el titular no tendría la posibilidad de incrementar su saldo o extraer en efectivo estas monedas. Condiciones que podrían modificarse si el país llegara a contar con la disponibilidad de divisas. Si, por el contrario, el usuario decidía retirar sus fondos recibiría el equivalente en CUP, con los intereses acumulados, y a la tasa de cambio de ese día. 

Finalizado este marco de tiempo, las cuentas que aún permanecieran en CUC se convertirán automáticamente a CUP a la tasa de 1×24, generando intereses en dicha moneda. 

El peso cubano, una moneda depreciada

Durante una de sus intervenciones, el presidente cubano había señalado que la Tarea Ordenamiento no estaba exenta de riesgos. “Uno de los principales es que se produzca una inflación superior a la diseñada, agudizada por el actual déficit de oferta”, sentenció

En su momento, especialistas habían augurado que las nuevas políticas económicas del oficialismo cubano —entre ellas la reforma salarial— no serían suficientes para enfrentar el incremento de los precios de los servicios básicos y buena parte de los bienes de consumo, si la inflación no se controlaba adecuadamente. Y así fue. A finales de agosto de 2022, a menos de un año de haberse iniciado el proceso de reordenamiento, el economista estadounidense Steve Hanke estimaba que la isla se encontraba en el segundo lugar mundial de los países con mayor tasa de inflación —era de 135 % por año— con una depreciación del 68.35 % frente al dólar. 

En octubre de ese mismo año, el mercado informal de divisas mostró señales de una vertiginosa depreciación del CUP. La moneda alcanzó, por primera vez desde la década de los noventa, una tasa de cambio de 150 CUP por dólar estadounidense en el mercado informal. De acuerdo con el doctor Vidal Alejandro, esto también fue resultado de los efectos de la pandemia —caída del turismo y disminución de la circulación de dólares— y las sanciones de la Administración estadounidense del expresidente Donald Trump. 

Cifras oficiales —calculadas sobre el Índice de Precios al Consumidor (IPC)— apuntaban a una inflación del 70 % en 2021 y del 39 % en 2022. Un panorama que vino acompañado con una estrepitosa subida del 63 % en los precios de alimentos y bebidas. 

Los cálculos subestiman la verdadera inflación porque su base es de 2010, asegura Vidal:

“Si se aplica este mismo factor de subestimación a los datos actuales, tendríamos que la inflación real en 2022 superó el 200 %, una de las más altas del planeta”. 

La actual crisis en Cuba supera al denominado Período Especial. La inflación ha reducido el valor real de los salarios, pensiones y ahorros de los hogares. A la vez que ha agravado las desigualdades, añadiendo incertidumbre y desconfianza sobre el futuro de la economía.

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