Cuba y un camino sustentable para el futuro
HAVANA TIMES — “Recomiendo a los cubanos que no avancen hacia el siglo XX”, expresó el doctor en Economía Jeffrey Sachs. Lo dijo en una conferencia de la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre, a la que asistieron muchas menos personas de las que fueron invitadas.
El ausentismo oficial sorprende cuando se trata de Sachs, director del Instituto de la Tierra, de la Universidad de Columbia, del Proyecto del Milenio de las Naciones Unidas y asesor especial de Ban Ki-Moon para los temas ligados a Objetivos de Desarrollo del Milenio.
El estadounidense es, además, promotor de una economía mundial sustentable. Este concepto integra el nombre del modelo social que se promueve en Cuba, aunque a la mayoría de los cubanos parece preocuparle más la prosperidad que la sustentabilidad.
En esencia Jeffrey Sachs recomienda que la prosperidad no nos haga olvidar la sustentabilidad. Durante los años más duros de la crisis económica, Cuba desarrolló alternativas como la agricultura orgánica, la cual tiene un valor agregado enorme en el mundo.
Hace unos días el New York Times hablaba de la posibilidad de importar desde la Isla alimentos orgánicos, sembrados sin tractores y sin fertilizantes o insecticidas químicos. Para llegar a eso no hacen falta grandes inversiones, lo que sí se necesita son luces largas.
Son imprescindibles iniciativas como la del ingeniero-campesino Fernando Funes, quien se propone crear una escuela en su finca ecológica para enseñar a los hombres de la tierra lo que se puede hacer con los recursos naturales que están al alcance de cualquier guajiro.
Hace falta igualmente que las instituciones permitan que esa agricultura avance. Si antes fue porque no había otra opción que acudir a los bueyes, hoy debe ser por la convicción de que es más rentable para el campesino y sustentable para la nación y la humanidad.
Cuba tiene todo para lograrlo, desde la escasez de tractores, hasta los centros de investigación productores de biofertilizantes y bioinescticidas. De hecho, los pocos vegetales y viandas que se comieron durante la crisis de los 90 fueron en su mayoría orgánicos.
Sin embargo, la centralización de las decisiones económicas dificulta el acercamiento de los campesinos al mercado, algo básico para promover esta agricultura. Pueden pasar años antes de que la burocracia exportadora-importadora comprenda un concepto como este.
O tal vez no lo comprenda nunca, como ocurrió con las bicicletas. Durante la crisis de los 90 se importaron montones y se crearon fábricas, pero apenas apareció un poco de combustible se dejaron de lado, entre otras cosas, porque el gobierno eliminó el carril bici.
Así, mientras en las ciudades del mundo desarrollado se promueve el uso de la bicicleta, en Cuba se desmanteló, bajo el falso concepto de que el uso de vehículos automotores forma parte del “progreso”, algo que negó el propio Jeffrey Sachs en su conferencia.
Cuba es un país sin petróleo que sigue basando todo su transporte en la gasolina y el diésel. Tal parece que algunos olvidaron que un día esa dependencia lo paralizó todo. En aquellos años hice un viaje de 300 km por la autopista principal sin cruzarme con ningún vehículo.
La advertencia de Jeffrey Sachs no es casual, es evidente que algunos quieren que “avancemos hacia el siglo XX” y nos alimentemos con comida chatarra. No hace mucho alguien de ilustre apellido dijo que Cuba estaba abierta para que se instalaran la Coca Cola y los McDonalds.
Varias generaciones de cubanos vivieron su vida con una abstinencia de consumo que hoy podría llevarlos al otro extremo, a confundir el bienestar con el consumismo. Podría ser un desastre a largo plazo debido a lo limitado de los recursos nacionales.
Dicen que vamos tras un modelo socialista, próspero y sustentable. Para los ideólogos lo importante es que sea socialista, para la gente común es que finalmente pueda lograrse cierta prosperidad, pero he oído a muy pocos defendiendo la sustentabilidad.
Tal vez los debates deberían comenzar por definir qué entendemos por socialista, por prosperidad y por sustentabilidad para después buscar un equilibrio que permita un desarrollo armónico, una sociedad justa, en la que vivamos bien, sin destruir nuestro entorno.
Que rico ser ecologista, vegetariano, ambientalista con un salario decoroso que te permita ir al mercado organico del barrio donde los peoductos son mas caros pero saludables. Por Dios lleven a estos ecologistas de barriga llena a los barrios marginales de las ciudades y a las comunidades rurales de Cuba antes de meterlos en un salon con aire acondicionado en el exclusivo reparto de Miramar a darnos lecciones de buen vivir. El pueblo cubano esta hace mas de 30 en estado de hambruna y supervivencia cronica por la incapacidad de una dictadura que solo se mueve al ecologismo cuando no le queda mas remedio: bicicletas, agricultura urbana, agroecologia, bombillos ahorradores, ollas y cocinas electricas, nuevos refrigeradores chinos, etc. todo han sido politicas reactivas y desesperadas implementadas cuando tienen el agua al cuello. Despues pasa el tiempo y se consiguen un nuevo mecenas como Venezuela donde pueden chulear recursos energeticos y financieros y todo se olvida otra vez.
Pues coincido con el comentario del Bobo, mucho más sustancial que “el violín” de Ravsberg.
En Cuba la agricultura organica si es possible. La pregunta es si es capaz de abastecer a todo el mundo, incluyendo al turista y la exportacion. Con el atraso organizativo y tecnologico de la agricultura cubana no creo que sea possible. En el mundo hay dos tipos de consumidores de productos organicos: los campesinos pobres que crian y cultivan para su subsistencia por no tener recursos para comprar fertilizantes, herbicidas y otros productos que ayudan a incrementar la produccion, incluyendo los transgenicos, y los ricos y clase media que pueden dares el lujo de comprar salmon salvaje, carne de res “grass feed” y vegetales organicos importados de los mas discimiles lugares.. La revoucion verde de los sesenta significo un vuelco gigantesco en la produccion agricula y la salida de millones de personas de la hambruna gracias al empleo del fertilizante y otros productos nada “organicos”. Esta idea parece mas una masturbacion mental que otra cosa.
Yo creo que para lograr alimentar 11 millones de personas con productos orgánicos (a “golpe ” de yunta de buey y demás) tendrían que mudarse para el campo como 6 millones y agarrar la guataca. En Cuba han sido tantas la vicisitudes y carencias (alimentarias y de todo tipo) de buena parte de la población que la gente lo que quiere es atiborrarse de Macdonalds, Coca cola,carne de todo tipo (con hormonas o sin ellas); si les sube el colesterol, la presión, el azúcar o lo que sea y se joden, al menos podrán decir:-que me quiten lo baila´o! ajajaj. Saludos.
Cualquier pais tiene empleada miles de personas en la salud, la educacion , la justicia , el ejercito , la policia, el gobierno , la tv y otras labores que no producen ; pero tienen tremendos gastos. Los que producen deben satisfacer la demanda de ellos mismos y de los que no producen , ademas de los gastos de todas las labores , tanto productivas como no productivas . Ustedes creen realmente que con finquitas y solares sembrados de lechugas se puede cubrir toda esa gigantesca demanda?. Cuba necesita al menos como tronco principal de su economia producir 5 0 6 millones de toneladas de azucar o de cereales o de frijoles o la combinacion de cualquiera de ellas, y a su alrededor todas las otras variantes.
Los sonadores desarrollados y los izquierdosos despistados,se unen para estar hablando en poesia !!!!La agricultura moderna,manipulada y multiplicadora,ha salvado del hambre a millones de personas.Quien libro de las hambrunas a china,India,etc,etc…el comunismo ?? Marx?? o ” la revolucion verde” ?? No hablen cascaras !! Primero,comer y no morirse de hambre,despues comer bien y sano.En verdad alguien no sabe (hablando como los locos ) que la poblacion joven de Cuba esta desnutrida ?? No ven las fotos de grupos de adolescents ?? Estan ciegos mirando la ” Ciudad Maravilla ” ????