Cuba, sus válvulas de presión y la candela

Fernando Ravsberg

Como si tuviera dotes de ventrílocuo, Marco Rubio parece estar dirigiendo la política hacia Cuba.

HAVANA TIMES – Las relaciones entre Cuba y los EE.UU. están retornando rápidamente a los tiempos de la Guerra Fría. Todo el terreno avanzado gracias al diálogo entre los presidentes Barack Obama y Raúl Castro comienza a venirse abajo como un castillo de naipes.

Se podría pensar que la arremetida contra La Habana se debe al ideario político de Donald Trump, pero sería un análisis muy superficial, dado que el actual inquilino de la Casa Blanca nunca mostró que el tema Cuba fuera motivo de sus desvelos.

Antes de iniciarse en la carrera por la presidencia, Trump envió representantes de sus empresas a la Isla para estudiar las posibilidades de invertir. Y durante la campaña mantuvo cierta neutralidad, afirmando que él conseguiría un mejor acuerdo.

El endurecimiento de la política hacia Cuba se produce al mismo tiempo que el presidente y algunos de sus más cercanos colaboradores son investigados por el Congreso sobre la “trama rusa”, un tema que le costó el cargo al director del FBI.

El cierre total de la emigración de Cuba hacia EE.UU. vino de la mano de una trama sobre armas fantásticas que dejarían sordos a los diplomáticos estadounidenses.

Así que la política hacia Cuba podría estar siendo dictada por uno de esos “investigadores”, el senador cubano-americano Marco Rubio, quien hoy defiende al inquilino de la Casa Blanca a pesar de la enemistad que los separó durante la campaña de nominación.

No parece tratarse de un tema visceral de los anticastristas de Miami, sino de una estrategia muy bien pensada. Lo paradójico es que utiliza el cierre migratorio decretado por Obama como cimiento del proyecto.

Durante décadas Cuba tuvo una emigración constante hacia EE.UU., además de salidas masivas, como Camarioca, Mariel o los balseros del 94. Este flujo funcionaba como las válvulas de una olla de presión, con la salida del país de los más desconformes.

Los acuerdos migratorios vigentes en la actualidad entre los dos países fueron firmados en 1995 por el entonces presidente Bill Clinton. Pretendían poner fin a una avalancha de emigrantes cubanos, que provocó el ingreso de unos 50 mil balseros.

Entre otras cosas, Washington se comprometió a entregar 20 mil visas anuales, cosa que más o menos cumplió, garantizando de esa forma una emigración más legal, segura, ordenada y, sobre todo, gradual, sin los picos de las migraciones masivas.

Medidas como aplicar los impuestos a los campesinos una semana después del paso del ciclón solo puede aumentar la presión dentro Cuba. Foto: Raquel Pérez Díaz.

Tras la última crisis, con decenas de miles de migrantes atravesando Centroamérica para llegar a la frontera norte de México, Barack Obama terminó con la política de Pies Secos – Pies Mojados que le otorgaba residencia a todo cubano que llegara a EE.UU.

Si el anterior mandatario taponeó la vía ilegal de entrada de cubanos, Trump acaba de sellar también las legales, dejando de entregarles visas, al retirar a sus funcionarios consulares con la excusa de que son atacados con armas secretas acústicas.

El Gobierno de La Habana llevaba décadas exigiendo el fin de las políticas estadounidenses que favorecían la migración desde la Isla, pues lo han complacido y con creces. Dice un proverbio que tengas cuidado con lo que pides, porque la vida te lo pude conceder.

Curiosamente, durante los últimos años también los líderes anticastristas de Miami -Marco Rubio entre los más destacados- comenzaron a bombardear la migración de cubanos y a pedir que solo se beneficie a los que forman parte de la disidencia.

Ahora toda la presión permanecerá dentro de la olla, quedan dos opciones, bajar el fuego o sentarse a esperar la explosión. Las medidas impopulares que se han estado tomando durante los últimos meses no parecen comprender la nueva situación que se dibuja.

La investigación de la trama que vincula al equipo de Trump con Rusia ha sido clave para darle poder al senador Marco Rubio para influir sobre la política hacia Cuba.

La congelación de algunas actividades de trabajo privado, el “sí pero no” a las pequeñas empresas o la guerra contra la “acumulación de riquezas”, sin explicar cuántos negocios, empleados o dinero se pueden tener, generan una gran incertidumbre en la población.

Y mientras se limita que la gente trabaje por su cuenta, se mantienen los salarios estatales por debajo del costo de la canasta básica y se cobran nuevos impuestos a los campesinos, apenas una semana después de que un huracán arrasara sus cosechas

Los anticastristas de Miami manejan las válvulas de escape, pero el Gobierno cubano controla la candela. En medio de una grave crisis financiera, con la infraestructura dañada por el huracán y con las dificultades que vive Venezuela, seguir avivando las llamas es un suicidio político.

 

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