Cuba, sobreviviendo entre los imperios

Por Vicente Morín Aguado

Foto: Mara Bernardes

HAVANA TIMES – La plena aplicación de la Ley Helms-Burton por parte de la administración Trump ha reavivado la hoguera nunca apagada de las contradicciones entre Estados Unidos y la Unión Europea. Al intentar otra vuelta de tuerca al garrote, la revolución cubana encuentra una vez más el obstáculo salvador del oportunismo económico de la vieja Europa.

I-De Lenin a Castro, aprovechando las contradicciones interimperialistas.

Las revoluciones, al subvertir el orden existente, se colocan en desventaja frente a al mundo que les rodea, por tal razón les espera un largo y tortuoso camino de supervivencia. Cualquier rivalidad entre sus poderosos oponentes es un regalo agradecido por cualquier proceso revolucionario.

Hagamos historia. En abril de 1917 un tren especialmente protegido por las autoridades alemanas atravesó el país. Uno de sus vagones transportaba treinta agitadores bolcheviques liderados por Lenin. El gobierno alemán había preparado una bomba de tiempo contra su rival ruso, enviando a San Petersburgo a sus peores enemigos.

Las consecuencias de la decisión alemana dieron cauce a la Revolución Socialista de Octubre que estremeció al mundo durante ocho décadas.

Fidel Castro supo valerse con maestría política de las contradicciones entre las potencias imperialistas desde que en 1959, imitando al célebre Rey Sol, se dijo a sí mismo: “El Estado soy yo.”

Foto: Mara Bernardes

II-La estatización de la economía cubana: 1959 a 1968, forzando el sistema legal existente.

En lo fundamental bastaron tres años para consumar la revolución cubana. El 16 de abril de 1961, durante la despedida de duelo de las víctimas de un bombardeo realizado el día anterior a instalaciones aéreas por pilotos cubanos, armados en Estados Unidos, el héroe de la Sierra Maestra declaró el carácter socialista del proceso político en curso.

Con asombrosa energía había ejecutado el paso forzoso a propiedad estatal del patrimonio privado en el gran archipiélago caribeño. El gobierno cubano ha reiterado la absoluta legalidad de esta acción sin precedentes en la historia del hemisferio occidental. Semejante afirmación es una falacia.

 El sistema capitalista fue disuelto, sustituido por el socialismo totalitario estalinista que prevalecía en el protector político de la revolución antillana, la Unión Soviética.

Hagamos un breve resumen:

-1959, marzo. Ley 112: Expropiación de bienes malversados, propiedades del  ex dictador Batista, junto a sus cercanos colaboradores.

“Con esta acción se modificaba el artículo 24 de la Constitución (vigente desde 1940), que prohibía la confiscación de bienes, y que disponía que nadie podría ser privado de su propiedad, sino por autoridad judicial competente y por causa justificada de utilidad pública o interés social; y siempre previo el pago de la correspondiente indemnización en efectivo, fijada judicialmente.” (Dra. Luis Rodríguez Grillo, Diario de Cuba, octubre de 2015.)

El gobierno revolucionario se atribuyó facultades constitucionales, asumidas de facto por el Consejo de Ministros, violando la citada carta magna que el propio Fidel Castro, devenido Primer Ministro, había jurado defender como una de sus banderas de lucha frente a la dictadura.

El cuerpo legislativo burgués protegía la propiedad privada frente a cualquier posible violación de tan sagrado principio económico. Los guerrilleros en el poder hicieron norma lo que estaba previsto en calidad de excepción.

Foto: Mara Bernardes

-El 17 de mayo el líder barbudo firma en lo alto del pico Turquino la Ley de Reforma Agraria. Limita la tenencia de tierras a 30 Caballerías, con excepciones de hasta 100 Ca. Una segunda ley llevó los límites hasta 5 Ca. El encontronazo con las compañías norteamericanas, principalmente de la industria azucarera, resultó inevitable.

Oficialmente se reconoció el derecho a la indemnización, determinada unilateralmente según compensaciones a largo plazo, mediante bonos estatales, sin derecho a reclamación. Es decir, “pagos” imprecisos muy lejos de la legalidad constitucional.

-A la Reforma agraria de 1959 siguieron leyes interviniendo los bienes de todas las empresas, llegando hasta los extremos de estatizar,  de un lado el sistema bancario, del otro los ventorrillos particulares de frituras.

-En 1968 había desaparecido totalmente la propiedad privada en Cuba.

La respuesta de Washington llegó temprano cuando el 6 de julio de 1959 Eisenhower redujo en 700 mil toneladas la cuota azucarera anual comprometida a comprar por su país. Castro replicó con la completa nacionalización de los bienes del país norteño.

De paso se estrechó la alianza con el imperio rival de los Estados Unidos, cuya peligrosidad alcanzó el clímax en octubre del año siguiente ante la pretensión soviética, bajo seducción cubana, de instalar en la Isla 42 cohetes de alcance medio, equipados con ojivas nucleares, a 90 millas de la superpotencia rival.

III-El oportunismo del consensuado imperio europeo

Washington inició una cruzada múltiple contra la herejía antillana. En América solamente México mantuvo relaciones con La Habana. Se decretó el hasta hoy vigente embargo-bloqueo, una guerra económica sin cuartel, acompañada de todo tipo de operaciones militares encubiertas, empleando la masa de emigrados cubanos, en su mayoría perjudicados por las expropiaciones, la peor de las ofensas para un hombre, según sentenciara el sapientísimo Maquiavelo.

Parecía que Fidel Castro no resistiría, pero aparecieron en su ayuda los rivales de Estados Unidos. De la URSS ya se sabe, la sorpresa fue Europa, en especial la España franquista.

Franco, abiertamente anticomunista, mantuvo  estrechas relaciones comerciales con la revolución castrista. Ambos gallegos se dieron las manos discretamente cuando parecía triunfar el aislamiento internacional contra Cuba.

La revolución cubana respiró profundo, contando con el inestimable soporte soviético, cortado bruscamente al caer la URSS y con ella, igual que las fichas alineadas de un Dominó, los países socialistas europeos.

Foto: Mara Bernardes

Muchos analistas pronosticaron que el efecto alcanzaría al Caribe rebelde, pero no fue así, una vez más llegó el oxígeno bajo cuidados intensivos españoles, aplicados por el socialista nada comunista, típico enredo ibérico, llamado Felipe González. Le siguió la izquierda del caviar encabezada por François Mitterrand y otros sentimentales patriotas del viejo mundo.

Cuba se abrió desesperada al mundo capitalista, recibiendo inversiones que detuvieron la caída estrepitosa de su producto interno bruto, de hecho inflado porque dependía de los subsidios del otrora imperio ruso.

Entre otros se destacan los ibicencos de la cadena hotelera Meliá con 14 instalaciones en el archipiélago antillano. Como se ha denunciado, son negocios con el estado cubano, y entre otras peculiaridades, los trabajadores son pagados por el gobierno en pesos cubanos moneda nacional, mientras las ganancias se dividen con los inversores, contadas en divisas.

Capitalismo dentro de un socialismo venido a menos. Ahora semejantes buitres claman contra la decisión de Donald Trump, quien revindica a otros capitalistas, originalmente defenestrados por Fidel Castro.

El influyente diario madrileño El País, poniendo el parche antes que el descocido, publicó meses atrás:

“La economía española se juega mucho en Cuba. Para empezar, sus posiciones privilegiadas en el mercado hotelero; para el futuro, las oportunidades de inversión sobre todo en energías renovables, automóvil y transporte, donde la experiencia empresarial española es superior a la de sus competidores.” (27/09/2018)

En su conjunto la Europa imperial mantiene un intercambio comercial con el estado antillano, superior a los dos mil millones de dólares anuales. El asunto exige replantear la reclamación aplazada a los EE.UU. ante la Organización Mundial de Comercio, por los daños que implica la extraterritorialidad de la Helms-Burton, y si no basta, “las autoridades europeas deberían tener preparado, como mínimo, el mecanismo de bloqueo de inversiones y productos estadounidenses en Europa, previsto en la legislación comunitaria.” (El País, ídem.)

El magnate presidente aplica la lógica correspondiente a una bronca entre aves de rapiña: si te aprovechas de la desgracia ajena, traficando con lo que a otros le quitaron, pues no te quejes si te cobran la traición.

Foto: Mara Bernardes

Amenazada de muerte Cuba, otros imperios ofrecen sus buenos oficios.

China hace gala de su creciente poderío fabricando mercancías altamente competitivas bajo un socialismo peculiar, donde no faltan ni las transnacionales ni los millonarios.

Rusia, heredera de una industria militar de primer orden, además de combustibles fósiles ad libitum, busca bases latinoamericanas para  salirse de su limitada continentalidad.

Cuba habrá de coquetear con todos los imperios, pero debemos distinguir entre el gobierno que dice representar lo que un día fuera una revolución socialista, y el pueblo que no quiere perder los beneficios aún palpables de aquel movimiento social, pero cansado de esperar el reino de Dios en la tierra.

Sin embargo, el dilema está en lo inexorable de los cambios. Por su propio desarrollo interno, por la inevitable influencia del mundo a su alrededor, de no producirse los cambios, el organismo social fallecerá, arrastrando en su muerte todo lo positivo engendrado por sus creadores.

IV-Epílogo:

Un cubano, hijo de asturianos en tiempos de una economía nacional capaz de atraer decenas de miles de inmigrantes anuales, respondió a la corporación mediática El País, cuando llamó a “olvidar” lo sucedido en Cuba hace 60 años:

“Fue no solo la erradicación del capitalismo de entonces pasando a un capitalismo de Estado, que ya hoy  (2019) es  un capitalismo militar de Estado: fracasado y obsoleto.”

Vicente Morín Aguado:  [email protected]

One thought on “Cuba, sobreviviendo entre los imperios

  • Todo es un cuento..el único imperio es el de la ley cubana…díganme si no es y ha sido así

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