Cuba: Sembrar en techos y patios
Texto y Fotos por Ernesto Verdecia (El Toque)
HAVANA TIMES – Acababa de ir a cuatro mercados y había regresado con menos de un cuarto de lo conseguido la semana pasada. Entonces, renació una voluntad dormida, ¿podría yo sembrar parte de lo que consumo, autoabastecerme de algunos productos básicos, disminuir gastos y lograr una dieta más balanceada y saludable?
Me puse a investigar; debía existir alguien que pudiera autoabastecerse al menos de ají cachucha. Lo que encontré superó mis expectativas.
Luego de algunas llamadas y amigos en común, Ricardo me recibe en su patio en el reparto de Santa Fe. Lo que veo me sorprende gratamente: hay rábanos, coles, remolacha, zanahoria, ají de todo tipo, tomates, brócoli, una enorme variedad de hierbas aromáticas y mucho más.
Como él mismo explica, siembra todo lo que se pueda sembrar, siempre en sus períodos óptimos; por experiencia, ha aprendido a usar las variedades adaptadas al clima nuestro. Se ha aventurado con algunas semillas traídas del extranjero, y ha tenido éxito con algunas y ha fracasado con otras.
Cuenta que inició todo con ayuda de su padre seis años atrás. Con lo necesario para montar al menos dos canales, especie de surcos que utiliza como canteros, en apenas dos semanas se monta, muy simple, me asegura. A partir de ese momento, esfuerzo, dedicación y cariño.
No es poco lo que tiene Ricardo pero sobre todo destaca el aprovechamiento del espacio, la dedicación y el conocimiento que le lleva a tener unos canteros de apenas 30 cm de ancho rebosantes de vida. Con algunos cultivos tiene mucho más de lo que puede consumir y termina, casi siempre, regalándolo a familiares y amigos.
“El reto principal está en tratar de obtener mis propias semillas, al adquirir la mayor parte comprándolas, a veces no han tenido buena calidad y sus porcentajes de germinación han sido muy bajos. Eso es lo más decepcionante que puede ocurrir en esta actividad. No me dedico a tiempo completo a esto, pero quisiera lograr ser económicamente sostenible”.
Ricardo, además, controla las plagas de manera natural y ecológica, lo mismo con productos comprados en las CTA (aunque escasean), que hechos a partir de plantas específicas como el anamú.
Mi aventura me lleva ahora a una azotea en el reparto Playa, donde Oscar colabora con unas amistades en un proyecto conjunto que nació en el período de confinamiento. En un espacio muy reducido han logrado maravillas.
Todo empezó por unas plantas de tomate cherry que en menos de un año ocupan todo el techo. Ahora tiene dos variedades más. Como en el espacio de Ricardo, no son frutos pequeños, son tomates hermosos y grandes y con la garantía de que en ellos no se usó ningún producto artificial. Además, hay una amplia variedad de especias, lechuga, cúrcuma, col e incluso fresas. Llaman mucho la atención las plantas de chile mexicano y habanero además de las de ají cachucha. Él asegura que con solo dos plantas de esta última cubre todas las necesidades de una casa.
Oscar compara la producción de su pequeño pero organizado huerto, con la sensación de encontrarse dinero en el bolsillo. Cada día puede obtener productos para su consumo. Más que recursos, lo que ha empleado para lograr obtener resultados es dedicación.
Oscar explica que las tareas más complejas (además de encontrar semillas de calidad) son encontrar envases y tierra fértil, que se puede comprar o bien obtener mediante descomposición orgánica.
El cultivo de la tierra y el uso de espacios para el autosustento pueden aprenderse y practicarse también en la ciudad. Con algo de empeño, puede lograrse que sea sustentable. Al igual que existe una cultura extendida de cultivo de plantas ornamentales, podría surgir un movimiento más notable de personas amortizando carencias alimentarias. Yo, por mi parte, ya tengo mis primeras semillas y posturas.
Felicidades a los protagonistas. Poco es más que nada, es mejor emplear el tiempo libre en cultivar que en hacer colas.