Cuba encauza el desarrollo local, pero falta capacitación y autonomía

Yarily Pérez (I) y Gabriel Pérez, integrantes del emprendimiento Bacoretto, especializado en la producción de harinas artesanales, exponen sus productos durante la primera Feria de Desarrollo Local La Habana, en el recinto ferial Expocuba. El negocio busca satisfacer la demanda de alimentos sin gluten para personas celíacas, diabéticas e hipertensas. Foto: Jorge Luis Baños/ IPS

El programa de reformas económicas aprobado en 2011 colocó el desarrollo local como una política de gobierno de primer orden.

Por Luis Brizuela (IPS-Cuba)

HAVANA TIMES – El emprendedor cubano Gabriel Pérez rescató y mejoró técnicas para elaborar harinas artesanales que satisfacen el consumo familiar y abren oportunidades de mercado, además de contribuir con la nutrición de personas celíacas, diabéticas e hipertensas.

“Exploramos la posibilidad de convertirnos en un proyecto de desarrollo local (PDL) porque nos gustaría ser útiles; no vemos el emprendimiento solo como un negocio”, afirmó Pérez, quien junto con su madre y dos hermanas gestionan la minindustria Bacoretto, especializada en harinas a base de plátano (banano para cocinar), yuca (mandioca) y coco.

Nacida a mediados de 2020 en el habanero municipio de Guanabacoa, Bacoretto figura entre los 720 participantes en la primera Feria de Desarrollo Local de La Habana que transcurre del 28 de marzo al 3 de abril en el recinto ferial Expocuba.

Organizada por el gobierno de La Habana, la Feria para exhibir y vender productos elaborados en sus 15 municipios busca también facilitar encadenamientos productivos y negocios, acoger paneles teóricos sobre el tema y presentar las estrategias de desarrollo de esas 15 localidades capitalinas.

“Cubrimos una necesidad específica como el suministro de harinas sin gluten. Sin embargo, nuestra producción es pequeña, de 30 a 35 kilogramos mensuales. De ahí que el formato de PDL pudiera ser más efectivo para disponer de fondos, aumentar las producciones y cubrir una mayor demanda”, dijo Pérez a IPS.

Manifestó su disposición a “capacitar a quienes se interesen en la producción de harinas artesanales” con las cuales hornear panes, galletas y pasteles, acotó el joven emprendedor.

A fines de 2021 en Cuba se ejecutaban 423 PDL, de los cuales 74 % eran de carácter económico-productivo centrados fundamentalmente en la producción de alimentos, en la industria local, el turismo y en el comercio, de acuerdo con datos oficiales.

El resto estaban relacionados con proyectos socioculturales, ambientales, institucionales, y de investigación, desarrollo e innovación.

Producir alimentos localmente

En el municipio de Artemisa, capital de la provincia de igual nombre, a unos 52 kilómetros al oeste de La Habana, el PDL finca La Ernestina destaca por su contribución a la producción sostenible de alimentos, tema definido por el gobierno como un asunto de seguridad nacional.

Integrantes de la pequeña empresa La Preferida, especializada en producción de condimentos, comercializa sus productos durante la primera Feria de Desarrollo Local La Habana 2022, en el recinto ferial Expocuba. Entre la mayoría de los proyectos de este tipo aprobados en el país sobresalen los dedicados a la producción local y sostenible de alimentos, un asunto de seguridad nacional.

“Nuestra finca se especializa en obtener semillas y posturas de hortalizas de alta calidad mediante cepellones, en casas de cultivo tapado. Tienen gran aceptación entre productores locales por ser resistentes a enfermedades y obtenerse mediante un manejo agroecológico”, apuntó el productor Jorge Luis Martínez, propietario de La Ernestina, perteneciente a la cooperativa Sierra Maestra.

El cepellón es la masa de tierra que se deja pegada a las raíces de las plantas para su transplante.

Se trata de una técnica que, entre otras ventajas, maximiza el ahorro de semillas, reduce las pérdidas en el trasplante, tiende a lograr mayor uniformidad vegetativa y reduce al mínimo los riesgos de enfermedades en raíces y cuello de las plántulas.

Con tierras que califican entre las más productivas de la nación, parte de las producciones agrícolas de Artemisa se destinan al consumo de los 2,2 millones habitantes de La Habana.

La isla importa de 60 % a 70 % de sus alimentos, con un gasto anual de unos 2000 millones de dólares, un monto que parece insostenibles ante la crisis económica que arrastra desde los años 90, agudizada por la pandemia de covid, que se suma al embargo que Estados Unidos mantiene contra este país insular caribeño desde hace seis décadas.

En su diálogo con IPS, Martínez destacó el apoyo a su finca del Centro de Desarrollo Local y Comunitario (Cedel), adscrito al Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente.

Durante 15 años, la entidad se ha enfocado en impulsar el desarrollo de forma integral, además de transferir tecnologías y métodos, capacitar y entrenar a los actores sociales para la acción participativa autogestionaria.

El también licenciado en matemáticas y técnico medio en agronomía apuntó que “al estar categorizada como una finca-escuela, alumnos del politécnico preuniversitario y de la carrera de ingeniería agropecuaria de la Universidad de Artemisa, efectúan en La Ernestina sus prácticas laborales para consolidar conocimientos”.

Marco legal

El programa de reformas económicas aprobado en 2011, conocido como Lineamientos, abogó por el aprovechamiento de las potencialidades de las comunidades y colocó el desarrollo local como una política de gobierno de primer orden.

La Constitución vigente desde 2019 conceptualizó al municipio como “la sociedad local” y reconoció su autonomía.

En este sentido, corresponde a los gobiernos de los 168 municipios cubanos conducir y gestionar las Estrategias de desarrollo local.

En julio de 2020, el Consejo de Ministros aprobó la Política para impulsar el desarrollo territorial, mientras en abril de 2021, el decreto No.33 Para la gestión estratégica del desarrollo territorial, abrió el diapasón para impulsar este tipo de iniciativas, como parte de un proceso hacia la descentralización.

Lisset Cárdenas, vicepresidenta de Guanabacoa InCuba, durante la primera Feria de Desarrollo Local La Habana. La entidad potencia la inclusión, el enfoque de género, el empoderamiento y la sostenibilidad ambiental como elementos transversales en los proyectos locales que acompaña.

La norma definió los PDL como el “conjunto de recursos, esfuerzos y acciones, con identidad propia, para transformar una situación existente en otra deseada, que contribuya al desarrollo del territorio donde actúa, e impacte en la calidad de vida de la población”.

Entre otras bondades, la disposición permite a los PDL retener 80 % de las divisas generadas por exportaciones, les concede un tratamiento tributario y precios diferenciados y acepta la distribución entre sus integrantes de hasta un 50 % de las utilidades, tras el pago de impuestos.

Asimismo, pueden acceder a fuentes de financiamiento aportados por los gobiernos municipales, fondos de la cooperación internacional o de instituciones estatales, del presupuesto del Estado u otros recursos financieros provenientes del exterior, de conformidad con la legislación vigente.

Sin embargo, su despliegue se ve limitado por el poco conocimiento de las normativas, el propio funcionamiento de la economía centralmente planificada y un estilo de trabajo caracterizado por la verticalidad de decisiones de ministerios, organismos y empresas nacionales.

Expertos consultados por IPS consideran necesaria una separación real de la gestión empresarial y estatal en todos los niveles, incluido el municipio; el fortalecimiento de una cultura de servicio público que priorice en primer lugar las necesidades, expectativas y deseos de las personas, junto con el control popular de los procesos de desarrollo local.

Para Ada Guzón, directora del Cedel, el país transita por un “proceso de definición de competencias para que los municipios puedan ejercer esa autonomía”.

En su diálogo con IPS, Guzón señaló que “independientemente de factores burocráticos, de incomprensiones, el desafío principal está en la formación de capacidades, valores y habilidades, formas de regular y maneras de organizarse. Las estrategias de desarrollo deben ser “trajes a la medida” de cada municipio, atendiendo a sus características”.

A propósito, el 23 de marzo el Cedel inició la campaña de comunicación “El desarrollo empieza aquí”, que durante dos años promoverá el enfoque estratégico y las buenas prácticas en la gestión del desarrollo desde el municipio, tanto en la administración y el servicio público como en la ciudadanía.

La campaña forma parte del Proyecto Internacional Fortalecimiento de Capacidades para el Desarrollo Local (Prodel), con financiamiento de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (Cosude).

Desde 2012, Prodel ha auspiciado 64 proyectos en 27 municipios cubanos enfocados en el rescate de tradiciones locales, la creación de nuevos empleos para mujeres y jóvenes, la mejora salarial, producción de bienes y servicios para mejorar la calidad de vida de niñas, niños y adultos mayores, el autoabastecimiento y la construcción y reparación de viviendas, entre otros.

Incubar el desarrollo

Enfocada en los procesos de formación de capacidades surgió en 2021 el PDL Guanabacoa InCuba, un proyecto institucional “para favorecer, asesorar y acompañar proyectos acoplados a las estrategias de desarrollo” del capitalino municipio, comentó a IPS Francisco Cárdenas, presidente de la entidad.

“También desarrollamos talleres y queremos crear un aula especializada para la capacitación de todos los actores del territorio”, indicó Cárdenas.

Especialistas conciben el desarrollo como un proceso multidimensional que no se limita a lo económico.

Por ello, en los 26 PDL aprobados en el municipio “potenciamos la inclusión, el enfoque de género, el empoderamiento y la sostenibilidad ambiental como elementos transversales en todas las líneas y proyectos de la estrategia de desarrollo”, analizó Lisset Cárdenas, profesora de la Facultad de Economía de la Universidad de La Habana y vicepresidenta de Guanabacoa InCuba.

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