Cuba, de la unanimidad en las calles al disenso en las redes sociales

Por Vicente Morín Aguado

HAVANA TIMES – El creciente reclamo popular por bajarle el precio a las conexiones populares de Internet devela una realidad: los cubanos están aprovechando el espacio difícilmente controlable de las plataformas digitales para expresarse tal cual son, lejos del obligado aplauso que reflejan los medios de comunicación tradicionales, bajo estricto control del sistema Partido Comunista-Estado.

Los mensajes escritos en la web jamás serían expresados en asambleas populares, reuniones partidistas o declaraciones a la prensa estatal.

Tomado de Twiter este 19 de junio, Alejandro responde al presidente del país, Miguel Díaz-Canel: El bloqueo que nos afecta desde hace 60 años, es el bloqueo a la iniciativa privada, a la libre participación en la vida pública, a los derechos y libertades, sin las cuales ningún ser humano puede sentirse plenamente realizado.

Son frecuentes denuncias como este anónimo: Detenida en Zanja Kirenia Yalit Núñez Pérez. (Zanja es la denominación popular de la Estación de la Policía del municipio de Centro Habana.) 

— ¿Y no la habían soltado?

— ¡Siii!, pero Facebook—replica el anónimo—tiene algoritmos macabros que te recuerdan malos ratos, como mismo te recuerdan los buenos momentos.

Al día siguiente la propia Kirenia publica una foto suya y escribe: ¡No más arrestos arbitrarios!

El portal CubaSI, editado por el monopolio estatal de las telecomunicaciones Etecsa, lamenta que se “intenta promover, a través de Internet, el flujo de información libre y sin regulaciones dentro de la Isla.”

La acusación va contra el Gobierno de los Estados Unidos, pero ¿Es un mal propósito alcanzar este objetivo?

La etiqueta #BajenLosPreciosDeInternet se ha convertido en el plato fuerte del momento:

Una hora de WI-FI equivale a un dólar, al cambio de los pesos convertibles (CUC) de circulación nacional. Por un (1) Gb de datos móviles en 3G hay que abonar 10 CUC. El reclamo ha disparado una ola de mensajes digitales. Los defensores-represores del Gobierno se han movilizado ante lo que consideran es su deber acallar.

La estrategia es poner a chocar una justa demanda con el sentimiento patriótico, repitiendo la consigna de que se trata de “una agresión imperialista secundada por mercenarios locales.”

La gente está convencida de sus razones, a falta de filosofía, usan el sentido común:

Antonio Fiol respondió: “¿Que el reclamo sale de Estados Unidos? Y por qué estoy conectado frente a mi Capitolio en La Habana, reclamándole al estado que #BajenLosPreciosDeInternet. A mí nadie me regala la Internet”.

Se acabó la #Cuba muda… grita mi pueblo, contestó John Francos.

Es tal la alarma de la inquisición oficialista, burlada masivamente por la democracia intrínseca de las redes sociales, que regresando a los tiempos medievales han buscado una cabeza hereje para ejecutar: acusan directamente a Yoani Sánchez de ser la instigadora de la protesta. Siguen los argumentos:

-“Mercenaria.” Desde los tiempos de la Brigada invasora 2506, año 1961, bahía de Cochinos, todos los opositores de Fidel Castro son mercenarios. ¿Y sus acusadores, de qué viven?

-“Jinetera, bandolera, gentuza y fea.” Innecesario comentar tales estupideces groseras.

-“Un globo inflado a fuerza de dólares.” ¡Cuidado con la envidia!

Finalmente terminan pidiendo el tronco, la soga, el fuego, el cura y la multitud enardecida:

 José Luis Catalá, (18-06-2019)

Soy de la opinión de que deben mejorarse muchas cosas, pero deben analizarlo los cubanos patriotas verdaderos, sin utilizar los problemas para obtener ganancias o empeorar la situación del pueblo. En muchos lugares ese tipo de actividad es penada por la ley, ¡no se les puede dar impunidad!

Vale analizar:

– “Patriotas verdaderos”. ¿Existen los patriotas NO verdaderos? La Patria, parece, tiene jueces inamovibles, propietarios del cargo.

“Deberían ser castigados de alguna manera y obligados a pagar impuestos por los ingresos que reciben de potencias extranjeras.” Víctima de repetir eslóganes que nada prueban, el opinante llega a creerse el cuento. Miren bien a su alrededor, no vaya a ser que estén repartiendo dinero por las calles.

El ataque, peligro creciente, lo precisó un opinante llamado Damián: “Si todas las ofensas de los oficialistas, ciberclarias y su pandilla es porque le exigimos a @Cubacel_Etesa que #BajenLosPreciosDeIntenet, no quiero imaginar el día que pidamos un #SalarioDigno o una #JubilacionJusta, no sé de qué nos van a acusar”.

(La claria, el conocido pez gato es un sucedáneo alimenticio cultivado en las represas cubanas. Por cierto, antes muy abundante, escasea hoy al igual que otros alimentos básicos.)

El 15 de junio de 2016, respondiendo una pregunta de la agencia de prensa DPA, Yoani Sánchez se adelantó a la actualidad:

“Hay que promover también la necesidad de una Cuba moderna, una Cuba conectada, una Cuba de gente joven que quiere sentirse del siglo XXI y dejar de vernos como un parque temático del pasado.”

¿Acaso se lo dictaron al oído?

El país real se ha trasladado a la virtualidad de las redes sociales. La verdadera oposición se muestra en el pensamiento oficial:

Rehúsan el diálogo, lo sustituyen por las ofensas. Sin argumentos, construyen teorías conspirativas basadas en verdades supuestas jamás demostradas por una probada cadena de causas-efectos. Rastrean estadísticas enlazadas al antojo del ponente, empeñado en demostrar consignas que sustituyen los caminos imprevisibles de la verdad.  Hablan desde la prepotencia “sabia” de quienes sienten el respaldo del poder. La terquedad impone el consenso.

Denigrar es la palabra de orden.

Vicente Morín Aguado.  [email protected]