Cuba ante la proximidad de un nuevo Periodo Especial

Posibles respuestas del régimen de La Habana

Foto: Juan Suárez

Por Alfredo Fernández

Un breve repaso a la crisis 1990-2004

HAVANA TIMES – Un señor mayor, en un comedor obrero, degusta un plato típico cubano ante las cámaras de televisión. Los televidentes no encuentran mayor lógica al suceso; arroz blanco, potaje de frijoles negros, ensalada de aguacate y un jugoso bistec de cerdo. Para algunos hasta resultaba una burla, pues, en aquel momento -verano de 1993-, conseguir en Cuba semejante menú era toda una proeza.

Luego de cortar el bistec y degustar el manjar, el señor mira a su séquito aquiescente y corrobora, según él, lo que le habían dicho: la increíble similitud de la corteza de toronja con la carne de cerdo. Es ahí donde los televidentes descubren que no existe tal carne, que el señor esta vez no degusta proteína animal, ni de otro ser vivo, sino que ahora engulle un “bistec de toronja”, justo ante las cámaras del Noticiero de Televisión Nacional.

Si bien no todos los televidentes lo vieron, pues los apagones de ocho, doce y dieciséis horas se los impidieron, sí alcanzó a los suficientes para que a la mañana siguiente el hecho fuera el comentario del día en las calles de Cuba. Ah, el señor no es otro que el Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba y Jefe del Consejo de Estados y de Ministros de entonces: Fidel Castro.

La escena precedente apenas esboza lo que estuvo dispuesto a inventar el Gobierno cubano para paliar, de alguna manera, la extrema crisis económica que vivió Cuba durante los años noventa. La Isla, hasta entonces dependiente en lo económico de la URSS, tuvo que afrontar con la desaparición de esta, en 1991, la pérdida del 35% de su PIB, lo que por mucho se convirtió en el descalabro económico más violento que haya experimentado la nación cubana desde su fundación, el 20 de mayo de 1902.

Foto: Juan Suárez

Una señora, en abril de 1994, luego de ocho años de haber emigrado a los Estados Unidos, regresa a visitar a su hija y nietos. Al constatar la situación en que vive su familia, ruega a Dios porque un milagro le permita llevarlos, cuanto antes, a Miami.

Ella es creyente, pero ignora cuán pronto será escuchada su petición. La señora, habanera de las buenas, insta a su hija, su yerno y nietos, a cruzar la bahía en la lancha de Casablanca. Desde el Cristo de La Habana verán el atardecer. Allí disfrutarán de una merienda comprada con los dólares traídos.

Entrar a la lancha fue un poco molesto en aquella ocasión, pues a la habitual cantidad de pasajeros se le sumaron unos señores que transportaban dos cakes y unas cuantas cajas de cervezas, para celebrar una boda.

Mientras recorrían la travesía de poco más de un kilómetro, la señora vio atónita cómo unos hombres extraían sendas pistolas de cada cake y amenazaban de muerte al patrón, si no torcía camino, de facto, a los Estados Unidos.

El patrón, ya en altamar, habló con unos secuestradores más calmados, “el combustible no alcanza para cubrir semejante distancia”. Pero los secuestradores no portaban cervezas en los muchos envases que traían, sino el petróleo suficiente para que una embarcación de ese tipo llegase a New York.

La lancha, en aguas internacionales, fue detenida por guardacostas estadounidense. A los pasajeros que quisieron ingresar a los Estados Unidos se les permitió, el resto regresó a la Isla. Así, esta señora, que pensaba ver el atardecer habanero con su familia, desde el Cristo de La Habana, se vio, por genuino azar, involucrada en el acto más fortuito de su vida.

Unos pocos meses después, el poblado marítimo de Cojimar, al este de La Habana, se convirtió en el sitio de las despedidas a las balsas improvisadas. Aunque, a decir verdad, el espectáculo de ver a familias completas montarse en embarcaciones precarias, para tratar de arribar a los EUA o a la Base Naval de Guantánamo, era cotidiano en cualquier pueblo costero de Cuba. Abrazos interminables, llantos desesperados, obras de santería a vista de todos, Vírgenes de la Caridad del Cobre o de Regla montadas en la supuesta proa de la embarcación, etc.

Foto: Juan Suárez

El Gobierno cubano, por otra parte, implantaba medidas inéditas y, sobre todo, contrarias a su praxis socialista, a fin de salvar el proyecto. Así, se creó la ley de inversión extranjera, con expeditas inversiones de ese capital en la industria del níquel, turismo, etc; se permitió la tenencia del dólar como moneda fuerte; se aprobó el trabajo por cuenta propia; se crearon licencias para restaurantes, cafeterías, venta de bisuterías, etc; se accedió al regreso de los mercados agropecuarios, cerrados en la década anterior por ser considerados rezagos del capitalismo.

En diciembre de 1998, en Venezuela, gana las elecciones un excoronel de las Fuerzas Armadas de ese país, Hugo Chávez Frías. Este, previo arribar al poder, no disimulaba su admiración por Fidel Castro. Ahora Fidel podía cumplir un rancio anhelo, postergado desde su primer viaje a Caracas en 1948, disponer del petróleo venezolano para expandir la revolución a latinoamericana.

Cuba ante la proximidad de una nueva crisis económica

El vacío dejado por la desaparición de la URSS en la economía cubana sería cubierto por la rica Venezuela. Al fallecer el presidente Chávez a inicios de 2013, cede el poder a su hombre de mayor confianza, el exministro de Relaciones Exteriores, Nicolás Maduro Moros.

Desde ese momento, la economía venezolana acentúa el declive del que ya era objeto. Ahora, con un precio de petróleo mucho más barato y, sobre todo, con un liderazgo bien mermado en la conducción del país. El descalabro económico venezolano no se hacía esperar y, por supuesto, ha tenido una seria repercusión en la economía cubana.

En la actualidad, se ha reducido la ayuda que Caracas brinda a La Habana, la cual tuvo su momento más álgido en el 2012, con más 8.5 mil millones de dólares en colaboración. Esto, comparado con el año 2018, en que esta apenas fue de 2 mil millones de dólares, significa un fuerte retroceso. Ante esta situación, el Gobierno de la Isla ha optado por implementar una serie de medidas. Vale analizarlas en el presente contexto.

El 16 de diciembre de 2014, el presidente Obama decide retirar varias de las cláusulas del embargo de los EUA contra el Gobierno de Cuba. Casi lo daba por terminado y, en un gesto aún mayor, liberó a los cinco espías cubanos prisioneros en ese país. Dichos gestos, si bien fueron celebrados en un primer momento por el gobernante Raúl Castro, luego fueron tomados con cautela. El Gobierno cubano, convencido de la victoria de Hilary Clinton para las próximas elecciones, dilató las decisiones más difíciles.

Raúl Castro, seguro de la continuidad demócrata en el poder, sabía que, a ellos, no les interesaba abandonar el diálogo. Pero el destino castigó tanta mesura, el impredecible magnate Donald Trump obtuvo la Casa Blanca en noviembre de 2016. Acto seguido, concluyó el diálogo, y el partido republicano no solo retrocedió lo perfilado por la administración demócrata, sino que, a partir del 2 de mayo de 2019, activó el Título III de la Ley Helms-Burton, uno de los acápites más lacerantes de dicho estatuto para la economía cubana. El título en cuestión “autoriza a exiliados cubanos y nacionales estadounidenses a demandar a quienes trafiquen con propiedades cubanas, o norteamericanas, confiscadas en Cuba”.

Entre las respuestas más novedosas del Gobierno de La Habana a esta nueva escalada del embargo, consta la permisibilidad a invertir en el país a los cubanos residentes en el extranjero. Desde principio de la presente década, empresarios cubanos-americanos de alta gama como: Carlos Saladrigas, los hermanos Fanjul Gómez-Mena, Jorge Pérez y los herederos de Bacardí, entre otros, han estado dialogando con el Gobierno cubano.

Es vital hoy, para el régimen de La Habana, encontrar inversionistas que aporten, al menos, 2.5 mil millones de dólares anuales, para evitar un desastre de la economía. El capital cubano actual no consigue siquiera llegar a los 1000 millones anuales en inversión extranjera, de ahí que el PIB para el 2019 y 2020 le será imposible superar el 2% del crecimiento anual.

La reciente noticia de que los planes de las empresas serán establecidos por los propios trabajadores, es una verdadera sorpresa. Pues parecía que todo el “cambio” se iría a manos de la poderosa inversión extranjera. El actual presidente del Consejo de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel, ha declarado que a partir de enero de 2020, las empresas, en discusión con sus trabajadores, tendrán libertad para trazar sus planes económicos, y podrán también discutir la viabilidad de estos. Igual, hasta el momento, se desconocen los pormenores de la aplicación de esta, tal cual sucede con los permisos para invertir a ciudadanos de origen cubano.

Cuba: Esta vez no habrá válvula de escape

Si bien hasta ahora no hay signos evidentes de una crisis migratoria hacia los EUA desde la Isla –desde hace años los cubanos emigran a EUA por centroamericana-, tampoco se constata, hasta el momento, en la actual Administración estadounidense, algo que le haga proceder parecido a las crisis migratorias de 1980 -embajada de Perú- y 1994 -crisis de los balseros- con las que el Gobierno de los EUA estuvo dispuesto a recibir miles de cubanos que arribaron a sus costas.

El presidente Donald Trump, si hasta ahora no se ha pronunciado al respecto, por la manera en que éste ha intentado detener, a como dé lugar, la inmigración latinoamericana y musulmana, se puede vaticinar que esta vez no habrá una nueva crisis migratoria. Por tanto, el Gobierno cubano no podrá esta vez utilizar la, tan funcional, válvula de escape.

Foto: Juan Suárez

¿Sobrevivirá el régimen de La Habana a un nuevo Periodo Especial?

Una de las respuestas a esta pregunta fue ejecutada por la investigadora de FLACSO, Delia Luisa López, para quién: “La crisis -asumida por los cubanos como “Periodo Especial” no traerá aparejada el derrumbe de la Revolución en Cuba, aún con sus efectos de escasez alimentaria, de recursos materiales, y disminución del nivel de la calidad de vida de la población”.

Para la investigadora, la ecuación “crisis económica= crisis política y ambas = derrumbe total del sistema”, en Cuba no tendrá lugar, debido a que, si bien el sistema a lo largo de los años ha afrontado muchas crisis económicas, jamás le ha sucedido esto en lo político, el liderazgo de los Castros siempre ha permanecido estable, incluso ha salido robustecido de cada crisis económica.

Lo anterior resulta esclarecedor para entender uno de los posibles rumbos del potencial “Periodo Especial” que hoy amenaza a los cubanos. Es menester tener en cuenta en un análisis de este tipo que, el derrumbe del campo socialista, en Europa Oriental, se debió a decisiones estrictamente políticas y estas son las que no se avizoran en el panorama cubano actual.

Al parecer, lo que pueda llegar de necesidad económica al pueblo de Cuba en los próximos meses, no lo hará acompañado de una crisis política. De ahí que resulte poco probable una desaparición a corto plazo del régimen de La Habana. Al menos, hasta hoy, esto es lo que ha venido demostrando la historia. De ahí que hablar de una desaparición del régimen de La Habana en los próximos seis meses o un año resulta, cuando menos, poco probable.

 

 

Alfredo Fernandez

Alfredo Fernandez: No me fui de Cuba, pues uno no se marcha de donde nunca ha estado. Luego de gravitar por 37 años en esa extraña isla, logré pisar tierra firme, sólo para comprobar que no he llegado a ninguna parte. Quizás y nunca perteneceré a sitio alguno. Ahora vivo en Ecuador, pero por favor, no me crean del todo que ando donde digo, mejor localícenme en la Cuba de mis sueños.

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2 thoughts on “Cuba ante la proximidad de un nuevo Periodo Especial

  • Señor Alfredo: ¿O usted era muy joven o le contaron mal la historia? “…. La Isla, hasta entonces dependiente en lo económico de la URSS, tuvo que afrontar…” ¿Sólo en lo económico? No me haga reir. Si éramos una provincia soviética en El Caribe. Después de 1959, lo único que hemos hecho bien, como paisito; es chuparle la sangre a quienes se nos han arrimado. El Lapón Libre.

  • Interesante narrativa, llena de realidades bien dolorosas para el pueblo cubano…pero el cubano es adaptable por naturaleza, supervive a cada prueba impuesta…y así lo será esta vez, con limitaciones, igual que siempre, pero sin dejarse provocar, pues el poder es codiciado por los de arriba, ya sea de aquí o de allá, y eso es lo que quieren porque si nos quisieran tanto, no apretarían tanto, saben bien que los de abajo son siempre los desdichados.

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