Cuba a pocas horas de un nuevo presidente

 

¿Qué opinan los cubanos ante la designación de su nuevo líder?

By Irina Echarry

HAVANA TIMES – ¿Qué creen que puede suceder el 19 de abril? ¿Están preocupados los cubanos por la salida de Raúl Castro del poder?  ¿Sienten que el nuevo presidente podrá hacer cambios reales en la Isla?

Estas interrogantes me acompañan desde hace rato. Cada vez que salgo a la calle y me encuentro con alguien las suelto a ver cómo caen. Hasta hace dos días estaba muy desilusionada, casi nadie respondía, no por miedo a represalias como pudiéramos pensar, sino porque otros temas requerían más atención.  Ni en las colas ni en la cuadra ni en las guaguas se hablaba del asunto, los termómetros para saber qué piensa la gente solo indicaban indiferencia o ignorancia.

Ahora el Consejo de Estado ha decidido adelantar el inicio de la sesión constitutiva del Parlamento para el miércoles 18 de abril, buen momento para contar lo poco que pude acopiar. No son criterios de politólogos, intelectuales o economistas, sino de gente común, de pueblo, que en su cotidianidad viven desencanto y alegría con la misma intensidad.

Es curioso que nadie mencionara sentir temor por la salida de Raúl del poder, luego de 60 años con el apellido Castro gobernando -para bien y para mal- la vida de todos los habitantes cubanos. No se hizo énfasis en que Raúl seguirá al frente del PCC, que es quien dicta las reglas para dirigir el país. Tampoco se nota mucho optimismo o confianza en que la situación dé un giro drástico.

Acostumbrados a la falta de cambios muchas personas aseguran que nada pasará, “seguirán los mismos problemas y la misma inercia”, según me dijo Armando, profesor de Educación Física de una escuela primaria. “Nada se resuelve de un día para otro, así que el nuevo presidente la va a tener complicada”.

Están los que aseguran que ‘allá arriba’ se están halando los pelos y dando puñetazos,  aunque nosotros no nos enteremos. Algunos piensan que Díaz-Canel no será el elegido como la mayoría especula, y aseguran que la información les llegó de ‘buena tinta’.

Una trabajadora del Ministerio de Educación sostiene que “no hay otro posible que Díaz-Canel, lo han estado apuntalando para eso; lo que no significa que sea para bien.  A él no lo conocemos, hasta ahora solo ha repetido el mismo discurso, nunca se ha salido del guión. Pero ¿quién es? ¿Cómo piensa realmente? ¿Cómo reaccionará la gente ante él? Es un misterio”.

En la calle 23, conmemorando el Día del Perro, un defensor de los derechos de los animales se sentía esperanzado, dijo que el nuevo dirigente querrá borrar la imagen de estancamiento que rodea al ‘antiguo gobierno’. Refiriéndose a la necesidad de la ley de protección animal, según él, lo que hace falta es insistir sin descanso y tal vez ahora se logre.

En una cafetería cerca de la avenida Boyeros, un grupo de ancianos se animó enseguida. “El problema es que el que venga -quien sea- ya tiene la desventaja de no haber peleado por esto, llega de jamón, sin haber dado un tiro. Y esta gente, con sus defectos, que los tienen, se ganaron ese puesto, se jodieron mucho pa llegar hasta aquí”. Otro interrumpió: “Lo que tiene que pasar no pasa, y es que la gente vote por el presidente que le dé la gana. Aunque te voy a decir una cosa, aquí la que se va a formar el día que uno pueda elegir directamente al presidente, va a ser un caos. Porque no sabemos, no estamos preparados”. Dejo a los ancianos discutiendo si somos analfabetos políticos o no; un buen tema, sin duda, pero se diluye en ofensas y gesticulaciones que posiblemente no terminen bien y que no aportan al debate.

Los pocos adolescentes que opinaron creen que da igual quién salga de presidente, la mayoría piensa irse del país en algún momento. ¿Es que va a cambiar algo?, pregunta una muchacha de 19 años que trabaja en un kiosco y no estaba al tanto de la próxima designación de un nuevo líder. Su pregunta no contiene ironía ni dobles lecturas, su tono es de resignación. Un anciano resignado es triste, pero si es una joven quien no tiene la vista puesta en el futuro y solo sobrevive, sin pensar sobre su presente, nos hace pensar en una sociedad enferma. Sus mejores frases fueron: “No sé, ¿van a bajar los precios?, yo quiero conocer lugares bonitos”.

En cambio Maritza, la dueña del kiosco, que ya estaba lista para abrir su paladar cuando Raúl Castro mandó a parar el otorgamiento de nuevas licencias, cree que es mejor que se vaya. “Si Raúl no va a hacer verdaderos cambios lo mejor es que se quede tranquilito disfrutando de sus biznietos donde nadie lo moleste. Mucho alarde al principio y todo ha sido blablablá. Nunca llegó el mercado mayorista ni me permiten importar los productos que necesito. Comprar todo en los mismos lugares donde va la gente que no se dedica al negocio de la venta de alimentos, hace gastar demasiado; eso solo genera problemas. Lo que necesitamos es alguien que de verdad no tenga miedo a abrir la economía, a diversificarla, esa monotonía nos hace mucho daño”.

El tema de los bajos salarios también fue mencionado por todos, pero como un deseo esperado, sin importar quién lo haga realidad.

Algo me quedó muy claro, a las personas no les pasa por la mente la idea de que una mujer tome las riendas del país, no lo ven como algo posible. Primero, no se les ocurre y, cuando insisto, no logran pensar en alguna. Eso no es una casualidad, aunque últimamente el Gobierno ha promovido a Mercedes López Asea, y las mujeres son un poco más de la mitad de los diputados de la Asamblea del Poder Popular, la realidad es que la cúpula aspirante está mayormente formada por hombres.

Miguel vivió en España por muchos años y ahora está de vuelta en la tierra que lo vio nacer. Él tiene una idea diferente de lo que va a suceder, piensa que todo es una gran farsa.  “El día 19, luego de hacer algunas catarsis, si es que pueden, los parlamentarios suplicarán a Raúl que no los deje, que el pueblo quiere continuar bajo su égida, aplaudirán como locos, y a Raúl no le quedará de otra que seguir asumiendo la gran misión de dirigir el país, a petición del pueblo, claro está”.