¿Cuánto tú pagas por la renta?, saludan los cubanos en Miami
Los precios se han disparado en la capital histórica del exilio cubano y hacen la vida todavía más difícil para los recién llegados
Por Alejandro Mena y Juan Izquierdo (14ymedio)
HAVANA TIMES – “¿Cuánto tú pagas por la renta?”. La pregunta se ha convertido en saludo entre los cubanos de Miami y la respuesta es casi siempre una cifra estratosférica. El tema inmobiliario golpea a los recién llegados y desvela a quienes llevan años en Florida, pero las soluciones posibles –mudarse a espacios cada vez más pequeños o a ciudades periféricas– traen nuevas complicaciones: en la capital histórica del exilio no solo está la familia o la cultura, sino también el trabajo.
Lo sabe bien Iván, un habanero de 38 años que desgrana a este diario su rosario de facturas. Descontando la electricidad y otros servicios básicos, el seguro médico y el carro, vivir en el condado de Broward –al norte de Miami-Dade y económico en el pasado– le cuesta más de 2.400 dólares.
Un apartamento, como el de Iván, tiene una habitación, una pequeña cocina, una lavadora y algunos muebles. Para pagarlo, tiene que repartir su jornada entre dos trabajos –como taxista y ayudante de cocina– y aun así no da la cuenta. Quiere mudarse, pero no es sencillo. “Lo que más choca”, cuenta a 14ymedio, “es la cantidad de dinero que implica una mudanza. Alquilar un nuevo apartamento me costará 2.000 dólares al mes, pero a eso hay que sumarle dos meses más de adelanto. Si no tienes al menos 6.000 de entrada no te puedes mudar”.
Iván lleva dos años en Florida y conoce las reglas. Para los recién llegados, la situación es realmente desconcertante, opina, sobre todo porque muchos tienen que pagar aún la deuda que contrajeron con el familiar que los sacó de Cuba, y que puede superar los 10.000 dólares.
“Yo solía explicar que no vivía en Miami sino en Broward, que era más económico hace algunos años. Pero ya está igual”, dice Iván. El pánico crece cuando se vencen los contratos de arrendamiento y el propietario puede subir el precio o sacar al inquilino del lugar. Para quienes quieren mudarse, el vencimiento del plazo es la oportunidad para buscar espacios más económicos.
Una opción son los llamados efficiency, espacios anexos a una casa o edificio mayor –como un garaje– habilitados como cuartos y “con algunas comodidades”, define Iván. Su precio oscila entre los 800 y los 1.500 dólares, en dependencia de las condiciones y la zona. Dentro de Miramar, en Broward, “algunas partes son baratas todavía”, asegura, menos el oeste de la ciudad, donde el alza de precios es alarmante. También es “bastante barato”, dentro del mismo condado, la ciudad de Hollywood, pero “hay lugares a los que nadie quiere ir”.
Un ejemplo es la Pequeña Haití, donde predominan, como es lógico, los haitianos –emigrados desde los años 60 huyendo de la familia de dictadores Duvalier–, que tiene fama de “no ser seguro”. La misma reputación tiene la ciudad de Opa-locka, en el condado de Miami-Dade, donde los alquileres también están baratos, “aunque no mucho más”. “Normalmente la gente no quiere ir allí”, valora Iván.
“Cuando me encuentro con alguien, antes de preguntarle cómo está, es interesarme por cuánto está pagando por la renta, por el carro, etcétera. Ya es todo un tema entre los cubanos de aquí”, lamenta Iván. Revisar el teléfono y encontrar una notificación de pago atrasado, o constatar que la cuenta está vacía y el banco que dio el préstamo para comprar el carro le exige su cuota mensual, es una pesadilla recurrente.
Para el recién llegado de Cuba, aprender cómo funcionan los engranajes económicos de su nueva vida es complicado. Con frecuencia –describe Iván– los cubanos interpretan el starting point o “a partir de tal precio” como la cifra definitiva, solo para constatar que lo que les piden es una cantidad superior a la que esperaban. “Muchos van al apartamento y dicen ‘¡wow!’, pero cuando les dan el precio, más la basura, el internet, el agua, la luz, el alcantarillado… es una locura”, concluye.
Tener un amigo o contactos, o familiares que lleven mucho tiempo en Florida, es la mejor ayuda. “Los que viven allí desde hace rato saben cuándo se libera un lugar”, señala Sara, una holguinera de 47 años que reside en Hialeah. La confianza en el inquilino ha decrecido mucho, sobre todo con las recientes oleadas de cubanos que escapan de la Isla. “Muchos tienen temor a alquilar por peleas y otras razones”, aduce. En su caso, paga “por debajo de la media” porque lleva años en el mismo apartamento y conoce bien a los propietarios del inmueble. Sin embargo, “el inquilino que acaba de llegar siempre viene con mala reputación”.
Los propietarios de inmuebles en Florida tendrán respaldo legal para desalojar de la vivienda a los inquilinos que la ocupen de forma ilegal. Una ley firmada por el gobernador Ron DeSantis decreta la “expulsión inmediata” y el “castigo a los delincuentes que buscan burlar el sistema”.
La ley entrará en vigor el próximo 1 de junio y la Fiscalía de Florida señaló que era una medida contra la inacción de Washington ante la crisis migratoria, que «ha permitido que millones de inmigrantes ilegales crucen la frontera». Según las autoridades, un grupo de migrantes indocumentados tiene un “plan atroz y descarado” para apoderarse de casas, por lo que la ley habilita al propietario para solicitar “la asistencia de un alguacil” y proceder a la expulsión.
También podrán acudir a la Policía si se trata de un antiguo inquilino o uno que esté en disputa legal con el propietario, situación, esta última, que presenta ciertos peligros a la hora de interpretarla. Lo advierte la organización Florida Rising, que considera que la ley «puede llevar a propietarios abusivos a expulsar a inquilinos legales».
Hialeah, una de las ciudades de Florida donde los cubanos recalan con mayor frecuencia, fue señalada en 2023 como una de las peores para optar por un alquiler en Estados Unidos, pese a su popularidad entre los cubanos. “La Ciudad que Progresa proyecta una cara moderna, abierta a las inversiones mientras sus residentes, empleados principalmente a la manufactura, construcción y mantenimiento, ven como los alquileres ascienden a precios inalcanzables para los salarios promedios”, opinaba el pasado enero El Nuevo Herald.
El diario citaba las quejas de varios cubanos, que veían impotentes el auge inmobiliario de la zona, mientras los alquileres rebasan los 2.000 dólares y siguen subiendo. El propio alcalde de Hialeah, Esteban Bovo, dijo al periódico que “un garaje convertido en apartamento” o “una casa rodante” eran soluciones escandalosas al problema de la vivienda en su ciudad y dijo que confiaba en la “autorregulación del mercado”.
La vida, sin embargo, va por otra parte: la última estación del viacrucis inmobiliario son los vehículos reconvertidos ilegalmente en “casas”. El gobierno local tiene en la mira a los que estacionan las mobile homes o trailers –apartamentos sobre ruedas– por tiempo indefinido en algún aparcamiento. Las autoridades han prometido un aluvión de multas y redadas, pero la medida –contra una población en su mayoría migrante y habituada a la vida difícil– no parece destinada a prosperar.