Cuando Galiano se convierte en avenida de Italia

El arte del maquillaje en Cuba

Galiano nunca ha sido una calle fácil. No hay ruta comercial en la capital cubana que no pase por ella: todo muere y nace en sus portales. (14ymedio)

La prensa oficial publica un reportaje sobre una supuesta transformación de la céntrica calle de Centro Habana

HAVANA TIMES – Por el día es la calle Galiano y por la noche se transforma en la avenida Italia. Mientras el sol brilla sobre sus fachadas despintadas y sus muros resquebrajados, es solo una arteria más de Centro Habana, con sus mendigos y sus vendedores informales, pero cuando la tarde cae se convierte en la nueva vitrina de luces navideñas, un destello que encandila a los vecinos y levanta ronchas entre quienes viven largas horas de apagones.

Galiano nunca ha sido una calle fácil. No tiene la amplitud de Reina ni el abolengo del Paseo del Prado, pero no hay ruta comercial en la capital cubana que no pase por ella: todo muere y nace en sus portales. ¿Necesitas una máquina desechable de afeitar? ¿Pegamento para componer la taza de café de la abuela? ¿Un cinto para que no se te caigan los pantalones? Todo eso y más lo hay en la avenida Italia, el nombre que nadie le dice pero del que se puede echar mano si hiciera falta.

Ahora, la prensa oficial habla de transformar la vía y hacerla “un distrito urbano innovador y referente de los principios de la economía circular, la cultura digital y la creatividad y la puesta en valor de los productos de las cadenas de suministro”. Pura palabrería que apenas tiene eco entre los timbiriches de los merolicos y la mirada amenazante de los policías que la patrullan sin parar.

Los medios locales se llenan de imágenes de obreros instalando el tendido con bombillos y no falta la entrevista a algún oportuno transeúnte que hable de las maravillas de esas luciérnagas de esperanza sobre su cabeza. (Empresa Eléctrica de La Habana/Facebook)

“Es un proyecto que se hace con la colaboración italiana, que lo cofinancia. Se trabaja con la Agencia Italiana para el Intercambio Cultural y Económico con Cuba (AICEC)”, detalla un artículo en Tribuna de La Habana que prefiere usar el nombre glamuroso de la calle, para acercarlo –a la cañona y todo lo que pueda garantizar algunos euros– a la península en forma de bota que poco o nada tiene que ver con esa cicatriz en que se ha convertido Galiano y que va desde el litoral habanero hasta el parque El Curita.

En la noche, se hace napolitana y cosmopolita con unas luces instaladas en lo alto y que podrían hacer creer a cualquier turista que eso de la iluminación es común en la calle de las penumbras y las escaleras a oscuras. Los medios locales se llenan de imágenes de obreros instalando el tendido con bombillos y no falta la entrevista a algún oportuno transeúnte que hable de las maravillas de esas luciérnagas de esperanza sobre su cabeza. Pero en Galiano siempre amanece.

La mañana llega y las luminarias ya no se notan, el hombre que pide dinero en una esquina de San Rafael vuelve a rogar por algo para poder comer, la señora que ofrece esponjas para fregar y se esconde cada vez que pasa un uniformado vuelve a recorrer los portales y de la avenida Italia solo queda el recuerdo. El maquillaje solo dura mientras no brille el sol.

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