Creyentes persisten en los vínculos Cuba-EE.UU.

A pesar de las tensiones bilaterales, la Iglesia Discípulos de Cristo, en la ciudad estadounidense de Miami, sigue trayendo donaciones para asilos y hospitales cubanos

Por IPS Cuba

Las tensiones entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos han ido en aumento en los últimos meses. En esta foto, la embajada de Estados Unidos en este país caribeño.  Foto: Jorge Luis Baños IPS

HAVANA TIMES – El sector religioso mantiene a flote los vínculos persona a persona y su trabajo humanitario, mientras se agravan los problemas entre los Gobiernos de Cuba y Estados Unidos y sube de tono el discurso de odio entre segmentos de la diáspora y dentro de la isla caribeña.

“Si inculcas a las juventudes amar este país, si los traes y ven personalmente, son los mejores comunicadores que tenemos. Porque luego les hablan a sus padres, comentan en la escuela, le cuentan al vecino, y contribuyen a que todo vaya cambiando”, dijo a la Redacción IPS Cuba, Ada Katrina Pérez, de la Iglesia Cristiana Discípulos de Cristo, en Miami, donde reside desde 1980.

Durante años, esta enfermera de profesión y creyente visita su país natal, Cuba, con ayudas directas, proyectos de intercambio y acciones colaterales en busca de la reconciliación y el mantenimiento de los vínculos entre la población cubana de ambas orillas.

Medicinas, equipos y otras ayudas que llegaron en un contenedor, gracias al apoyo de la Iglesia Cristiana Discípulos de Cristo, en Miami.  Foto: IPS Cuba

Ayuda a personas necesitadas

Al cierre de febrero, Pérez estuvo en La Habana para repartir medicinas, equipos y otras ayudas que llegaron en un contenedor, gracias al apoyo de la Iglesia. La carga fue recibida en la sede del Consejo de Iglesias de Cuba, para luego beneficiar a asilos, parroquias, hospitales y hogares de niños sin amparo filial.

Hace cuatro años que feligreses de esa parroquia en Miami mantienen una labor solidaria, primero con la realización de talleres para personas que requieren cuidados paliativos, y luego con envíos de artículos como bastones, colchones, camas, muebles y sillas de ruedas, que se destinan a personas mayores y discapacitadas.

En esta ocasión trajeron además de juguetes, cunas, televisores, coches para bebés y bicicletas que irán a manos de niños sin amparo filial y a otros que están ingresados en hospitales por enfermedades crónicas.

Aquí estoy. Cuida y comparte es el lema de esta iniciativa que se ha encargado también de organizar campamentos de verano para pequeños que padecen cáncer.

El pasado año llevaron a 25 de estos niños atendidos en el Hospital Pediátrico Juan Manuel Márquez, de La Habana, a pasar una semana en el balneario internacional de Varadero, en la Casa del Cariño.

Fueron acompañados por sus familias, enfermeras y doctores, y la experiencia se repetirá este año, confirmó Pérez. Próximamente, efectuarán otro campamento para las nuevas generaciones que una a fieles de ambos países.

De acuerdo con la activista, se encargan también de apoyar a jóvenes con adicciones, familias alcohólicas o personas que viven con el virus de inmunodeficiencia humana o sida.

Durante años, Ada Katrina Pérez, de la Iglesia Cristiana Discípulos de Cristo, en Miami, ha visitado su país natal, Cuba, con ayudas directas, proyectos de intercambio y acciones colaterales. Foto: IPS Cuba

Unir a las nuevas generaciones de Estados Unidos y Cuba

“Amo a mi Patria y siempre he servido a mis hermanos cubanos. Me molesto cuando veo que hay necesidades aquí y que muchos cubanos allá rechazan su tierra y todo lo quieren convertir en un asunto político”, compartió Pérez. “Todos somos cubanos y hermanos”, remarcó.

Una de las donaciones que llegó en este contenedor es una grúa para mover a personas encamadas. El equipo tiene un costo de 5.000 dólares y la enfermera cubana lo recibió de uno de los asilos en los que trabaja en Miami.

La congregación de la Iglesia Discípulos de Cristo, de Miami, realiza maratones de venta de comida rápida para recaudar dinero y pagar los contenedores que envían a Cuba.

Además, reciben donaciones de la corporación estadounidense VITAS, dedicada al cuidado de enfermos terminales, con la que trabajan como capellanes el reverendo Vilson Hurtado y la pastora Lisa Miranda, líderes de la iglesia miamense.

Las donaciones recibidas tienen como destino el asilo metodista y el del Ejército de Salvación, además de a niños discapacitados de Matanzas, Villa Clara, el pueblo de Rodas y Varadero.  Foto: IPS Cuba

Una obra de amor

El pastor Jesiel Roque, de la Primera Iglesia Pentecostal de Cuba, en el barrio periférico de Mantilla, lidera una de las iglesias que ha recibido ayudas de Discípulos de Cristo en otras ocasiones, las cuales, asegura, han cambiado la vida de ancianos y niños con enfermedades cerebrales.

“Hemos tenido mucha alegría en la congregación, porque se trata de personas muy necesitadas, que viven en comunidades de tránsito (albergues) y con una situación económica muy difícil. Por eso agradecen mucho esta obra de amor tan bonita de la iglesia de la hermana Ada”, contó.

Lucrecia César Gómez es una de las representantes de la congregación de Miami que viene a Cuba con Ada Katrina Pérez. Pero esta vez no pudo estar y pidió a su sobrina, la joven Dainé Martínez, que viniera desde la ciudad del centro cubano de Cienfuegos para apoyar en la entrega de los artículos.

Al asilo La Colonia, ubicado en el municipio habanero de Boyeros, han llegado las donaciones de la congregación religiosa. Luis Gustavo Olivera Torres participa siempre en la entrega de los objetos a cada uno de los sitios y comenta cómo se ve el cambio con cualquier artículo que se reciba.

“A La Colonia se donaron camas, lavadoras, pintura y otros objetos que cambiaron la estética del lugar. Se ve el cambio después de esto, pues muchos de los muebles que había allí estaban rotos. Ahora los ancianos están más contentos. Esto para mí es algo extraordinario”, expuso.

Las donaciones recibidas tienen como destino el asilo metodista y el del Ejército de Salvación, además de a niños discapacitados de Matanzas, Villa Clara, el pueblo de Rodas y Varadero.

Ada Katrina Pérez refiere que esta claridad de mostrar el destino de las donaciones es lo que ha conseguido que en Miami acabe el mito de que todo se pierde al llegar a la isla caribeña.

“Cuando el contenedor llega, venimos, lo abrimos, llenamos los camiones y vamos directo a los asilos y a los hogares de niños y los entregamos personalmente”, contó la enfermera, que convoca a donaciones en su ciudad de residencia.

“Si hoy voy a cualquier sitio, vemos que lo que trajimos, está ahí. Nada se pierde o va a parar a otras manos. Por eso colocamos todas las fotografías e historias en las redes sociales y las personas confían en lo que hacemos”, puso como ejemplo.