Cómo se vive del arte en una Nicaragua en crisis

La cultura en Nicaragua en crisis lucha por salir adelante. Los artistas recurren a la autogestión para resistir. Cortesía | Niú

Músicos, escritores y pintores deben autogestionar espacios y recursos para promover sus creaciones en medio de la crisis nicaragüense. Es, afirman, su forma de resistencia

Por Mónica García Peralta  (Niu – Confidencial)

HAVANA TIMES – En una Nicaragua en crisis, la cultura también sufre. Pintores, compositores, escritores, y artistas en general, intentan sobrevivir en un país donde los espacios y organizaciones para promover el arte y la cultura ya eran escasos antes de la crisis sociopolítica que enfrenta el país. Con sus cuadros, discos, libros o guiones bajo el brazo, los artistas nicaragüenses hoy recurren a la autogestión cultural para poder exponer su talento y creaciones.

Marlen Gutiérrez, compositor y gestor cultural, define la autogestión como “hacer todo con tus propios medios”. En época de crisis, agrega, “la autogestión es la única forma de exposición; por la polarización en el medio cultural y por la falta de espacios en los que podás desarrollar proyectos culturales”.

La escritora y cofundadora del sello editorial 400 Elefantes, Marta Leonor González considera que “desde que un autor carga un libro en su mochila, para llevarlo a un medio de comunicación, está realizando autogestión cultural”. Una labor que González compara con un “camino pedregoso”.

Para Nabucodonosor Ganímides Morales, actor y director de teatro, la autogestión cultural es “gran parte” de su vida. “Es siempre mantener un proyecto: buscar espacios, personas que crean en lo que estás haciendo y que apuesten por tu arte”, describe.

La pintora Daniela Corea también ha recurrido a exposiciones, galerías, eventos de pinturas en vivo, ferias de arte y cuanta actividad le permita “sacar” su trabajo a espacios donde pueda colocarse. Corea, ha confirmado que la autogestión cultural es una tarea permanente de los artistas nicaragüenses.

Escritores sin espacios para publicar

Marta Leonor González, es escritora y editora del sello 400 elefantes quien con la autogestión de sus libros para poder sacar sus obras. Claudia Tijerino | Niú

Para los escritores nicaragüenses, sobre todo para los nuevos talentos, siempre ha sido difícil conseguir espacios donde publicar. Con el cierre del Centro Nicaragüense de Escritores (CNE) muchos se quedaron sin un sello editorial. 400 Elefantes ha tratado de cubrir algo de este espacio, siendo hoy uno de los pocos sellos editoriales que apoya a nuevos escritores.

“La crisis evidentemente ha dejado a mucha gente desanimada, sin esperanzas, pero también hay muchas cosas positivas. En el caso de los escritores es que están haciendo sus obras en silencio. Y esta crisis también ha generado cosas muy lindas en el sentido de la creación”, valora la escritora y confundadora del sello editorial, Martha Leonor González.

Recientemente, González publicó un poemario titulado Managua 38°, que aborda otra crisis que vivió Nicaragua: la del terremoto de 1972 que devastó la capital, y es, afirma, otro de los “duelos no procesados” que tiene Nicaragua.

González admite que los libros no están en la “canasta básica” de los nicaragüenses, pero sostiene que los autores no deben dejar de escribir. “El tiempo es implacable”, sentencia, y hay que buscar alternativas para publicar, editar y buscar los medios y espacios para promover la lectura.

Música frente a la polarización

Marlen Gutiérrez ha autogestionado distintas disciplinas para darse a conocer, entre ellas la música y escritura. Franklin Villavicencio | Niú

Marlen Gutiérrez tiene años produciendo cultura. Incursionó en la docencia como diseñador gráfico, y también se define como escritor. Ahora está enfocado más en la música, con su grupo Cabeza de Gato, en el que asegura practicar la autogestión cultural “las 24 horas del día”.

Esta labor de tiempo completa, para él y otros músicos nacionales, va desde componer las piezas musicales hasta buscar espacios para presentarlas, y reconoce el reto que representa la polarización como consecuencia de la crisis sociopolítica que vive el país, tras la represión y muerte contra las protestas ciudadanas de la llamada Rebelión de Abril.

“Ahora hay dos grupos de artistas, de gestores culturales y la falta de recursos está más acentuada. Hay menos plataformas. Pero la música se resiste”, sostiene el artista, que igual reconoce el auge de otras propuestas musicales “principalmente contestatarias”.

Gutiérrez precisa que al promover espacios para la música también tiene que tomarse en cuenta la seguridad del evento y el ánimo de la población para asistir a conciertos. “Y ahorita no tenemos eso —lamenta— aunque desde el año pasado hay un poquito más de apertura, pero aun así cuesta”.

A juicio de Gutiérrez, “tiene que haber un cambio sociopolítico para que el panorama artístico cultural en Nicaragua se desarrolle a como debería ser. Ahorita hay bastante vigor, bastante propuesta interesante, de calidad, pero el panorama no genera factibilidad para poderlo desarrollar”.

Pintar para desahogarse

Daniela Corea siente que su pintura cambió a raíz de la crisis, así como todo su gremio. Asegura que la autogestión se ha convertido en la única vía para que los artistas puedan sobresalir. Cortesía | Niú

Era inevitable no mirar el cambio en el panorama cultural después de abril de 2018. Y era más inevitable aún, que las expresiones artísticas no se volcaran a retratar lo que se ha estado viviendo desde entonces: muerte, violencia, represión. La pintura, es quizá una de las disciplinas donde menos se ha visto, precisamente por la falta de exposición. Pero pintar ya no basta.

“Nuestras pinturas son para plasmar lo que sentimos, para desahogarnos, para dar un mensaje. Entonces muchos artistas hablaron de la crisis bajo en sus pinturas. Mi pintura cambió, la de muchos artistas cambió”, comenta Daniela Corea, quien no solo cambió las imágenes que plasma en sus lienzos sino también la forma de exponerlos.

“La autogestión de la cultura es salir a otros espacios para promover nuestro arte. Y eso es lo que hemos hecho después de abril de 2018, donde no solo esperamos que nos abran las puertas de una galería, sino que emprendemos diferentes actividades. Pintamos en vivo en centros de entretenimiento, hacemos ferias con un concepto distinto o bien asistimos a otras actividades artísticas donde también podemos mostrar la pintura”, asegura la artista.

Corea reclama la importancia que tienen las instituciones estatales y privadas para promover la educación cultural. “Si empezáramos en los colegios a promover el arte nicaragüense y conocer a todos los grandes maestros que hemos tenido aquí en Nicaragua, entonces así los niños, los jóvenes, apreciarían más el arte”, asegura Corea.

Una vida en la autogestión cultural

Ya sea en teatro, stand up, danza contemporánea, Nabucodonosor Ganímides cree que la autogestión es más una forma de vida. Claudia Tijerino | Niú

 

Pensar en que un artista no realiza autogestión cultural, “es pensar en algo irreal”, afirma Nabucodonosor Ganímides, director de la agrupación teatral “Los Ilustres Desconocidos” y maestro de teatro de la Universidad de Ingeniería (UNI). “La autogestión cultural significa gran parte de mi vida. Es siempre mantener un proyecto, buscar espacios, personas que crean en lo que estás haciendo y que apuesten por tu arte”, sostiene Ganímides.

Para él, ser director y actor de teatro se ha vuelto más difícil después de abril de 2018. “Creo que la crisis nos ha hecho cerrar filas y demostrar que si el arte es lo que te gusta y es tu profesión vas a luchar por ello. Como todo en la vida, la autogestión cultural es difícil y en cualquier época es vital luchar por lo que vos querés. Pero en época de crisis el artista siempre tiene que desarrollar entre el público un sentido de pensamiento crítico, que inclusive que te llegue a retar como artista”, comenta el director.

Ganímides, y otros miembros de su agrupación teatral, han tenido que diversificar su oferta artística, durante lo que va de la crisis. Han agregado música, danza, títeres e incluso un Stand Up Comedy. Sin embargo, critica que mucha gente se apropia del término “autogestión”, creyendo que solamente se trata de patrocinio, cuando no es así. “Va desde el momento que vos administrás tu tiempo y te enfocás en un proyecto determinado”, advierte.

“Lo importante de la autogestión es desarrollar procesos, desarrollar contactos que te ayuden a prolongar el proyecto en el que vos estás y obviamente, todo en un comienzo tenés que invertir tiempo y dinero”, recomienda.

El apoyo de los centros culturales

En Nicaragua existen todavía algunas organizaciones que promueven la cultura y el arte y procurar espacios y oportunidades para los artistas nicaragüenses. El Centro Cultural de España en Nicaragua (CCEN) ejecuta cada año talleres sobre autogestión cultural para que los artistas conozcan como ser los principales promotores de sus piezas.

“Después del año pasado, el panorama cultural se transformó, se reinventó de manera creativa, e incluso se ha exportado a otros países. Esto demuestra que en cualquier contexto siempre es posible desarrollar proyectos culturales. Esa es la capacidad de la resiliencia: encontrar las oportunidades en medio del caos”, valora Jilma Estrada, Gestora Cultural del CCEN.

Larissa Pavón, gerente de Comunidad de Impact Hub, un colectivo que trabaja con temas de emprendedurismo, destaca que “los artistas tienen que tener conocimientos específicos para hacer una buena labor de autogestión cultural”, desde administración, presupuesto, inversiones, montajes y costos.

Impact Hub dedica parte de su agenda a promover el término de “economía naranja”, que es simplemente visibilizar el impacto económico que tienen las distintas expresiones artísticas, más aún en época de crisis. “Es muy difícil para cualquier persona en este contexto recibir apoyo económico y para los artistas es un poco más complicado todavía y por eso es importante que ellos mismos sepan como autogestionarse”, indica Pavón. Para esta gerente, el arte y los espacios culturales son una forma de expresión, protesta, y refugio que se debe preservar y promover, incluso —y quizá sobre todo— en tiempos de crisis.