Chicas gamers en Cuba: jugar contra la discriminación

Por Sandra Madiedo  (El Toque)  

Lara juega en el Palacio de Computación. Foto: Eduardo González Martínez.

HAVANA TIMES – A Claudia le han dicho “eres la mía” y ha escuchado decir a otros: “no te metas con ella, que esa es mi jeva”. Pasó de ser “una desgracia” a tener una “cantidad de novios en el (juego) DOTA increíble”.

Pero, entre risas, comenta que no están acostumbrados a verla jugar. Ellos, los chicos gamers, la cuidan porque “coño, una jeva dotera no la hay”.

Tal vez, por eso, también a Melania le decían que no sabía jugar. Lara ha llegado a sentirse discriminada: “piensan que somos inferiores, que no tenemos la misma capacidad o habilidad que ellos”; y Dalila los tacha de “machistas, pero a palabras necias, oídos sordos”.

Dalila cuenta que “cuando llevas un tiempo jugando te reconocen”. La razón es que “los entendemos”, agrega Claudia, pues “no es lo mismo tener una novia gamer que una novia normal. La novia gamer te dice vamos a jugar juntos. La novia normal dice «¿qué haces jugando, levántate?»”.

Un estudio[1] acerca de los usos sociales del videojuego en la red SNet, principal escenario de esta actividad en Cuba, refiere que de los 73 usuarios encuestados apenas el 5 por ciento eran mujeres.

Las encuestadas explicaron que “su vínculo más estrecho con el videojuego se inició por medio de sus parejas masculinas, aunque en algunos casos tenían experiencias previas, pero menos sistemáticas”, explica su autor, Félix Manuel González. Así sucedió con Dalila, quien cambiaba las barbies por el Atari.

“Llegamos a ser mejores porque le ponemos más empeño. Ellos nos enseñan jugadas. Nos dicen «ponte a ver tal video que le vas a sacar provecho», y aprendemos de los errores. Ellos mismos nos han abierto espacio y se dan cuenta del interés y de que somos muy pocas”, cuenta Claudia.

Lara cuestiona si tal vez la discriminación de los chicos sea fundada. Aún no sabe por qué las mujeres no pueden dedicarle el mismo tiempo a jugar que los hombres, si ellos también trabajan y estudian.

Claudia durante un enfrentamiento. Foto: Eduardo González Martínez.

Para Claudia, el obstáculo principal son las responsabilidades domésticas, que limitan el tiempo, por ejemplo, en el DOTA. “Es un juego de equipo en el que tienes que estar concentrado en lo que estás haciendo. Estar pendiente al equipo, al minimapa o la estrategia del contrario”.

Pero Dalila difiere de ambas. “No creo que las mujeres dediquen menos tiempo. Las verdaderas amistades las he conocido aquí, porque con el juego muchas relaciones, amistades y la familia, no entienden tu sistema de vida y lo que te gusta y, por lo tanto, no te comprenden, te tiran a un lado”.

“La familia te apoya, pero cuando estás estudiando es estudiar y después jugar. Por ejemplo, gracias al DOTA obtuve 100 puntos en una prueba de Física del Preuniversitario. Me concentré tanto en asociarlo con el DOTA que cuando llegué a la prueba, la hice completa”, dice Claudia.

Ni techo de cristal, ni suelo pegajoso, ni nickname

Varios factores pudieran incidir en la discriminación que afecta a las mujeres en el mundo de los gamers. Por un lado, las limitaciones que impone la sociedad; y, por otro, la influencia de las normas culturales asociadas con las mujeres, como el cuidado de la familia.

Otros elementos del juego también pueden influir, porque a través de la historia “los personajes femeninos están sexualizados y son un área de mucha discriminación y poca visibilización”, comenta la bloguera mexicana y feminista Angélica Contreras, directora de la Revista Quintaesencia.

“Tiene que ver con que el público que más consume y practica son los hombres y, por tanto, los desarrolladores de juego se enfocan en crear estos personajes —femeninos— sexualizados”, comenta Alejandro Ferrera, especialista de eSports y gamer cubano. No obstante, de cierta manera, la competencia cambia esta realidad porque “los muchachos solo sabrán qué sexo eres si tienes un nickname o hablas; de lo contrario, solo te pueden juzgar por tu desempeño”.

Por eso, Dalila llevó el nickname Rodolfo por un tiempo en el que estuvo “estancada, cohibida”, ya que “a las mujeres no les asignan roles principales en la partida”.

Así lo confirma Melania, quien dice que en su equipo ella es la única mujer. Tal vez por eso cuando juegan, como sucede también en el plano internacional, a menudo ponen en silencio el micrófono porque son ofendidas. “Los tengo en mute, se pasan, dicen cada cosa…”.

“La victoria no se restriega”, dice Melania: “nosotras, las mujeres, siempre nos anteponemos y demostramos que sabemos jugar igual que ellos”.

Dalila sueña con crear un team que sea de chicas nada más. Ella, como las otras, ha participado en torneos y en eventos nacionales, pero depende de un equipo que la respalde.

Aunque desde la visión de Ferrera, la mera existencia de este tipo de competición discrimina, porque al ser exclusivamente femeninas no son un medidor de la élite.

Por si fuera poco, entre ellas hay “rivalidad interna”, narra Dalila.

“Las mujeres son muy cazueleras, siempre es un dime que te diré. No puedo ser capitán porque no me gusta mandar, pero mantengo el equilibrio del equipo”, alega Claudia.

Esto ocurre, en parte, porque “la comunidad del DOTA es muy tóxica. Nadie quiere asumir sus errores y el éxito depende de los demás, lo cual puede hacer que seas o muy malo o muy bueno y te discriminen igual”, cuenta Ferrera.

¿Se pueden dividir los dos mundos?

Claudia cree que si se fundara una escuela de eSports en Cuba, “va a reventar. Tendrán que hacer pruebas de ingreso para poder entrar”, dice la jugadora, quien sueña con espacios de entrenamiento que existen en otras partes del mundo, a los que “asistes y te dan clases acerca del juego que vas a competir”.

Claudia y Lara, de izquierda a derecha. Foto: Eduardo González Martínez.

Los eSports han alcanzado tal desarrollo, que ya son considerados por muchos como verdaderos deportes. Esta visión se refuerza por la disciplina, el desgaste físico y el entrenamiento que implica ser un deportista electrónico profesional.

La Agrupación de Deportes Electrónicos de Cuba –organización no oficial de los jugadores cubanos— trabaja para que estas modalidades ganen el reconocimiento del público y el apoyo, pues los cubanos son gamers amateurs que compiten muchas veces en desventaja.

Muestra de esa labor son los torneos nacionales que la ADEC planifica durante el año. El torneo Master Habana de DOTA 2, por ejemplo, se realiza de dos a tres veces; el FIFA 19 se realizará el próximo marzo y existe la proyección de que tenga lugar cada mes.

Uno de los resultados del estudio de Félix Manuel González fue que, sin distinción de sexo, los encuestados manifestaron que “su uso del videojuego había descendido en el último año. La razón principal señalada por 7 de ellos (47%), fueron sus vínculos laborales o estudiantiles”.

La situación internacional para las chicas gamers tampoco es esperanzadora. Existe una gran desproporción en la disponibilidad de competiciones para ambos sexos, además de que no reciben las mismas recompensas económicas que los hombres cuando participan en los eventos.

Al respecto, explica Ferrera, que algunos aspectos ponen en desventaja a las mujeres. Las competencias de hombres atraen mayor audiencia y son más atractivas desde el punto de vista comercial. Las ganancias de estos llegan mediante el espectáculo, la publicidad y mediante el streaming en plataformas como Twicth.

El sitio Esports Earnings ofrece listas actualizadas con la cotización de los equipos y los torneos, que no son pocos a nivel internacional.

Entre estos, comenta Ferrera, está WESG, una especie de olimpiada de los eSport, en la cual se compite en varios videojuegos. Este año habrá varios eventos destacados como el International 2019 DOTA 2 y el The Worlds 2019 League of Legend.

En Cuba, el movimiento gamer pugna por sobrevivir y desarrollarse, con sus dificultades muy propias. Dentro de la comunidad de jugadores creciente, las mujeres se enfrentan a otros problemas como la discriminación. Todo, quizás, por irrumpir en un mundo que no ha sido pensado y diseñado para ellas y querer jugar en igualdad de condiciones.

One thought on “Chicas gamers en Cuba: jugar contra la discriminación

  • Quizás esto obedezca a la concepción machista de la sociedad cubana, donde las niñas están destinadas a determinados roles, aún en estos tiempos, las nuevas generaciones se forman bajo esta concepción, donde el hombre además en más hábil, inteligente, capaz…que chasco…

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