Celia Sánchez: la flor nacional de Cuba

Por Jenny Cressman*

Parque en Media Luna

HAVANA TIMES – Como verdadera flor de la Revolución cubana, se arraigó primero en Media Luna, pueblo llamado así porque el río que lo circunda de manera curvilínea se parece a una media luna. Media Luna se encuentra en la provincia ahora llamada de Granma, la cual recibió el nombre en honor al barco que en 1956 trajo a Cuba a Fidel Castro, el Che Guevara y otros 80 hombres procedentes de México. Sin embargo, en el momento del nacimiento de esta flor revolucionaria, esa región de la Isla todavía era conocida como Oriente (entonces el país estaba divido en tres grandes regiones: Occidente, Centro y Oriente).

Celia Esther Sánchez Manduley nació el 9 de mayo de 1920, de la familia del Doctor  Manuel Sánchez Silveira y Acacia Manduley, que tuvo en total ocho hijos. Sin embargo, fue criada principalmente por su padre, porque su madre murió cuando ella tenía solo seis años.

Después de terminar la escuela secundaria, Celia comenzó a trabajar bien de cerca con su padre en el ejercicio de su profesión; a menudo viajaba a hogares y comunidades aisladas para brindar atención médica, así como para ayudar en la clínica de su padre. Gracias a esa experiencia conoció a muchas familias en la zona rural y montañosa que rodeaba a Media Luna y a Pilón -un poblado costero de la misma zona-, lugar al cual se mudó a los 20 años con su papá.

El conocimiento de Celia tanto de la población local como de las montañas de la Sierra Maestra resultó una gran ventaja cuando se unió al movimiento de resistencia que se estaba desarrollando a principios de la década de 1950.

Exterior de la Casa Museo Celia Sánchez en Pilón, Granma,  Cuba.

Sus hazañas y logros antes, durante y después del triunfo de la Revolución cubana están bien documentados en libros como Un día en diciembre: Celia Sánchez y la Revolución Cubana, de la autoría de Nancy Stout, Celia Sánchez: la leyenda del corazón revolucionario de Cuba, de Richard Haney, y Celia Sánchez Manduley: La vida y el legado de una revolucionaria cubana, de la Dra. Tiffany A. (Thomas-Woodard) Sippial. También se puede encontrar abundante información sobre su vida a través de búsquedas en Internet.

Por ejemplo, pueden encontrar numerosas referencias de la asistencia que ella dio a su padre al transportar un busto de José Martí (28 de enero de 1853 – 19 de mayo de 1895) a la cima del Turquino, el pico más alto de Cuba, aunque algunos recuentos tienen detalles y fechas contradictorios.

Esa efigie de 163 libras fue creada por Jilma Madera, la misma mujer que esculpió la figura de Cristo que supervisa la entrada a la bahía de La Habana. La escultora dijo que contactó al Dr. Sánchez sobre ese proyecto porque él era miembro de la Asociación Cubana de Arqueología y conocía bien el área. Según la mayoría de las fuentes, la instalación en lo más alto de la montaña probablemente se realizó en 1952 o a principios del 53, en reconocimiento a su centenario, cuando Celia habría cumplido 32 años. Creo que es muy apropiado mencionar esto, ya que este año, ella habría cumplido sus propios 100 años.

Una de mis anécdotas favoritas sobre Celia es que le gustaba coleccionar jeeps y tanques, ¡pero no era un pasatiempo privado! Mientras luchó con los guerrilleros en la Sierra Maestras, usó su conocimiento del terreno para ayudar a atraer a las fuerzas de Fulgencio Batista hacia áreas pantanosas donde los vehículos pesados ​​quedarían atrapados, lo cual permitía que los rebeldes conquistaran con éxito a sus oponentes. Hasta el día de hoy, me imagino que gran parte de esa colección de tanques permanece sumergida en los pantanos debajo de La Comandancia de la Plata, la sede secreta de las montañas del Ejército Rebelde.

Los jeeps capturados, junto con otros que ella ayudó a proteger, se usaron durante diferentes etapas de la Revolución. Como aprendió a conducir mientras vivía en Pilón, probablemente condujo algunos de esos jeeps ella misma. Más tarde, en 1959 y más allá, aunque tenía los medios para conducir un vehículo más lujoso, eligió un jeep barato.

Otra historia sobre Celia que nunca me deja indiferente, ya sea que la lea o la cuente, es lo relacionado con lo que la motivó a convertirse en una luchadora rebelde: su profunda compasión por el pueblo de Cuba, especialmente los niños. Un incidente en particular la incitó a alejarse de su posición privilegiada en la sociedad y unirse al movimiento clandestino que buscaba derrocar a Bastista, el dictador corrupto respaldado por el Gobierno de los Estados Unidos y la mafia de esa misma nación.

En 1953 ese brutal régimen estaba firmemente instalado en La Habana y podían hacer lo que quisieran. Para satisfacer las necesidades de los clientes de la mafia que acudían en masa a los numerosos casinos y hoteles de la ciudad, los secuaces de Batista a menudo secuestraban a mujeres jóvenes y niñas para que fueran usadas como juguetes sexuales desechables. Una niña de 10 años llamada María Ochoa, a quien Celia había conocido, ya que ayudó en su difícil nacimiento, se convirtió en una de esas víctimas. Cuando Celia se enteró de que su querida María había sido cruelmente violada y su pequeño cuerpo abandonado como basura en el sótano de un hotel de La Habana, se enfureció tanto que tomó la decisión de cambiar su vida. Y, al hacerlo, ayudó a cambiar el curso de la historia de Cuba.

El trágico secuestro y asesinato de María culminó en agosto de 1953. En ese momento, Fidel Castro y muchos otros rebeldes fueron encarcelados, luego de su fallido ataque contra el Cuartel Moncada en Santiago de Cuba, el 26 de julio de ese mismo año.

Celia comenzó a trabajar con la guerrilla y, en 1954, había ganado gran reputación, lo cual llamó la atención de ambos bandos. Batista le puso un precio a su cabeza, ofreciendo finalmente una recompensa de 75,000 (USD). Fidel comenzó a comunicarse de manera secreta con ella desde la cárcel, elogiando sus esfuerzos de resistencia y expresando su deseo de conocerla.

Cuando Fidel fue liberado de prisión en 1955, inmediatamente huyó a México. Él regresó en diciembre de 1956, pero en realidad no conoció a Celia hasta 1957, a pesar de que ella había jugado un papel importante en la preparación para el aterrizaje del Granma. Si el desembarco hubiera salido según lo planeado, ella habría tenido jeeps esperándolo. Cuando finalmente se juntaron, efectivamente fueron inseparables por el resto de su vida. Si ella no estaba a su lado, generalmente estaba cerca.

Durante uno de los primeros y más importantes discursos de Fidel al llegar triunfante a La Habana, ella estaba allí, en las alas. Cuando él se dirigió a sus compatriotas, para sorpresa de todos, una paloma blanca voló y descansó sobre su hombro durante varios minutos, a pesar de los movimientos animados que realizaba. Celia vio en aquella paloma el espíritu de María, su preciosa inspiración para ayudar a transformar a Cuba. También me parece muy interesante recordar que “La Paloma” era el apodo de Fidel para referirse a Celia.

Él también la llamó la flor más “autóctona” de Cuba, que, en el contexto, puede interpretarse como auténtica o verdadera. Estoy segura de que la amaba y era su amante. Se dice que la única vez que Fidel lloró en público fue en su funeral. Celia murió de cáncer de pulmón el 11 de enero de 1980, y me he preguntado en varias ocasiones si su muerte no sería un factor en la investigación y el desarrollo de medicamentos contra el cáncer en el país. Parece muy apropiado. Ella era una gran defensora del pueblo cubano y estaba preocupada por su bienestar de muchas maneras; quizás su muerte tiene mucho que ver con algunos de los logros médicos de Cuba.

Veo a Celia Sánchez como una mujer que fue multifacética, notable y, de hecho, una auténtica flor nacional de Cuba. Ella floreció de manera brillante, pero dejó el mundo demasiado pronto.
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*NOTA: Este artículo no pretende ser una biografía completa sobre Celia Sánchez Manduley. Es simplemente las reflexiones de la autora sobre algunos aspectos de los primeros años de Celia, mientras vivía en la provincia de Granma.

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One thought on “Celia Sánchez: la flor nacional de Cuba

  • otro articulo para endulzar la figura de una partida de terroristas y tiranos.
    Celia Sanchez se suicido, muy posiblemente, al ver que tumbo a un tirano para poner un monstruo en el poder, debio llenarse de valor en esa hora final y antes de matarse meterle un balazo al tipo que tanta desgracia le trajo al pais.
    Celia al final no le hizo ningun favor al pueblo de cuba, mas bien ayudo a castigarlo de la peor forma posible.
    el gran comandante Huber Matos narra en su libro “como llego la noche” como la celia se ponia a gritar para que el comandante no fuera nunca a una accion de tiros y valentia, diciendo que habia que protegerlo para que la revolucion no fracasara, teatro muy bien montado por el pillo en jefe.

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